domingo, 15 de marzo de 2015

Un país donde hay gobierno

Jorge Faljo

Faljoritmo

Ecuador acaba de sorprender a sus países vecinos, Colombia, Chile y Perú, imponiendo una sobretasa de aranceles a 2,800 productos que constituyen el 32 por ciento de sus importaciones. El incremento no es parejo sino que va del 5 al 45 por ciento según el tipo de mercancía y el gobierno señala que se trata de importaciones no esenciales y que la medida no habrá de impactar al grueso de las importaciones y al consumo mayoritario. Es decir que le pega sobre todo a los estratos de ingresos medios y superiores.

Las sobretasas son: los bienes de capital y materias primas no esenciales pagarán un cinco por ciento más de arancel; los bienes de “sensibilidad media”, un 15 por ciento. Todos los productos que contienen alcohol (licores, cerveza, vino), todo tipo de calzado, textiles y ropa, así como llantas, cerámica, partes electrónicas y refacciones para automotores pagarán un 25 por ciento más.

Finalmente la mayor sobretasa, la del 45 por ciento, se aplica a bienes de consumo como algunas frutas, carnes frías, alimentos procesados (salsas, mostaza, galletas, jugos), lácteos (quesos, leche en polvo, yogurt), adornos, aparatos musicales, electrónicos, televisores y motocicletas.

Las sobretasas no se aplican al 68 por ciento de las importaciones y se excluye explícitamente por ejemplo, a los aceites y harinas comestibles, el atún, los medicamentos, productos de higiene personal, herramientas manuales y artículos para la producción interna en las industrias de cuero, papel y textil.

Algunos aranceles y tasas han sido renegociados con los países vecinos para mantener, en lo posible, una buena relación comercial. No obstante para el gobierno de Ecuador el asunto de fondo es que la medida es indispensable para proteger su economía dolarizada. Hay que recordar que desde el año 2000 no cuenta con moneda propia; abandonó el sucre y decidió emplear el dólar en su interior. Lo más que hace es emitir lo que llamaríamos morralla, monedas de escaso valor. Pero los billetes que circulan son dólares y obviamente no está en libertad de imprimir los que necesita.

Tal situación le impone a Ecuador límites infranqueables; si entran menos dólares tendrá que amarrarse el cinturón y reducir sus importaciones. Justo es este el caso. Poco más de la mitad de sus ingresos de exportación se originaba en la venta de petróleo y la fuerte caída del precio significa una reducción de aproximadamente la cuarta parte de sus ingresos.

Hay un problema adicional; el dólar se ha encarecido frente a casi todas las monedas del mundo. Y eso significa que las mercancías ecuatorianas se encarecen y se hacen menos competitivas. Lo que también impacta su capacidad de exportación de productos no petroleros.

Con el incremento de aranceles el gobierno espera reducir las importaciones en 2,200 millones de dólares, lo suficiente para obtener un superávit en su balanza comercial. Un efecto adicional es que los aranceles le proporcionan ingresos al gobierno que los podrá emplear en programas que mitiguen el impacto y promuevan la producción para el mercado interno.

Ecuador se encuentra altamente globalizado y el impacto externo es inevitable. Sin embargo lo que muestran las decisiones de su gobierno es la posibilidad de no simplemente dejarse llevar, sino de manejar el impacto. Encarecer unas importaciones significa también proteger que no se encarezcan otras. Hacer que se gasten menos dólares en ropa importada o televisores significa que haya suficientes dólares para comprar, harina o medicinas.

Que va a ser golpeado es algo que conoce el gobierno: tendrá menos dólares. Pero por lo menos decide de cuales mercancías va a comprar menos; cuáles precios van a subir y cuales no; que grupos serán más afectados y que otros serán protegidos.

Eso es gobernar a diferencia de ir al garete de las condiciones que dicte el mercado; es decir los de mejores ingresos.

Por otra parte es cierto que el gobierno ecuatoriano tiene otras opciones para cubrir la baja de ingresos en dólares. Podría vender propiedades (subsuelo, playas, minería o alentar la venta de sus bancos, industrias, comercios); o podría endeudarse, lo que tarde o temprano llevaría a vender propiedades.

Sin embargo su elección es aguantar el golpe, encarecer las importaciones de manera selectiva y diferenciada y promover la substitución de importaciones al tiempo que defiende el mercado interno. Esto último es lo más interesante; impulsar la producción interna de lo que se va a dejar de comprar. Lo cual no es posible en muchas cosas, por ejemplo televisores; pero si se puede en otras, como textiles y ropa. Lo cual requiere defender la capacidad de compra de la mayoría.

En la última negociación salarial los trabajadores y los patrones no lograron ponerse de acuerdo; así que fue el gobierno el que decretó el monto del incremento, más cercano a la posición empresarial que a la de los trabajadores pero de cualquier manera superior a la inflación. Es interesante saber que el salario mínimo ecuatoriano es, para el 2015, de 354 dólares. Unos 5,400 pesos mexicanos; es decir que allá si alcanza para comer.

En los últimos años Ecuador ha mejorado el nivel de vida de su población, crece a un ritmo acelerado y tiene un gobierno con amplio apoyo popular. Pero es un país pequeño y sigue siendo pobre; así que sus noticias no llaman mucho la atención internacional. Aquí la retomo como un caso de política pública interesante; de un país donde hay gobierno.

Aquí estamos acostumbrados al no gobierno; a negar, como el avestruz, que pase nada, a echarle la culpa al exterior y a dejar que “las fuerzas del mercado” decidan que, cuando y como han de ocurrir las cosas. Yo preferiría un gobierno que gobierne; sobre todo cuando viene el golpe.

lunes, 9 de marzo de 2015

Regreso al futuro

Faljoritmo

Jorge Faljo

En esta semana el peso rebasó, a la baja, la paridad que tuvo al final de enero del 2009. Dicho de manera más sencilla; nunca el dólar había estado más caro para nosotros los mexicanos. No se trata, sin embargo, del regreso a una situación ya vivida. Sería demasiado simple creerlo y alentaría la falsa esperanza de que el peso se repondrá de esta caída.

La situación es muy diferente a la de hace seis años. En aquel entonces acababa de ocurrir la crisis financiera norteamericana que golpeó a las economías de todo el planeta y ese problema externo parecía explicación suficiente a nuestras dificultades.

Debido a la apertura de nuestra economía fuimos particularmente vulnerables a la crisis iniciada en los Estados Unidos y sufrimos una caída del 6.0 por ciento del PIB. Bueno, no tanto porque en 2013 el INEGI cambió la metodología del cálculo y resultó que en realidad solo se redujo en un 4.7 por ciento.

Lo que me recuerda una novela en la que el oficio de historiador consistía en reescribir y reinterpretar los hechos del pasado de acuerdo a lo más conveniente como experiencia y guía para el presente (pequeña disgresión que me dicta el inconsciente).

Aquel tropezón parecía explicable en primer lugar por el problema externo y en segundo, de manera más concreta, por el puñado de empresas mexicanas que se habían dedicado a la especulación financiera, habían perdido mucho dinero y desde fines del 2008 y a principios del 2009 compraban dólares en México para pagar sus deudas en los Estados Unidos.

De fines del 2008 a principios del 2009 Banco de México vendió unos 30 mil millones de dólares de reservas y a pesar de ello la presión de salida de capitales seguía devaluando al peso. Se empezaba a generalizar la inquietud y parecía iniciarse, como en las caricaturas, una bola de nieve que crecía en su descenso. Seguir vendiendo reservas contenía la devaluación pero incrementaba la inquietud y era a fin de cuentas contraproducente.

Cuando ya Calderón se resignaba a la devaluación y empezaba a señalar sus bondades resultó que Banco de México, el Fondo Monetario Internacional y el tesoro norteamericano instrumentaron una estrategia de generación de confianza. Los dos últimos le extendieron líneas de crédito a Banxico para emplearse en la defensa del peso, y este último ofreció endeudarse lo que fuera necesario para contar con los dólares que le fueran demandados. A esta estrategia se le llamó blindaje financiero.

Aparte de la seguridad de que habría dólares para cuando quisieran hacer su toma de ganancias (vulgo salida de capitales), se les ofreció a los inversionistas atractivas tasas de interés, ganancias en la bolsa libres de impuestos, efectivas protecciones legales y mucha vista gorda para transacciones dudosas. Se garantizó también que la moneda flotaría y se encarecería; es decir, libertad especulativa.

Tal conjunto de medidas, conocidas como blindaje financiero, tuvo éxito. Los años siguientes se caracterizaron por una fuerte entrada de capitales, el peso se encareció y la bolsa de valores destacó por su racha de ganancias.

Fueron también años de venta del país acelerada. Año tras año buena parte de los grandes empresarios mexicanos decidieron aprovechar el buen momento para vender sus empresas e internacionalizar su fortuna. Hicieron un gran negocio.

Así que el blindaje financiero nos trajo varios años de lo que pomposamente llaman estabilidad macroeconómica. Acompañado de un crecimiento económico cada vez más raquítico, sin generación de empleo, con empobrecimiento de las mayorías y con un atroz incremento de la violencia. Sería el equivalente a un “mal del puerco” originado en el buen comer grasa financiera improductiva.

Durante años nuestra clase política defendió esa artificiosa solidez macroeconómica como lo realmente importante; lo demás parecían problemas de nacos, muy por abajo de su campo de visión.

Hemos regresado a la paridad de principios del 2009 pero ahora en una situación radicalmente diferente. La imagen de la clase política mexicana se encuentra deteriorada; ya no parece capaz de garantizar las ganancias y seguridad de los grandes capitales en equilibrio con un clima de credibilidad interna en la autoridad y con paz social.

Ya no quedan muchos activos nacionales atractivos que vender. La última gran oferta era la propiedad del subsuelo a costa de los derechos de la propiedad social y de la nación. Pero el precio del petróleo se desplomó apachurrando fantasías al nivel de la revista ¡Hola!

No hay manera de hacer productivo al capital. El deterioro del mercado interno no hace atractiva la producción y durante años ha sido mejor negocio traer importaciones. Pese a ciertas ventajas naturales no hemos podido demostrar competitividad internacional, excepto en la maquila automovilística. Lo peor es que se han perdido las condiciones mínimas de seguridad personal incluso para hacer inversiones de medio pelo.

Así que no estamos como en el 2009; esta vez la devaluación va en serio. No la contendrán los viajes a Buckingham y más valdría pensar en decididos planes de contingencia para producir aquí lo que tendremos que dejar de comprar afuera. La solución no será el empobrecimiento desestabilizador sino un cambio de estrategia que ponga la prioridad en producir para nosotros mismos y en consumir lo que podemos producir; es decir, en reconstruir el mercado interno.

domingo, 1 de marzo de 2015

Palo dado…

Faljoritmo

Jorge Faljo

No le fue nada bien a México en las notas internacionales de los últimos días. Se publicó un correo personal del Papa, dirigido en confianza a un viejo amigo, en el que refiriéndose a la criminalidad en Argentina le decía: “Ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror”.

Ante la reacción de indignación de la cancillería mexicana Jorge Bergoglio dijo que no tenía la intención de ofender a México. Tal vez el Papa no consideró que su cuate aprovecharía el mensaje para advertir a sus compatriotas argentinos del riesgo en que están. Pero de que lo dijo, lo dijo. Y según el dicho los niños, los borrachos y el Papa siempre dicen la verdad (¿o no era así?).

Casi al mismo tiempo Alejandro González Iñárritu, al recibir en Hollywood el Oscar como director de la mejor película del 2014, convocó a las fuerzas celestiales para cambiar la situación en su país de origen. En uno de los foros más vistos del planeta, de resonancia mediática mundial, con 36 millones de telespectadores, dedicó el premio a sus compatriotas en México y dijo: “Rezo para que podamos encontrar y tener el gobierno que merecemos.”

La ceremonia de entrega de estos premios no es un lugar propicio para discursos políticos ni palabras altisonantes, pero rezar por un buen gobierno no les suena mal a los gringos y el mensaje fue breve pero clarísimo.

Donald Trump, uno de los milmillonarios más seguidos por la prensa mundial, indignado porque un mexicano (Iñárritu) fuera tan aclamado desfogó su rabia en su cuenta de Twitter diciendo que el sistema legal mexicano es corrupto y fue terminante al decir: “No hagan negocios en México.”

Hay que señalar que Trump no es cualquier magnate. Además de una fortuna de cuatro mil millones de dólares, tiene 2.8 millones de seguidores en Twitter; fue conductor de un “reality show” durante tres temporadas; ha escrito varios libros sobre cómo enriquecerse y ha comprado y organizado el concurso Miss Universo. Es decir que, a diferencia de otros súper ricos, a este le gusta mucho llamar la atención, y lo consigue.

De lo anterior concluyo que nuestro gobierno ya perdió la batalla mediática mundial. La imagen del país se ha desbarrancado en los últimos meses y esto último es parte de la andanada de cerezas que le caen a este pastel. Lejos están los momentos felices de la visita de los recién casados al Papa; de presumir la casa blanca en la revista emblemática de la nobleza española; de los premios internacionales, o de salir en la portada de la revista Time como el salvador de México.

Tan abismal perdida de “rating” indica que se perdió la guerra de las apariencias y ahora habrá, espero, que pensar en lo substancial. Un primer paso será escuchar en serio y con serenidad los mensajes del exterior.

Es cierto, lamentablemente, que la situación en “de terror”; es cierto que impera la corrupción y la impunidad; y es verdad que ya no se podrá depender de la entrada de capitales externos, del petróleo y de los migrantes para contar con los dólares que nos han permitido ser grandes consumidores de productos importados. No es solo un problema económico; todo apunta a una pérdida de legitimidad de las instituciones en más de un sentido: nuestras elites no saben gobernar, son autoritarias y no se les da la economía (solo las finanzas, que no es lo mismo).

Hay que cambiar de rumbo. Así que ¿por dónde empezar? Diría que por no jugar al avestruz, ni a la dignidad ofendida. Hay problemas muy serios que exigen solución real y no anuncios triunfales sobre, por ejemplo, los miles de comedores militares en los que no se puede comer en familia.

Son tantos los asuntos que es difícil seleccionar donde empezar. Como quiera que sea me brincan a la mente dos, fuertemente interrelacionados: democracia y mercado interno.

Hay un enorme monopolio del poder que no admite disidencia alguna y que nos debilita. No hay municipio libre, sindicatos independientes, comunidades y ejidos autogestionarios, o un congreso y una suprema corte eficaces para marcar límites al ejecutivo y a los poderes fácticos que lo respaldan. Todos estos espacios se han vertebrado y subordinado a un poder superior que no tiene respuestas adecuadas para todos los de abajo. No se permite la inteligencia, organización e iniciativas locales para resolver problemas locales. La toma de decisiones está muy lejos de los ciudadanos.

La democracia real se sustenta en la existencia de actores independientes, capaces de expresar su propia voz, sus intereses y negociarlos en un juego complejo de equilibrios entre todos ellos. Para ello se requiere que todos estos espacios rindan cuentas hacia abajo; hacia la ciudadanía.

Sin embargo hoy en día el gobierno le tiene más miedo a la sociedad organizada (que le pide cambios de fondo) que al crimen organizado (con el que con frecuencia entra en relaciones de complicidad). Lo que existe es una red de complicidades entre actores que se cubren las espaldas unos a otros y que garantiza la impunidad de todos.

Cambiar requiere una reconfiguración institucional de fondo que no se logrará en las siguientes elecciones. Pero servirán para marcar el distanciamiento entre la sociedad y el cuerpo político que dice representarla.

Lo segundo es rehabilitar el mercado interno como motor de una economía incluyente y con bienestar social. No crecemos porque la población se empobrece y ahora la situación empeorará por la enanización de un gobierno de por si pequeño y la disminución de la inversión externa. Más temprano que tarde los inversionistas empezarán a abandonar el barco.

Así que urge recrear las condiciones en las que el campo y la industria puedan producir a plena marcha; en primer lugar con las capacidades que ya tienen. Hay tierra que sembrar, maquinaria y equipos subutilizados y millones en busca de empleo productivo y digno.

Abandonemos la idea de que es imprescindible la inversión externa. Lo que necesitamos es recuperar el mercado nacional para centrar el esfuerzo en producir y consumir lo nuestro. Sobre esa base se puede si, conquistar mercados externos. Esa sería la cereza del pastel; primero hay que cocinar el pastel. Y para eso necesitamos tener el chef que nos merecemos.

domingo, 22 de febrero de 2015

Galletas de niña exploradora

Jorge Faljo

Faljoritmo

Cheryl Schuman, ahora conocida como la reina de la cannabis (vulgo mota), tiene una historia de altibajos. Es una estupenda vendedora a la que le gustan los riesgos y los excesos. A los 24 años fue millonaria por su propio esfuerzo y luego lo perdió todo. En un momento dado tuvo que dormir tres semanas en su carro con su hija hasta encontrar un trabajo de bajo sueldo en una óptica.

Pero tuvo suerte; un día entró a la tienda Michael Jackson disfrazado y sigiloso, ella lo reconoció y le ofreció atenderlo en su casa. Aunque sin el instrumental más adecuado logró salir del paso y el ofreció ponerla en contacto con varios famosos que también se interesaron en ser atendidos en casa.

Desde ahí se encumbró a ser la proveedora de lentes para el sol y armazones en los sets de filmación de películas al aire libre, y de atención a la elite en sus casas. Se volvió a enriquecer y, más importante aún, ganó una valiosa red de contactos de alto nivel en la industria fílmica de Hollywood. Lo que ahora le permite presidir su creación más famosa: el Club Cannabis de Beverly Hills.

En ese club unos 1,700 socios reciben atención a domicilio; desde comprar una onza (28.3 gramos) de mariguana por modestos 10,540 pesos, a numerosos otros productos y accesorios. Incluyendo cenas y encuentros exclusivos entre miembros de la elite californiana.

El mercado norteamericano de la mariguana legal (y subrayo legal), ya supera los dos mil millones de dólares anuales y Schuman aspira a posicionarse como proveedora de la crema y nata de los consumidores. No se trata tan solo de vender mota sino una variedad de productos que se expande cada día a partir de una definición amplia de lo que es la mariguana medicinal y que se prepara para la legalización del consumo recreativo en el 2016.

Se ofrecen en el mercado aparatos que calientan y vaporizan los aceites de la mariguana sin llegar a prenderles fuego. Eso permite extraer su esencia, que es filtrada y convertida en vapores de alta intensidad y libres de carcinógenos. Con la ventaja adicional de la discreción; olvídese del olor a petate quemado.

La oferta es amplia, hay vaporizadores fijos y portátiles que llegan a costar 500 dólares. Sus promotores dicen que por su eficiencia extractiva se pagan en un año. Shuman promociona un vaporizador de oro, de gran elegancia, y diseñado para emplear cartuchitos de mota de 99 dólares cada uno.

Esta reina de la cannabis esperaba a no más de 15 señoras a su primer seminario sobre como beneficiarse de este nuevo mercado. Llegaron unas cuarenta con el interés de aprender y compartir intereses de negocios. Ahí se discutieron en varias mesas las estrategias para crear sucursales y clínicas y otras estrategias de venta; incluyendo servicios de diseño de locales, fotografía y video asociados, caramelos y velas aromáticas. El tema común en esos seminarios es, simplemente, como hacer dinero con las crecientes oportunidades que ofrece la comercialización de cannabis.

Naturalmente que ese mercado no es solo de ricos. Entre los mecanismos de la oferta popular llama la atención la instalación de máquinas expendedoras automáticas. Son capaces de leer identificaciones oficiales y de verificar si la foto corresponde al rostro del cliente. Si la maquina acepta al cliente este puede comprar un gramo de mariguana a 15 dólares, y también aceites esenciales, vaporizadores y otros accesorios. La variedad de mariguana que se vende se llama “galletas de niña exploradora”.

Por cierto que la asociación nacional de niñas exploradoras anunció que analizará si plantea una demanda a esta empresa distribuidora por darle ese nombre a la yerba. La empresa señala que esa es una de las variedades más conocidas y populares y que es vendida no solo por ellos sino por muchos otros distribuidores.

También se ofrecen ya cremas para el dolor reumático, cremas estimulantes, extractos (para cocinar por ejemplo), galletas, caramelos, comida enlatada para mascotas, champús, parches para la piel (para un abasto continuo y uniforme) y camisetas cuya tela incluye fibras de la planta.

Es previsible el establecimiento de cadenas de “cafeterías” donde, como en Holanda, puedan los clientes encontrarse para un rato de relajamiento, conversación y, tal vez, coqueteo.

La rapidez con que se diseñan y ponen en el mercado estos productos se explica por procesos de investigación, selección de variedades y diseño de productos que datan de años atrás; de cuando la mota era ilegal.

Hoy en día estas ofertas no son uniformes en los Estados Unidos, dependen de la situación legal en cada estado. Los que permiten el consumo recreativo son la punta de lanza del desarrollo de la oferta; pero no se quedan muy atrás los que solo permiten el uso medicinal bajo una interpretación amplia. No es difícil obtener una receta si tiene cáncer o una enfermedad muy dolorosa; también es suficiente si declara tener insomnio, dolor de cabeza o nerviosismo.

Cuando Estados Unidos legalice el consumo recreativo de mota a nivel federal se disparará a los cielos una oferta diversificada, de calidad, y respaldada mediante hábiles campañas propagandísticas de productos asociados, incluso turismo.

México, un importante productor de petróleo es ahora importador de gasolinas. Así que no me extrañaría repetir la historia y que cuando Estados Unidos se convierta en potencia cannabica aquí, con el rezago de costumbre, se legalizará. Entonces lo que era exportación y entrada de dólares mal habidos se convertirá en importaciones de mota y salida de dinero, con toda legalidad, a favor empresarios extranjeros que se nos adelantaron.

domingo, 15 de febrero de 2015

Falciani: la punta del iceberg

Faljoritmo

Jorge Faljo

El 18 de marzo del 2008 Hervé Falciani envió mensajes por internet a las autoridades y servicios secretos de Alemania, Inglaterra y Francia ofreciéndoles una lista de evasores fiscales.

Falciani, un ingeniero en sistemas franco – italiano, había sido contratado en el 2006 para mejorar la estructura informática de una sucursal del banco HSBC en Ginebra, Suiza. Advirtió a sus jefes y a las autoridades suizas que era un mecanismo propicio a la evasión fiscal. No le hicieron caso. Fue hasta el 2008 que entró en contacto con la administración fiscal de Francia y al fin del año les entregó la lista.

Alertadas las autoridades suizas le reclamaron a Francia, en enero del 2009, el arresto y la extradición de Falciani. No lo consiguieron aunque Falciani tampoco conseguía llamar la atención. Es hasta junio de ese año que un procurador de justicia ordenó hacer una investigación preliminar por lavado de dinero y remite, ahora formalmente, la lista a la administración fiscal del país. Un mes después el ministro del presupuesto declara que existen tres mil posibles evasores fiscales franceses con cuenta en Suiza.

Por un tiempo Francia le asigna a Falciani una falsa identidad y este solo sale a la calle disfrazado. En 2012, los servicios de inteligencia norteamericanos le advierten que su vida corre peligro. Siguiendo su consejo huye a España donde se entrega a la justicia para responder a las acusaciones provenientes de Suiza. Se le acusa de violar el secreto bancario, robar datos industriales, intentar vender la lista y de alterarla con datos falsos.

Sin embargo la justicia española decide que el secreto comercial no debe usarse para ocultar delitos, que no había pruebas de que intentó vender la lista y, en contra, era evidente que había intentado entregarla varias veces sin pedir nada a cambio. Para entonces el gobierno francés había verificado los datos correspondientes a sus ciudadanos y declaró que eran exactos.

A fines del 2012, después de cinco meses de cárcel Falciani fue liberado. Desde entonces vive oculto y separado de su esposa e hija por razones de seguridad. Sigue perseguido por la justicia suiza y tal vez por varios de los muy poderosos a los que denunció.

Falciani entregó el listado también al periódico Le Monde. Y aquí la historia se bifurca en dos caminos; el de las instituciones y el de la investigación periodística.

Francia ha investigado a la fecha a los dueños de 2,304 cuentas, las de más de un millón de euros. En su mayoría han aceptado regularizar su situación y han pagado en conjunto más de 300 millones de euros de manera “voluntaria”.

La administración fiscal de España promovió también una regularización fiscal y recuperó 260 millones de euros. Solo que hace apenas unos días esto se convirtió en escándalo y las autoridades fiscales que concedieron esta amnistía, en lugar de llevar a varias docenas de grande evasores a la cárcel, han sido indiciadas. Es posible que sean las autoridades fiscales las que terminen tras las rejas.

En Estados Unidos crece la presión para que no se repita lo ocurrido en 2009. En aquel año el HSBC pago una multa de mil 900 millones de dólares por el lavado de dinero proveniente del narcotráfico. Esta vez, debido a que el mismo banco alentó la evasión fiscal, muchos piden que algunos de sus funcionarios vayan a la cárcel.

Bélgica está investigando varios miles de cuentas y calcula que puede recuperar 360 millones de euros en impuestos. Le ha solicitado información a Suiza pero este país la niega. El conflicto sube de tono y el gobierno belga amenaza con expedir órdenes de arresto para los dirigentes actuales y anteriores del banco y de la sucursal.

No obstante lo anterior, fue la investigación periodística independiente encabezada por Le Monde la que acaba de poner el dedo en la llaga. Ese periódico convocó el 14 de septiembre del 2014 a los medios de comunicación más prestigiados del mundo a una reunión secreta donde les repartió copias de la lista. Se integró un equipo de 154 periodistas de 47 países que acordaron trabajar la información de manera discreta y concertada. Sus revelaciones son impactantes.

Entre el 9 de noviembre del 2006 y el 31 de marzo del 2007 (menos de cinco meses) estaban vigentes unas 130 mil cuentas bancarias en una sucursal del Banco HSBC en Suiza. Unas 106 mil eran cuentas personales y el resto de sociedades anónimas y en ellas transitaron, según las autoridades francesas, más de 200 mil millones de dólares.

Las cuentas pertenecen a ricos de todo el planeta. Muchos son gente conocida: políticos, un rey incluido, empresarios, estrellas del cine y del deporte, doctores y abogados de renombre; también hay traficantes de armas y drogas, criminales, patrocinadores de organizaciones terroristas y más. Sin embargo la mayoría están a nombre de gentes anónimas que se declaran empleados, amas de casa, estudiantes y también hay niños. Los investigadores concluyen que en la lista hay constelaciones de prestanombres en torno a los verdaderos magnates.

Falta mucho por descubrir pero de momento todo indica que la lista no es sino la punta de un iceberg gigantesco. Los datos de otros bancos, otras sucursales, otros periodos de tiempo podrían multiplicar lo que ya se sabe. Pero esto nunca lo sabremos.

La OCDE propone transparentar estos flujos de capital y los representantes de varios países dicen también desearlo. Pero no será fácil. Suiza se opone rotundamente; a los paraísos fiscales tampoco les conviene. Y el hecho es que sin decirlo abiertamente un sistema financiero internacional realmente transparente no conviene a los poderosos del planeta ni a sus gobiernos.

Los verdaderamente ricos logran ocultar sus fortunas; en muchos casos mal habidas. Las guardan en forma de riqueza que no genera producción, ni empleo y para colmo se rehúsan a pagar impuestos. Impuestos bajos, proporcionalmente menores a los que pagan sus secretarias, sus asistentes, usted y yo.

lunes, 9 de febrero de 2015

Syriza; Izquierda se escribe en griego

Jorge Faljo

El pasado 25 de enero, en Grecia, la coalición de 13 partidos y grupos de izquierda, llamada Syriza, ganó el primer lugar del voto de los ciudadanos. Su ofrecimiento fue acabar con las políticas de austeridad que le han sido impuestas en los últimos años. La coalición se integra con grupos maoístas, trotskistas, comunistas, socialistas democráticos y euroescépticos y obtuvo 149 de los 300 asientos del congreso. Para lograr mayoría y formar gobierno, en ese sistema parlamentario, se alió con un pequeño partido de la derecha nacionalista. Aquí el calificativo de izquierda o derecha se queda corto; lo importante es que todos se oponen a la austeridad impuesta desde el exterior.

Alexis Tsipras, de 40 años de edad, es el nuevo primer ministro griego. Se formó como líder estudiantil y en las juventudes comunistas. Posteriormente ha mostrado sus habilidades de concertador entre corrientes políticas distintas. Lo que no se puede atribuir a su sola capacidad sino a la de toda la izquierda para dejar a un lado disputas menores e intereses personales y formar este nuevo partido.

Recién nombrado primer ministro Tsipras acudió a conmemorar a los héroes griegos masacrados en la segunda guerra mundial por los nazis. Una manera de recordarle a Alemania la deuda histórica que tiene con Grecia a quien no le pagó compensaciones de guerra ni la deuda por el dinero que le tomó “prestado” cuando la tenía bajo su dominio militar.

Que Alemania no pagara la mayor parte de sus deudas y compensaciones de guerra fue una decisión tomada en 1953 por los países aliados, en particular los Estados Unidos. El motivo de fondo era que deseaban que Alemania se desarrollara económicamente para alejar el fantasma del comunismo.

Tsipras nombró como representante ante el parlamento europeo a un veterano de 92 años de edad que continuamente ha reclamado el pago de esas viejas deudas alemanas y que, tomando en cuenta los intereses acumulados, sería hoy en día el doble de lo que Grecia debe.

Además Grecia no favoreció el aumento de las sanciones económicas que Alemania y Francia pretendían imponer a Rusia. El acuerdo fue que las sanciones continuarían pero sin elevarse. Como la decisión tenía que ser unánime la posición griega fue determinante para no aumentar el castigo a los rusos.

El cambio político en Grecia ha modificado los equilibrios de poder en varios niveles. En España el partido anti austeridad “Podemos” mostró una fuerza inesperada en la manifestación a la que convocó a fin de enero; lo que, según algunos, permite aspirar a ganar las elecciones de septiembre. No obstante eso dependerá de lo que ocurra con Grecia.

El nuevo gobierno griego aumentó el salario mínimo y las pensiones por vejez, detuvo el despido de trabajadores públicos, bloqueó la privatización del principal puerto griego, El Pireo, y otorgó electricidad gratuita a 300 mil hogares que perdieron el servicio por no poder pagarlo.

Son medidas contrarias a los acuerdos firmados con la llamada “troika” de acreedores, integrada por el Banco Central Europeo, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

Grecia coloca sobre la mesa dos fuertes disyuntivas. Una de ellas es si la prioridad es pagar o el bienestar de su población. La segunda es ¿Quién decide?; el pueblo griego en elecciones democráticas o la troika.

La respuesta de Alemania, Francia y la troika es que la renegociación es inaceptable y Grecia debe cumplir los acuerdos previos. El gobierno debe privatizar las principales propiedades que le quedan, reducir salarios, despedir empleados, elevar impuestos y reducir servicios públicos. Esto a cambio de refinanciar su deuda para que pueda seguir pagando a sus acreedores y funcionar al mínimo. En el pasado el refinanciamiento se fue en 89 por ciento a pagar intereses a los acreedores y el 11 por ciento restante a funciones de gobierno.

Esta política financiera ha hecho que en los últimos seis años Grecia perdiera el 25 por ciento de su producto, con una enorme mortandad de empresas y un gran desempleo. Se han deteriorado todos los servicios públicos y la población se ha empobrecido fuertemente. Hay jubilados, desempleados, trabajadores de salario mínimo y otros que no pueden pagar la electricidad de sus casas, duermen en la calle o buscan que comer en los contenedores de basura.

Cierto que en buena medida la culpa es de los griegos. El gasto fastuoso de los juegos olímpicos del 2004 (estadios e infraestructura ahora inútil), un enorme gasto en armamento, la corrupción rampante y la evasión fiscal de los poderosos han sido evidentes.

Sin embargo los efectos de las medidas de austeridad son paradójicos; lo que consiguen es el cierre de empresas y empleos. Impiden producir y trabajar.

Por eso es significativo el cierre del mitin de victoria que hizo Alexis Tsipras, “hoy cantamos y celebramos, desde mañana debemos trabajar”. De eso se trata, de reivindicar el derecho a trabajar y producir de los griegos y, con ellos, de todos los pueblos de mundo.

Para lograrlo Grecia tendrá que ir todavía más a fondo: orientarse a reactivar buena parte de los cientos de miles de empresas que cerraron en los últimos seis años. Y para ello necesita imponer aranceles a muchas de sus importaciones para proteger y desarrollar la producción interna; es decir, una estrategia de substitución de importaciones empleando recursos y fuerza de trabajo que hoy en día están paralizadas.

Lo segundo es que requiere una moneda propia. Esto podría darse sin abandonar el euro y como una segunda moneda no convertible (en divisas) para aquellos muchos que no pueden producir, vender y comprar en euros pero podrían intercambiar entre sí, dentro de Grecia, con esa segunda moneda. Emitir esa moneda serviría para prepararse a lo que parece inevitable, su salida de la unión europea y del euro.

La confrontación será muy fuerte; las posiciones son extremas: pagar o crecer; libre comercio o producción interna; seguir los dictados de la troika o democracia. En las próximas semanas y meses Grecia decidirá su destino y tal vez el de Europa.

lunes, 2 de febrero de 2015

Recorte presupuestal

Faljoritmo

Jorge Faljo

Conforme a las mejores tradiciones de nuestra alta burocracia, la primera respuesta a la caída del precio del petróleo y de la imagen internacional de México, ambas con importantes repercusiones en las expectativas de captación de inversión externa, fue que no pasaría nada, todo seguiría igual. El único problema era el ingreso petrolero y este se encontraba asegurado por la llamada cobertura petrolera. El mensaje básico fue: no preocuparse.

Ahora, pocos días después, cambió el mensaje. Tocó al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunciar la disminución del gasto público con su correspondiente acolchonamiento verbal. En primer lugar, señaló, la política seguida en el pasado ha sido la correcta. El problema lo genera el mundo con la caída del precio del petróleo, la volatilidad financiera que se espera cuando Estados Unidos deje de imprimir dinero en abundancia y eleve las tasas de interés, y la desaceleración de la economía global. Siempre si es necesario el recorte, explicó, como medida preventiva, no vaya a ser que más adelante enfrentemos un contratiempo.

Retórica aparte, es seguro que no fue fácil decidirse por el recorte ahora y no, hasta después de las elecciones. Algo modificó el ánimo gubernamental.

La clave del cambio la da el mismo Videgaray al decir que es una medida que crea certidumbre a los mercados financieros en un contexto de menor disponibilidad de financiamiento. Una posible traducción es que el bajo prestigio internacional en que ha caído esta administración haría recaer sospechas sobre su futura capacidad de pago si es que intenta ignorar el problema. Su ya escasa credibilidad financiera dependía de acciones inmediatas. Así que hay que apechugar y recortar.

El recorte es fuerte, pero se dosifica verbalmente el ramalazo. De acuerdo a Videgaray no es necesario ajustar las expectativas de crecimiento que seguirá siendo de entre 3.2 y 4.2 por ciento. En su lenguaje esto significa que no ve motivo para preocuparse por la economía nacional. Sigo pensando que es más administrador de empresa, en este caso gubernamental, que economista.

Con ello se suma a las declaraciones recientes del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens en el sentido de que espera una inflación del 3 por ciento para este año. Es decir que él “no pasa nada” se sigue aplicando, si no al gobierno, si a la economía nacional.

El gobierno es sin duda el principal consumidor nacional en una economía aquejada por un nivel de consumo muy inferior a sus capacidades de producción. Si el gobierno baja su consumo como inversionista le pega a las grandes empresas (“amigas” muchas de ellas) que le proveen la construcción de infraestructura y servicios; Pero si baja su gasto corriente, implica pegarle al ingreso y al empleo de muchos miles que a su vez hacen consumo doméstico.

Estamos en una economía en que de acuerdo al INEGI existe una enorme y preocupante mortandad de empresas y, con ellas, de empleos. Se trata de una espiral viciosa en que la reducción del consumo quiebra empresas y al desaparecer estas se reduce más el consumo. La reducción del gasto público amenaza acentuar esa espiral negativa y su impacto en el bienestar de los mexicanos.

Decía en mi entrega anterior que incluso sin los problemas e incertidumbres recientes la marcha de la economía nacional con su oleada de destrucción de empresas, empleos y bienestar es inaceptable y convierte al país en polvorín.

Enfrentar ahora este asunto como un mero problema financiero del gobierno es insuficiente. “Resolverlo” mediante la reducción del gasto es enanizar todavía más a un gobierno que parece notoriamente insuficiente para cumplir con sus responsabilidades para con los mexicanos.

Se está configurando una crisis importante y lo que requerimos no es la cantaleta de que la política de los últimos veinte años ha rendido buenos frutos (dijo Videgaray). Tal vez tenía razón la revista “The Economist”, de gran influencia internacional, cuando en su último artículo sobre México habla de “Un presidente que no entiende que no entiende”.

Bien podría ocurrir que en unas semanas haya un nuevo giro y esta administración nos proponga cambios más serios que simplemente darse una puñalada en el empeine del pie. Ojalá.

Habrá que convocar a un nuevo esfuerzo, sobre todo de los poderosos, y eso debe traducirse en una política fiscal que incremente seriamente la recaudación a, digamos, el promedio de los países de la OCDE en la que se inscribe México.

Habrá que fortalecer el mercado interno mediante la elevación del ingreso y el consumo de la mayoría. Pero esto solo es posible si se sincroniza con un incremento de la producción interna y se evita que la demanda se transfiera al exterior.

Habrá que evadir el chantaje de la ausencia de inversión mediante el simple recurso de poner el énfasis en la reactivación de capacidades disponibles. Miles de empresarios de la ciudad y el campo estarán gustosos de poner en marcha sus unidades de producción al 100.

Debemos entender que una crisis se sortea trabajando a plena capacidad y no achicando al gobierno y la nación con cierre de empresas, desempleo y empobrecimiento.