lunes, 27 de octubre de 2014

Evo, el que supuestamente no sabe de economía.

Faljoritmo

Jorge Faljo

Evo Morales, el presidente de Bolivia, acaba de ser reelecto para un siguiente periodo presidencial que habrá de durar hasta el 2020. Consiguió un triunfo indiscutible con el 61 por ciento de los votos mientras que su competidor más cercano obtuvo el 25 por ciento.

Evo es un indígena cuya lengua materna es el Aymara y proveniente de una familia de campesinos, jornaleros y criadores de llamas muy pobres. Desde los seis años de edad acompañaba a su padre a la zafra en el norte argentino y se dedicaba a pastorear llamas. Cuatro de sus siete hermanos fallecieron antes de los dos años de edad y señala que esa es la suerte de la mayoría de los niños indígenas; considera que él y otros dos hermanos tuvieron suerte y sobrevivieron.

A los doce años acompañó a su padre en una caminata de un mes para llevar las llamas a otra zona. Parte del camino se hizo a lo largo de una carretera donde pasaban autobuses repletos de gentes que por las ventanas arrojaban cascaras de naranjas y plátanos que él recogía para comer. Una de sus aspiraciones de la infancia era algún día poder viajar en uno de esos autobuses.

Desde la adolescencia Evo empezó a destacar como organizador de equipos deportivos primero en su escuela y luego en todas las de la región. Para poder estudiar trabajó como ladrillero, panadero y trompetero.

Poco después su familia emigró para ser colonos en otra región de Bolivia donde gradualmente se convirtió en organizador de los cultivadores de coca. Este es un cultivo milenario en la tradición indígena y muy importante en la dieta andina. De acuerdo a un estudio de la universidad de Harvard es una de las plantas más nutritivas del mundo. Además de ser fuente de proteínas y minerales es un estimulante importante para soportar los rigores de la altura y la escasez de oxigeno del país, además de que es analgésico y calma el hambre y la sed.

Lo anterior explica que alrededor de ocho millones de personas la consuman diariamente. A los turistas que llegan a La Paz (capital de Bolivia) se les ofrece en forma de té para su adaptación a la altura.

Evo se convirtió en el más importante activista cocalero y todavía es coordinador de las seis federaciones de productores de coca del país. La lucha por la defensa de este cultivo indígena fue muy dura. Desde los años noventa los Estados Unidos le exigían al gobierno de Bolivia seguir una política de “coca cero”, es decir destruir los plantíos, mientras que las organizaciones indígenas demandaban que la estrategia fuera de “cocaína cero” para combatir solo su refinamiento y exportación. En estas luchas Evo fue encarcelado y hubo varios intentos para asesinarlo.

Fue candidato presidencial en las elecciones del 2002 y cuatro días antes de la elección el embajador norteamericano declaró que si los bolivianos elegían a los que quieren que Bolivia sea un exportador de cocaína importante la ayuda norteamericana estaría en riesgo. Evo le agradeció el exhorto porque aumentó su popularidad. Años después llegaría a la presidencia con mayoría absoluta de votos, algo inusitado, sobre todo por ser el primer presidente indígena de su país.

Pero Evo no fue reelecto de manera abrumadora por su defensa de la cultura, la nutrición y el bienestar indígena; sino porque ha sabido conducir la economía del país y conseguir un muy importante incremento del bienestar de la mayoría.

Juan Antonio Morales, que fue presidente del Banco Central de Bolivia de 1995 a 2006, dijo que toda la política económica de Evo va en contra del crecimiento económico y sin embargo los resultados son extraordinarios.

Efectivamente, en 2013 la economía boliviana creció un 6.8 por ciento; mientras la de México rengueaba al 1.1 por ciento. En 2010, después de cinco años de gobierno de Evo el Banco Mundial ascendió a Bolivia de ser un país de bajos ingresos a uno de ingresos medios. Al mismo tiempo elogió la política fiscal y monetaria del país aunque criticó la falta de un clima adecuado a la inversión externa.

Y es que Evo ha sido un nacionalizador de los recursos naturales del país, en particular los yacimientos de gas; lo que le ha permitido reorientar esos ingresos hacia las mayorías y disminuir notablemente la pobreza. Alrededor del 34 por ciento de la economía es controlada directamente por el gobierno.

Su política nacionalizadora se ha traducido en desinversión externa lo cual hace que los dólares sean escasos y caros y orienta el consumo a los bienes y servicios generados internamente. Así que el crecimiento del ingreso mayoritario impulsa la producción y el empleo internos, y crea las bases para una alianza con los empresarios productivos nacionales. Bolivia, a diferencia de México no tiene una economía importadora, en la que sus empresarios medianos y pequeños no serían competitivos, sino una estrategia de fortalecimiento de su propio aparato productivo.

El Banco Central de Bolivia otorga crédito directamente a las empresas públicas; lo que lo abarata y libra al gobierno del chantaje de los financieros. Aquí no se permite que el Banco de México otorgue crédito al sector público.

Lo más notable e importante, el verdadero motor de la economía boliviana es el fortalecimiento del mercado interno. Bolivia es mucho más pobre que México y sin embargo tiene un salario mínimo mucho más alto. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo el salario mínimo visto en términos de poder de compra creció de 142 a 242.7 dólares entre el 2000 y el 2011. El de México es hoy en día muy inferior al boliviano, de solo 173.9 dólares, ni la mitad del promedio de América Latina que es de 365.9 dólares.

Un salario mínimo boliviano equivale al 60 por ciento de su producto interno per cápita, que es exactamente el promedio en América Latina. El mínimo mexicano es de solo el 15 por ciento. Si México estuviera a la altura de Bolivia nuestro salario mínimo sería cuatro veces más alto; como hace más de treinta años, antes de la estrategia empobrecedora.

Las claves del éxito en Bolivia son un salario mínimo fuerte y en crecimiento, una estrategia no importadora; combate efectivo a la pobreza, políticas de apoyo a la producción interna y bajo financiamiento externo (sin remesas, ni venta de empresas, ni atracción de capital especulativo). Por eso ganó Evo, el que supuestamente no sabe de economía.

Hay mucho que aprenderle antes de que aquí terminemos en estado fallido.

A otra cosa.

¿Por qué Banco de México dejó de hacer su informe anual? Es una ausencia que contribuye a la opacidad sobre nuestra situación económica.

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