lunes, 12 de octubre de 2015

El Pacto Secreto

Faljoritmo

Jorge Faljo

Doce países acaban de terminar de negociar lo que habrá de ser, hasta la fecha, el mayor tratado de libre comercio del mundo. Se trata del Acuerdo Trans Pacífico de Cooperación Internacional –ATP- o TPP, por sus siglas en inglés. Los firmantes del acuerdo son México, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

Es el más amplio por su extensión geográfica en torno a la cuenca del pacífico y porque incluye a varios de los países más extensos; habrá de afectar las vidas del 11.2 por ciento de la población del planeta que en conjunto generan alrededor del 40 por ciento del producto mundial. Incluye a dos de las tres mayores economías, Japón y los Estados Unidos y a otros países menores pero con economías en crecimiento dinámico.

Al día de hoy no sabemos como fueron las negociaciones y que es lo que firmó nuestro secretario de economía. Una de sus principales características es que todos los países participantes acordaron negociarlo en secreto y en los Estados Unidos incluso hubo un decreto por el que se puede acusar de traición y llevar a la cárcel al que revele su contenido. Se trata de una negociación de elites y gobernantes que en conjunto preparan un albazo colectivo. Los congresos de los distintos países podrán aprobarlo o rechazarlo pero no estarán facultados para alterar una sola coma del tratado.

La precandidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Hillary Clinton, declaró que “basada en lo que conozco hasta el momento, no puedo apoyar este tratado”. Para ella un acuerdo de ese tipo tendría que generar buenos empleos en los Estados Unidos y este no se encuentra a la altura. No dijo más porque no puede hacerlo; pero fue suficiente para sumarse a los que desconfían y se oponen, entre ellos los principales sindicatos de trabajadores norteamericanos.

Uno de sus principales críticos es el premio Nobel de Economía y profesor universitario Joseph E. Stiglitz, caracterizado por expresar de manera sencilla los aparentes misterios de la economía. Afirma que este no es en realidad un tratado de libre comercio; la verdad, dice, es que es un acuerdo para manipular las reglas de comercio e inversión en favor de los más poderosos consorcios económicos de cada país.

Entre los más favorecidos según lo poco que se ha filtrado (gracias a Wikileaks) parece estar la industria farmacéutica y de biogenética. Al reforzarse los derechos de propiedad intelectual se aseguran el monopolio de la salud mundial impidiendo el uso de medicamentos genéricos y el desarrollo de la investigación fuera de su control. Esto último porque la nueva investigación tendría que avanzar sobre lo anteriormente descubierto y esto lo prohíben en tanto sea de su propiedad intelectual.

Otra crítica del premio Nobel es la posibilidad de que las empresas demanden a los gobiernos por ganancias no realizadas cuando estos establecen nuevas regulaciones que, por ejemplo, atiendan a la salud de la población, la ecología o el bienestar social. Uruguay está demandado por haber implantado empaques genéricos para la venta de cigarros y Canadá no lo hizo por temor a este tipo de demanda.

Lo peor es que este tipo de demandas internacionales hechas por los equipos de abogados de las grandes transnacionales serían dirimidas en tribunales privados. El marco jurídico de cada país no podría ser modificado si afecta los intereses de las grandes empresas.

Estas críticas al ATP se basan en información parcial. Lo lamentable es la falta de transparencia. Aquí en México el C. Presidente y los secretarios de Hacienda, Economía y de Relaciones Exteriores celebran el acuerdo preliminar sin decir en qué consiste.

Solo sabemos lo que ellos dicen; que va mucho más allá que el Tratado de Libre Comercio de la América del Norte. Se nos doró la píldora del TLC con grandes promesas de crecimiento, empleos y equidad que terminaron en grandes mentiras. Este ATP debe preocuparnos todavía más.

Permítame un planteamiento hipotético de lo que podría suceder. A la discusión y diseño del acuerdo no estuvieron invitados, ni de broma, representantes de las organizaciones de pequeños productores de café. Solo que estamos entrando en un acuerdo de libre comercio con una nueva potencia cafetalera, Vietnam, que gracias a una política de Estado ha logrado multiplicar su producción en los últimos años.

Aquí, por lo contrario, la producción ha caído de seis millones de sacos al año a solo 3.5 millones de sacos. Un factor de la brutal caída ha sido la expansión de una fuerte plaga sin que el gobierno se haya preocupado en combatirla. Cerca de tres millones de pequeños productores, con 1.7 hectáreas cultivadas en promedio, dependen económicamente de la venta de café. Han sido duramente golpeados en los últimos años y ahora el ATP podría ser el tiro de gracia. Sin un plan B para ellos lo que tendremos es incremento de la miseria y el sufrimiento social.

Los costos sociales de los tiros de gracia al cultivo del café, del arroz, de la producción de leche, de la pequeña y mediana manufactura y otros sectores no han sido calculados por “nuestros” negociadores. Pretender que pueden enfrentarse con “zonas económicas especiales” sería otro engaño cruel.

Cierto que en todo tratado, en toda decisión económica unos ganan y otros pierden. Todo apunta a que como en el TLC unos pocos, sobre todo las transnacionales, ganen mucho; mientras que la mayoría pierda hasta la camisa. Esto es posible mediante una nueva maña de nuestras elites; imponen su fanatismo económico religioso, al servicio transnacional, mediante acuerdos con el exterior, en lugar de negociarlo al interior, en un proceso abierto, transparente y soberano. Se ha diseñado un gran albazo colectivo de las elites contra las mayorías.

México es campeón mundial de tratados de libre comercio. Recuerdo lo que dijo un representante empresarial de la pequeña y mediana industria: Con esos tratados tenemos diez en conducta y cinco en aprovechamiento.

No obstante queda la posibilidad de que en otros lugares donde la democracia tiene derecho al pataleo se impida la firma del tratado; en los Estados Unidos, por ejemplo, sobre todo en periodo electoral, no la tienen segura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario