domingo, 20 de julio de 2014

Mamá Rosa: ¿y el gobierno, apá?

Faljoritmo

Jorge Faljo

Cucarachas en las paredes, comida descompuesta, hacinamiento, olores a orines y excrementos, suciedad, situación carcelaria, abusos sexuales entre huérfanos y posiblemente hasta de sus guardianes adultos. Alimentos y ropa donada en buen estado que no se había distribuido a una población indigente y desnutrida. Más que orfanato una perrera de acuerdo a la declaración altamente difundida de un niño de diez años.

Eso se encontró la fuerza policiaca, más propia del asalto a un nido de terroristas bien armados y que se hizo acompañar de una bien preparada cobertura televisiva y periodística. Entraron a buscar mugre y la encontraron en abundancia; las fotografías son elocuentes. Rápidamente se armó el juicio en los medios, antes que las denuncias ante la justicia, y la nota roja se logró posicionar como tema prioritario en la tele, el radio y los periódicos.

Tal vez no podía esperarse otra cosa en un orfanato sustentado en la caridad privada donde se hacinaban más de 500 niños y jóvenes de ambos sexos, dirigido por una anciana de 80 años con problemas de salud.

Pero he aquí que un grupo de más de veinte notables intelectuales del país, entre ellos a Elena Poniatowska, Cristina Pacheco, José Woldenberg, Roger Bartra, Lydia Cacho, Juan Villoro, Jean Meyer y otros de este importante calibre llaman a respetar la obra y la persona de Rosa Verduzco y condenan la humillación de la que llaman una gran trabajadora social.

Vicente Fox, expresidente de México, le mandó un mensaje de solidaridad donde dice saber todo el bien que ha hecho a miles de niños y jóvenes. Enrique Krauze nos recuerda otro asunto al señalar que a Mamá Rosa en 66 años no le estallaron tanques de gas matando bebés. También a su favor están las declaraciones de adultos agradecidos por haberles dado sustento, educación y hasta una carrera. Hasta manifestaciones ha habido en su apoyo.

Es decir que el asunto es controvertido y después de las graves acusaciones la balanza de las declaraciones oficiales empieza a inclinarse a favor de hablar más de ineficiencias y descuidos que de actos criminales de la directora.

En lugar de policía y ejército el orfanato pudo ser “asaltado” con una veintena de trabajadores sociales, de trabajadores de limpieza, de administradores, todos ellos pagados por el gobierno; además de recursos para mejorar las camas, pintar las paredes y apoyar en serio a los centenares de niños y jóvenes. Muchos de ellos ahora dicen que no saben que van a hacer y que no tienen a donde ir.

Pero tal vez lo más sorprendente es que la mayoría de estos “huérfanos” tienen madres, padres, tíos, hermanos, primos; es decir familias. Lamentablemente familias que no los pueden cuidar, dar de comer, formarlos y encauzar. Sobre este punto hay que poner la mirada.

El orfanato de Mamá Rosa era un agujero negro a donde iban a dar los despojos de la indigencia y desintegración familiar. Es el mismo origen de los niños del hambre que intentan llegar a reunirse con sus padres en los Estados Unidos y que ahora México se compromete a hacerle la tarea a los Estados Unidos y detenerlos en nuestra frontera sur.

¿Y el gobierno, apa? ¿Es que judicializar la mugre resuelve el asunto? Estamos ante un problema que refleja la ausencia de una política social en la que el Estado asuma sus responsabilidades constitucionales. Hablo de los derechos humanos básicos a la alimentación, a vivir en un entorno saludable, a la educación de calidad y diría yo, el derecho a vivir en familia. Pero eso requiere empleo, vivienda digna, servicios públicos de calidad, guarderías, apoyos alimentarios. En esta ausencia para muchos un orfanato así era peor que nada.

Quedan por hacer preguntas clave sobre este operativo: ¿porque ahora y porque así?

Parece que el asunto de fondo es tratar de distraer y ocultar otras realidades aún menos vistosas. Una demostración de gran fuerza contra un orfanato mugroso, poner el grito en el cielo puede darle a muchos la idea de que existe control y gobernabilidad, hasta preocupación social. Eso en lugar de la incapacidad para encauzar dos conflictos en crecimiento.

Me refiero en primer lugar a las manifestaciones que demandan la liberación del Dr. Mireles y de los autodefensas con los que fue arrestado. Los bloqueos carreteros, las mantas de apoyo y otras manifestaciones no parecen disminuir. Aunque es difícil valorarlo debido a que la estrategia gubernamental es que no hay información.

La operación Mamá Rosa ha sido tan exitosa mediáticamente que incluso tapa la información correspondiente a la aprobación acelerada de las nuevas leyes energéticas que permiten la “ocupación temporal” de las tierras donde desee invertir el sector privado. Se busca acelerar la reforma para darla por hecha antes de que las marchas campesinas, sindicales y sociales en defensa de la tierra lleguen a la ciudad de México el próximo miércoles 23 de julio.

El horror de la guerra contra el crimen de Calderón, con su centenar de miles de muertos, se está complicando al añadirle el problema no resuelto con las autodefensas y, previsiblemente, futuros conflictos con los campesinos.

La violencia interna parece conducirnos a que la única manera de que llegue inversión extranjera será que a estas grandes empresas se les permita tener sus guardias blancas. Como las tenían las compañías petroleras a las que se enfrentó Cárdenas. Hay que ir preparando una reforma complementaria señores.

1 comentario:

  1. Tienes razón. Pero, también hay que añadir que en este país existen más defensores de animales que de niños. Y en este asunto se aplica aquella frase de "vicios privados, virtudes públicas"

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