domingo, 15 de marzo de 2015

Un país donde hay gobierno

Jorge Faljo

Faljoritmo

Ecuador acaba de sorprender a sus países vecinos, Colombia, Chile y Perú, imponiendo una sobretasa de aranceles a 2,800 productos que constituyen el 32 por ciento de sus importaciones. El incremento no es parejo sino que va del 5 al 45 por ciento según el tipo de mercancía y el gobierno señala que se trata de importaciones no esenciales y que la medida no habrá de impactar al grueso de las importaciones y al consumo mayoritario. Es decir que le pega sobre todo a los estratos de ingresos medios y superiores.

Las sobretasas son: los bienes de capital y materias primas no esenciales pagarán un cinco por ciento más de arancel; los bienes de “sensibilidad media”, un 15 por ciento. Todos los productos que contienen alcohol (licores, cerveza, vino), todo tipo de calzado, textiles y ropa, así como llantas, cerámica, partes electrónicas y refacciones para automotores pagarán un 25 por ciento más.

Finalmente la mayor sobretasa, la del 45 por ciento, se aplica a bienes de consumo como algunas frutas, carnes frías, alimentos procesados (salsas, mostaza, galletas, jugos), lácteos (quesos, leche en polvo, yogurt), adornos, aparatos musicales, electrónicos, televisores y motocicletas.

Las sobretasas no se aplican al 68 por ciento de las importaciones y se excluye explícitamente por ejemplo, a los aceites y harinas comestibles, el atún, los medicamentos, productos de higiene personal, herramientas manuales y artículos para la producción interna en las industrias de cuero, papel y textil.

Algunos aranceles y tasas han sido renegociados con los países vecinos para mantener, en lo posible, una buena relación comercial. No obstante para el gobierno de Ecuador el asunto de fondo es que la medida es indispensable para proteger su economía dolarizada. Hay que recordar que desde el año 2000 no cuenta con moneda propia; abandonó el sucre y decidió emplear el dólar en su interior. Lo más que hace es emitir lo que llamaríamos morralla, monedas de escaso valor. Pero los billetes que circulan son dólares y obviamente no está en libertad de imprimir los que necesita.

Tal situación le impone a Ecuador límites infranqueables; si entran menos dólares tendrá que amarrarse el cinturón y reducir sus importaciones. Justo es este el caso. Poco más de la mitad de sus ingresos de exportación se originaba en la venta de petróleo y la fuerte caída del precio significa una reducción de aproximadamente la cuarta parte de sus ingresos.

Hay un problema adicional; el dólar se ha encarecido frente a casi todas las monedas del mundo. Y eso significa que las mercancías ecuatorianas se encarecen y se hacen menos competitivas. Lo que también impacta su capacidad de exportación de productos no petroleros.

Con el incremento de aranceles el gobierno espera reducir las importaciones en 2,200 millones de dólares, lo suficiente para obtener un superávit en su balanza comercial. Un efecto adicional es que los aranceles le proporcionan ingresos al gobierno que los podrá emplear en programas que mitiguen el impacto y promuevan la producción para el mercado interno.

Ecuador se encuentra altamente globalizado y el impacto externo es inevitable. Sin embargo lo que muestran las decisiones de su gobierno es la posibilidad de no simplemente dejarse llevar, sino de manejar el impacto. Encarecer unas importaciones significa también proteger que no se encarezcan otras. Hacer que se gasten menos dólares en ropa importada o televisores significa que haya suficientes dólares para comprar, harina o medicinas.

Que va a ser golpeado es algo que conoce el gobierno: tendrá menos dólares. Pero por lo menos decide de cuales mercancías va a comprar menos; cuáles precios van a subir y cuales no; que grupos serán más afectados y que otros serán protegidos.

Eso es gobernar a diferencia de ir al garete de las condiciones que dicte el mercado; es decir los de mejores ingresos.

Por otra parte es cierto que el gobierno ecuatoriano tiene otras opciones para cubrir la baja de ingresos en dólares. Podría vender propiedades (subsuelo, playas, minería o alentar la venta de sus bancos, industrias, comercios); o podría endeudarse, lo que tarde o temprano llevaría a vender propiedades.

Sin embargo su elección es aguantar el golpe, encarecer las importaciones de manera selectiva y diferenciada y promover la substitución de importaciones al tiempo que defiende el mercado interno. Esto último es lo más interesante; impulsar la producción interna de lo que se va a dejar de comprar. Lo cual no es posible en muchas cosas, por ejemplo televisores; pero si se puede en otras, como textiles y ropa. Lo cual requiere defender la capacidad de compra de la mayoría.

En la última negociación salarial los trabajadores y los patrones no lograron ponerse de acuerdo; así que fue el gobierno el que decretó el monto del incremento, más cercano a la posición empresarial que a la de los trabajadores pero de cualquier manera superior a la inflación. Es interesante saber que el salario mínimo ecuatoriano es, para el 2015, de 354 dólares. Unos 5,400 pesos mexicanos; es decir que allá si alcanza para comer.

En los últimos años Ecuador ha mejorado el nivel de vida de su población, crece a un ritmo acelerado y tiene un gobierno con amplio apoyo popular. Pero es un país pequeño y sigue siendo pobre; así que sus noticias no llaman mucho la atención internacional. Aquí la retomo como un caso de política pública interesante; de un país donde hay gobierno.

Aquí estamos acostumbrados al no gobierno; a negar, como el avestruz, que pase nada, a echarle la culpa al exterior y a dejar que “las fuerzas del mercado” decidan que, cuando y como han de ocurrir las cosas. Yo preferiría un gobierno que gobierne; sobre todo cuando viene el golpe.

1 comentario:

  1. Sr. Faljo excelente sus comentarios. Y como dice siempre le echamos culpa al exterior o el no pasa nada, y muy bueno el ejemplo con el país de Ecuador, que se "fajan" para aplicarse en la medida de proteger a su mercado interno. Cosa que en México estamos peleados y seguimos dependiendo en gran medida de las importaciones y mucho de los capitales foráneos, "hasta que nos pase el tren por encima". Saludos

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