lunes, 11 de noviembre de 2013

El Reporte del Tesoro

Faljoritmo

Jorge Faljo

Hace unos días se difundió el Reporte al Congreso del Departamento del Tesoro norteamericano sobre políticas económicas y cambiarias internacionales. Es un informe semestral en el que esa oficina analiza, desde la perspectiva norteamericana, su propia situación, la de la economía mundial y las políticas macroeconómicas de los países con los que tienen mayor comercio.

Describe un crecimiento moderado de su economía, alrededor del 2 por ciento anual que se asocia al incremento similar de la demanda de la población. Habrían crecido algo más sino hubiera sido por las restricciones al gasto gubernamental. No obstante tienen 1.3 millones menos empleos que al final del 2007. Un gran número de hogares es más pobre que hace seis años.

En todo caso les va mejor que al resto de las economías industriales y en particular a las de Europa que todavía no logran recuperar los niveles de producción del 2007.

Nada de esto es novedad. Lo que si sorprendió fue la dura crítica del informe a las dos principales economías exportadoras y superavitarias del planeta: Alemania y China. El obstáculo principal al crecimiento es la debilidad de la demanda mundial y lo que propone el Reporte es que estos dos países eleven substancialmente la capacidad de demanda de su población. De esa manera consumirían más, reducirían su superávit y toda la economía mundial se beneficiaría.

Es un consejo del tipo de “hágase la voluntad de dios… en los bueyes de mi compadre”. Solo que tiene razón. La demanda es el motor de la producción. Las economías superavitarias, las que venden más de lo que compran, lo que hacen es apoderarse de la capacidad de demanda de las economías deficitarias. De ese modo expanden su propia producción y destruyen la de sus compradores.

Nada ilustra mejor esta situación que la relación comercial entre México y China. Ellos tienen un superávit de más de 50 mil millones de dólares con nosotros y de nuestro lado tenemos un déficit por la misma cantidad. Su industria crece aceleradamente; la nuestra se desmorona.

Estados Unidos tiene el mismo problema que México frente a China y Alemania, y lo que exige es que ambos reduzcan su superávit comprando más o vendiendo menos. Para el caso de China no solo piden que eleve el bienestar y consumo de su población sino que fortalezca su moneda. Lo que no es posible en el caso de Alemania porque no tiene moneda propia. Tiene al euro y lo comparte con países deficitarios como España, Grecia, Portugal y otros cuyo interés es precisamente el contrario: devaluar para ser más competitivos y equilibrar su comercio.

La reacción alemana frente a la petición norteamericana ha sido literalmente de “mi no comprendou”. Ellos están muy a gusto vendiendo mucho y prestando a los demás para que les compren. Están siguiendo la estrategia básica de los exportadores exitosos: prestarles a los demás para que les compren.

El Reporte del Tesoro se suma al coro de críticas que pone su atención en los desequilibrios del comercio internacional. Antes la Oficina Internacional del Trabajo ha señalado los bajos salarios alemanes como una de las causas de la crisis europea. En esos dos países el incremento de la productividad ha sido superior al del resto del planeta; sus empresas producen mucho y pagan bajos salarios e impuestos y emplean sus altas ganancias en prestar al exterior.

Alemania y China crecen prestando y endeudando a todos a su alrededor. Eso es lo que ya no puede continuar. Y no porque ya no estén dispuestos a prestar sino por la sencilla razón de que la mayor parte de las clases medias, los gobiernos y los países enteros han llegado a sus límites de endeudamiento.

De no darse un cambio en este modelo globalizador sustentado en el endeudamiento masivo, toda la maquinaria productiva planetaria ira atascándose cada vez más empobreciendo a todos.

El mensaje del Reporte es muy claro. También lo es el hecho de que en realidad no va a hacer nada al respecto. No está dispuesto a romper el tabú neoliberal que pregona la libertad de flujos financieros (que no existe en China) y comerciales porque sus propias empresas gigantes se verían afectadas si el resto del planeta empieza a exigir lo que ellos proponen: equilibrio comercial y financiero.

Mientras no existan esos equilibrios unos países seguirán apoderándose de la demanda de sus contrapartes comerciales generando polos de crecimiento de un lado, como es el caso de China; y del otro lado, destrucción de capacidades productivas, como es el caso de México.

Entretanto los pueblos de los dos lados seguirán atrapados en políticas que piden que los demás eleven la demanda y el consumo pero que no están dispuestos a hacerlo ellos mismos, como es el caso de Estados Unidos.

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