domingo, 10 de abril de 2022

Los jaloneos por la inflación

 Jorge Faljo

Hace unos días unos pocos clientes de un supermercado de la ciudad de Shanghái, China, se dieron de golpes en un pleito por algunas verduras. Se habían detectado casos de Covid-19 en la ciudad y las autoridades, muy al estilo de ese país, acababan de decretar un confinamiento riguroso de la población durante varios días. Así que muchos corrieron a los supermercados a abastecerse de alimentos en previsión del encierro. Una nota peculiar dado que el pueblo chino tiende a comportarse de manera muy controlada, pero en este caso imperaba la prisa y el miedo.

Me viene a la mente la noticia en este momento porque me parece una buena representación de lo que ocurre cuando una mercancía no alcanza para todos los que la quieren, sobre todo si ese producto es verdaderamente necesario. Eso es más o menos lo que es la inflación: una situación en la que la demanda supera a la oferta y se crea un problema de distribución del bien escaso. Usualmente el problema no se resuelve a golpes, sino que el bien sube de precio y la gente debe pagar más si es que lo quiere comprar.

Solo que el dinero es otra manifestación del poder de algunos y de la debilidad de otros. Aquellos que tienen poder de compra, es decir dinero en el bolsillo, podrán pagar más por el bien escaso, mientras que otros posiblemente no puedan comprar todo lo que quieren o necesitan. Golpearse, ejercer el poder de los que tienen más dinero, o de plano el conflicto violento, son a final de cuentas mecanismos, unos peores que otros, de obtener lo que no alcanza para todos.

Lamentablemente este año y el siguiente estarán marcados por una inflación de lo peor. Ya vivimos una situación de elevación de precios que todos resentimos; lo grave es que va a empeorar y se convertirá en un monstruo que asolará al mundo generando hambrunas, empobrecimiento masivo y conflictos. Revisemos la situación en dos etapas; lo que ya ocurrió y la amenaza para un futuro a la vuelta de la esquina.

Los datos son duros. Basten algunos ejemplos. Según el Banco Mundial el precio del trigo subió de un promedio de 201.7 dólares la tonelada métrica-tm-, en 2019 a 315.2 dólares en 2021. Un incremento de 56 por ciento en dos años. El precio del maíz subió de 170.1 a 259.5 dólares la tm. Un incremento de 52 por ciento. Para el mismo periodo el precio de los fertilizantes se elevó en 62 por ciento.

Estos incrementos se debieron sobre todo a que la pandemia provocó confinamientos masivos en ciudades y puertos, con cierres de fábricas y comercios y ausentismo laboral en actividades clave. En suma, paralización de la producción con cuellos de botella en el sistema de distribución internacional, esencialmente naviero, y en las redes nacionales de transporte. Otro de sus impactos fue la multiplicación por cinco del costo del transporte naviero a granel, además de mayores tiempos de entrega.

Datos más actualizados indican un importante empeoramiento de la situación. Para efectos de comparación me referiré a las mismas mercancías.

Los precios mensuales promedio, de enero a marzo de este año, subieron en el caso del trigo, de 374.2 a 486.3 dólares la tonelada; un incremento de 30 por ciento en solo tres meses. El precio del maíz fue, en marzo de este año, un 21 por ciento superior al de enero. Los fertilizantes subieron de precio un 18 por ciento de enero a marzo.

Los promedios del año 2019 comparados con marzo de este año han subido 141% en el caso del trigo, 97% en el maíz y los fertilizantes se incrementaron un 192%.

Mención aparte merece el incremento de precios de los energéticos. El precio del gas natural en Europa subió de 4.80 dólares la unidad de medida internacional en 2019, a 28.26 en enero de este año y a 42.39 en el promedio de marzo. El precio se ha multiplicado casi por 9. Y recordemos que la subida de precio del petróleo se refleja en mayor costo de la gasolina y, en el caso de México, en menores ingresos para el gobierno.  

Estos aumentos de precios ocurren al mismo tiempo que se empobrece la mayor parte de la población del planeta.

Las consecuencias del conflicto en Ucrania y de las sanciones de la alianza occidental contra Rusia apenas se empiezan a reflejar. Ambos países tienen una enorme importancia como proveedores de alimentos en el mundo, sobre todo granos y aceite. Rusia es muy importante como exportadora de energéticos, sobre todo gas.

Ahora la guerra obstaculiza la salida de la producción de alimentos almacenada en ambos países y pone en duda la capacidad para las próximas siembras en Ucrania. De hecho, el alza de precios de la energía y de los fertilizantes provocará que las próximas siembras rindan menores cosechas y que estas salgan muy caras en todo el mundo.

Es decir que las fuertes elevaciones de precios mencionadas no han sido sino el calentamiento de motores de una montaña rusa altamente volátil. Hasta ahora la inflación ha reflejado sobre todo problemas de la mecánica de distribución; más adelante reflejará situaciones de grave desabasto.

Las Organización de las Naciones Unidas, la Organización para la Agricultura y la Alimentación, el Programa Mundial de Alimentos y otras agencias internacionales advierten que el desabasto e incremento de precios provocará hambrunas en las que pueden morir millones. Sobre todo, en los países más vulnerables como Afganistán y Yemen. También en los países del medio oriente, fuertes importadores de granos y aceites comestibles.

Más cerca de nosotros, en América Latina, llama la atención las protestas masivas en Perú por el aumento del costo de la vida, sobre todo de combustibles y alimentos. En la represión a los bloqueos de carreteras y manifestaciones han muerto varias personas; el gobierno estableció un toque de queda que quitó horas más tardes para tomar medidas de alivio social como el incremento en 10 por ciento del salario mínimo del país.

En Egipto y Líbano el alza de precios de los alimentos rebasa la capacidad de las finanzas públicas para seguirlos subsidiando y situaciones como esta han conducido en el pasado a protestas sociales que han llegado a tumbar sus gobiernos. En Tunes la distribución de pan se raciona a varias piezas por persona. En España una nueva reglamentación autoriza a que los comercios puedan limitar la venta por persona para enfrentar señales de compras adelantadas

Cuando veas las barbas de tu vecino cortar pon las tuyas a remojar. En México es muy posible que más adelante el gobierno tenga que optar entre subsidiar la gasolina, o tomar opción por los fertilizantes, o las tortillas.

No nos queda sino esperar lo mejor, pero hay que irnos preparando para lo peor.

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