Jorge Faljo
Faljoritmo
Habría que suponer que el pasado 5 de marzo, cuando el Presidente Peña Nieto instruyó al titular de SAGARPA “para que convoque a foros y espacios de diálogo y de propuestas que hagan organizaciones campesinas”, su intención era escuchar y propiciar un acercamiento con los productores rurales. Y escuchar es distinto de echarles rollo.
Dijo que habrían de participar todos los productores bajo las tres modalidades de propiedad de un lado, y del otro no solo la Secretaría de Agricultura y la de Desarrollo Agrario y Territorial “sino cualquier otra dependencia que deba tener involucramiento en la actividad del campo”. Es decir que se trataría de una consulta con amplia participación tanto del lado de los productores como del sector público.
Señaló que se trataba de “realmente, emprender una reforma al campo, entendida como el acuerdo y el consenso necesario” para cambiar las políticas públicas y los ordenamientos legales a partir de la experiencia. Para el presidente aquella reunión marcaba el inicio de un amplio debate, de una discusión a fondo, que habría de continuar bajo el liderazgo del titular de SAGARPA.
Pero no. No se ha podido. Y es que las diferencias son muy profundas. Veamos.
Hace unos días Gerardo Sánchez García, el dirigente nacional de la Confederación Nacional Campesina, declaró que a causa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte 2.3 millones de campesinos han dejado sus tierras y otros 5 millones han abandonado la actividad. Considera alarmante el nivel de importación de alimentos y piensa que para ganarle la batalla a la pobreza extrema, la emigración y la intranquilidad social se requiere un estado fuerte y una profunda reforma del campo.
Al día siguiente el titular de SAGARPA dio su respuesta al reunirse con los secretarios de agricultura de Canadá y los Estados Unidos. Se comprometió a mantener las fronteras abiertas que, según él, propician el crecimiento económico y empleo. Pero, si hubiera invitado a ese dialogo al dirigente de la CNC y a los de otras organizaciones habría aprendido que la realidad es otra y habría estado a tono con lo que pidió el Presidente Peña.
El caso es que mientras SAGARPA promueve el libre comercio todas las organizaciones campesinas quieren una real reforma del campo que nos oriente hacia la seguridad alimentaria y aliente la producción interna.
Lo que SAGARPA llama libre mercado es el fruto de intensas negociaciones y reglas que favorecen a unos o a otros y son siempre interpretables. Si los productores de arroz de Japón, o los de granos de Europa, incluso los norteamericanos, son competitivos se debe a las intervenciones de sus respectivos gobiernos para configurar la manera en que operan sus mercados. No hay mercados “naturalitos”, todos son manipulados a favor o en contra.
Los productores mexicanos podrían ser competitivos de un día para otro; cosa de reconfigurar la manera en que opera el mercado. Sobre esa base de competitividad inmediata se emprendería el camino del incremento de la productividad. Así se ha hecho en otros lados y ha funcionado. Es una decisión de estado.
Pero los planes de los ministros de agricultura de Canadá y los Estados Unidos son otros: asegurar que México siga siendo un buen cliente de sus productores. Tienen, en este momento, dos poderosos motivos: maíz y azúcar.
Nuestros vecinos tuvieron una muy buena cosecha de maíz este año. Lo que provocó una caída del 33 por ciento del precio en esta temporada. Tienen mucho maíz que vender y bastante barato. Las puertas abiertas de México les van a permitir arrasar con la producción nacional. La publicación del programa sectorial de SAGARPA, donde se promete obtener la seguridad alimentaria para México para el fin de sexenio les ha preocupado. Pareciera que los ministros de agricultura de Canadá y Estados Unidos vinieron a asegurarse que eso quede en mera palabrería.
Justo en estos días en Estados Unidos se acusa a México de hacer dumping con un exceso de exportaciones de azúcar barata que daña a los productores norteamericanos. Sin embargo sus mismos analistas temen que si ellos cierran sus fronteras al azúcar mexicana, México podría cerrar las suyas a la fructosa norteamericana. Esos ministros vinieron a asegurarse que ellos si pueden proteger su producción y nosotros… como de costumbre.
Nuestro campo necesita una transformación profunda basada en el dialogo, en la discusión sin temor a las palabras fuertes. Estas siempre son mejores que la desintegración social, la violencia y el riesgo a la seguridad nacional que presenta la situación actual.
Pero lo que tenemos es un dialogo de sordo. Así, en singular, porque no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni al de arriba ni a los de abajo.
Ante esta situación el Congreso Agrario Permanente, el Consejo Nacional de Organizaciones Rurales y Pesqueras y sectores del Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas acordaron organizar foros paralelos para dialogar entre ellos y con otros sectores de la sociedad mexicana. Es un paso importante. Los foros de rollo mareador organizados por SAGARPA no les permitían hablar.
No se rehúsan a continuar en el dialogo con el gobierno sino todo lo contrario. Le piden a SAGARPA que no se agandalle el balón y sume a sus consultas a las secretarías de Medio Ambiente; de Desarrollo Agrario; de Desarrollo Social; de Economía y de Hacienda. La lógica es evidente: transformar al campo exige la participación de todos los que están del lado de la producción y la sociedad y, también, de todos los que desde el lado del gobierno diseñan la política pública.
¿No es eso lo que pidió el Presidente?
El Mito del Ejido y el Reparto Agrario en México.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=_dg4-QbjOi0
La Reforma al Campo y Los Foros Anunciados Por Enrique Peña Nieto.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=jhqmUrurLC0
Economía Estancada 2014 ! Hacer al ejidatario propietario, no "derechoso" 29 de mayo de 2014
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