Mark Zuckerberg,
Facebook e impuestos
Jorge Faljo
Mark Zuckerberg,
co-diseñador, co-fundador y presidente de Facebook, se acaba de casar con
Priscilla Chan, su novia de toda la vida. Su boda fue un evento social exclusivo
y noticia seguida por millones de personas. Ocurrió el día posterior a la
entrada de Facebook a la bolsa de valores, lo que elevó la fortuna de Mark a
unos 17 mil millones de dólares.
La diferencia de un día
entre la entrada a la bolsa y el matrimonio tiene la mayor importancia
económica. Las leyes de California consideran como propiedad personal la
fortuna con la que se llega al matrimonio y de ahí en adelante como propiedad
común la que se adquiere posteriormente. Muy probablemente Mark esperó ese
importante incremento de su fortuna para casarse un día después. No se sabe a
ciencia cierta sí la pareja firmó un contrato prenupcial para establecer otras
reglas de reparto de su fortuna en caso de divorcio.
Mark nació en 1984 y es
un joven que, para estar dentro de las ligas mayores, tiene costumbres
relativamente austeras. La casa que compró para su vida de casado le costó únicamente
siete millones de dólares. Una bicoca dada su fortuna personal. Su auto tampoco
es realmente extraordinario.
Un buen muchacho que
con sus compañeros de cuarto diseñó un instrumento de comunicación pensado para
los estudiantes de Harvard. Pero la idea prendió y se convirtió en una red
mundial en la que ahora se interconectan 800 millones de personas y ha vuelto ultra
millonarios a esos jóvenes.
¿Para qué le alcanzan
17 mil millones de dólares a Mark? Si acaso estuvieran en un fondo de inversión
que diera tan solo un uno por ciento anual, tendría 170 millones de dólares al
año, unos 465 mil dólares al día, sin tocar el capital. Pero el estilo de vida
de Mark es más modesto que, por ejemplo, Paulina Romero Deschamps, la hija del líder
de los trabajadores petroleros que viaja por el mundo con tres perritos a los
que aloja en suites de gran lujo.
Mark se redujo el
sueldo de los 600 mil dólares que ganaba el año pasado a tan solo un dólar al
año. Lo que imaginé, por un instante, es que era algo así como un acto de
generosidad. Pero no. Los analistas financieros lo consideran un paso hacia la
posibilidad de los ultra ricos del planeta: no pagar impuestos. Eso se puede
hacer de diversas maneras. No soy experto en aspectos fiscales pero les
transmito lo que he entendido.
Mark podría, por
ejemplo, colocar su fortuna en un fondo de ahorro para su retiro al cumplir 60
años. Después de esa fecha podría extraer su fortuna sin pagar o pagando muy
bajos impuestos. Por las acciones que venda de aquí a entonces pagaría un
impuesto de tan solo 15 por ciento. Entretanto, podría vivir de prestado.
Obviamente no se pagan impuestos cuando lo que se recibe son préstamos. Puede fácilmente
endeudarse por varios millones al año y la deuda que acumularía la pagaría sin
problemas al cumplir 60 años.
Eduardo Saverín,
también co-fundador de Facebook renunció a su nacionalidad norteamericana y se
convirtió en residente de Singapur, donde no hay impuestos a las ganancias de
capital. Lo hizo antes de la entrada de Facebook en la bolsa de valores para en
el futuro no pagar impuestos sobre su fortuna, calculada en unos cuatro mil
millones de dólares.
Estos muchachos
diseñaron su programa en Harvard, una universidad subsidiada con aportaciones
fiscales; funciona gracias al internet, que crearon otros; opera en
computadoras compradas por gente que si paga impuestos. Su aportación es
apreciada, pero no es sino una cereza en un gran pastel creado por muchos. ¿Por
qué no habrán de pagar impuestos?
Lo que quiero
resaltar es que en este planeta, en los Estados Unidos y en México, los verdaderamente
muy muy ricos pagan muy pocos impuestos, a veces nada. Que los ricos paguen
impuestos adecuados al nivel de su fortuna sería un primer paso para la
solución de los problemas del planeta.
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