Faljoritmo
Jorge Faljo
Llegó el ébola de manera brutal y amenaza con ser una enfermedad devastadora. Es un virus asesino que provoca hasta el 90 por ciento de fallecimientos en sus infectados y aun no existe una vacuna para prevenirlo o tratamiento para curarlo.
Dijo el presidente de Sierra Leona que es “una tragedia imprevista en tiempos modernos”. Solo es comparable al sida, pero se expande mucho más rápido. En pocas semanas ha habido más de ocho mil contagios y cerca de la mitad de muertos. Pero lo que preocupa es su crecimiento exponencial y, seamos cínicos, que puede salir de África y llegar al primer mundo; de hecho a todos lados.
Imposible medir el sufrimiento humano pero, sin ignorarlo, también podemos decir que está provocando un desastre económico. En Guinea, Sierra Leona y Liberia cerca de la mitad de las parcelas agrícolas (café, mandioca, arroz) han sido abandonadas. Las cadenas de transporte y los puertos están semiparalizados. Las compañías extranjeras retiran a su personal externo y congelan sus actividades. Las exportaciones caen, los compradores internacionales desaparecen y los precios de los alimentos básicos se disparan en países cuya población ya sufre hambre.
La mayor parte de las compañías aéreas han suspendido sus vuelos a esta región del África occidental. Una muestra del impacto global de la enfermedad la da la huelga de trabajadores de limpieza en los aeropuertos de Nueva York debido al peligro de contagio y a su carencia de equipo y capacitación. Tal vez no exagera la secretaria de salud de los Estados Unidos, Sylvia Burwell, cuando dice que “el país está asustado por esta enfermedad”.
El tratamiento hospitalario del enfermo llegado de Liberia fue de alrededor de 20 mil dólares diarios. Aparte los costos de poner en cuarentena en una casa especial y bajo vigilancia a sus familiares, desinfectar el departamento en que vivió (ninguna empresa lo quería hacer), investigar y dar seguimiento a todos sus posibles contactos; hospitalizar en zonas de alta seguridad a simples sospechosos. Esto requiere no solo dinero sino capacidad institucional.
El primer caso de contagio fuera de África fue el de una enfermera en un hospital de alta seguridad de Madrid. Así que el resto de Europa le exige a España que explique cómo pudo ocurrir. Al parecer la enfermera al quitarse el traje de protección se tocó la cara con la mano enguantada con la que había tocado a un enfermo. Muchos piden la renuncia de la ministra de salud debido al deterioro en que se dejó caer al sistema de salud español.
El ébola pone a prueba la capacidad del sistema de salud de cada país y del mundo en general. Tanto en Estados Unidos como en España se mandó a su casa a dos enfermos contagiosos, y solo días después, ya graves, se les admitió. Lo que ocurre es que la enfermedad empieza con una ligera fiebre y dolor de cabeza, como otras enfermedades poco graves. Lo malo es que el enfermo es altamente contagioso desde los primeros síntomas y no hay disponible una forma rápida de hacer el diagnóstico.
El mundo está a prueba; hay sospechosos de tener la enfermedad en Australia, Francia, Macedonia, República Checa y seguramente los habrá en más lugares. La mayoría han sido falsas alarmas.
Guinea, Liberia y Sierra Leona son los más afectados y los más impreparados; tienen un promedio de dos médicos por 100 mil habitantes. Su estructura institucional es muy pobre, tardan semanas en trámites burocráticos para desembarcar la ayuda internacional en los puertos; hasta hace poco su población no comprendía el peligro y en algún caso llegó a darse el pillaje de… sabanas infectadas en un hospital.
La ayuda internacional empieza a llegar. Los Estados Unidos destacan como país donante con el envío de cuatro mil militares y unos 400 millones de dólares para la construcción de 17 clínicas, más de 270 mil trajes de protección y más de 500 toneladas de productos diversos y un equipo de epidemiólogos que, con personal de apoyo suma 140 personas en campo.
Japón ha comprometido 40 millones de dólares; China otros 3 millones en efectivo, tiene ya instalada una clínica con 58 trabajadores y planea enviar otros 170, incluido personal médico. India se comprometió con 12.5 millones de dólares y Rusia envió un equipo de 8 virólogos y ropa de protección. Otros países africanos envían personal médico y ayuda diversa. Inglaterra manda 750 personas a construir clínicas y Francia una clínica con 15 doctores.
De América Latina destacan los 413 mil dólares de Brasil y el reciente anuncio de Argentina de que trabajando con muestras enviadas por la Organización Mundial de la Salud ha desarrollado una nueva manera de detectar la enfermedad en 24 horas.
Sobre todo llama la atención Cuba que de todo el mundo es el país que más personal médico ha enviado para la atención directa a los enfermos de Sierra Leona; unos 50 doctores y 115 enfermeros. Además ha instalado un campamento de entrenamiento en la isla para reproducir las condiciones africanas y preparar equipos similares para Guinea y Liberia.
La Organización de las Naciones Unidas calcula que se necesitan mil millones de dólares y multiplicar por veinte la ayuda actual. Al parecer el elemento crítico es el personal médico de campo. Así que si los más ricos ponen sobre todo clínicas, suministros y dinero y los cubanos al personal mejor entrenado del mundo para estos tipos de emergencia tal vez pronto tengamos la buena noticia de una verdadera integración de esfuerzos entre unos y otros.
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