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jueves, 7 de febrero de 2013
Tarjeta roja para Argentina
Tarjeta roja para Argentina
Jorge Faljo
El pasado viernes el Fondo Monetario Internacional –FMI-, emitió, por primera vez en su historia, una “moción de censura” en contra de Argentina, a la que emplazó a reformar sus estadísticas. Se trata, en la perspectiva del organismo internacional, de incrementar la fiabilidad de sus datos sobre inflación y Producción. Se hace así efectiva la amenaza de hace unos meses hecha por la señora Christian Lagarde, la directora gerente del FMI, de sacarle una “tarjeta roja” a ese país.
Estamos ante otro escalón de un fuerte agarrón entre las dos doñas. Recordemos (para eso tenemos al internet) que el 25 de septiembre de 2012 la señora Cristina Fernández, presidente de la República Argentina, le respondió nada menos que ante la asamblea general de las Naciones Unidas en Nueva York.
Sus palabras fueron fuertes. Fernández le dijo a Lagarde que esto no era un partido de futbol sino la crisis económica y política más grave desde los años treinta. Que su país era una nación soberana que no se sometería a presiones. Al seguir a Lagarde en su comparación del futbol con la política señaló que el papel de presidente de la FIFA ha sido bastante más satisfactorio organizando torneos de futbol que el de los directores del FMI organizando la economía mundial.
Dijo también que no ha escuchado ninguna autocritica del FMI en relación a las estadísticas de España, Grecia, Italia, Irlanda y Portugal que les permitieron emitir bonos sin ningún tipo de control y sobreendeudarse. Preguntó porqué se controlan a unos y a otros no.
Si esto fuera “comic book” (cuento de monitos decíamos en mi infancia) los dos últimos dos párrafos habrían incluido recuadros que dijeran “pácatelas”, “puff”, “bum” y “zape”. La disputa entre Argentina y el FMI se remonta al 2007, tomó vuelo en el 2012 y este primero de Febrero de 2013 se agravó con la moción de censura. En septiembre próximo podría llegarse a una “declaración de descalificación” que suspendiera el derecho de Argentina a votar en el organismo y al acceso a sus créditos. Sin embargo puesto que Argentina no le debe al FMI y no sigue sus recomendaciones el impacto sería muy limitado.
Confieso que este problema me parecía absurdo. ¿Pelearse por estadísticas en los más altos foros del planeta? Hasta que… me cayó el veinte.
Resulta que el tema no es banal. Las estadísticas de inflación tocan algo de la mayor importancia: el valor del dinero y el modelo económico de un país. Sabemos que Argentina sigue una estrategia contraria a la que recomienda el neoliberalismo. Eso le permitió muy altas tasas de crecimiento desde el 2003 (exceptuando al 2009). De acuerdo a la CIA (la agencia norteamericana) en el 2010 creció en 7.5 por ciento y en 2011 un 8.9 por ciento. Pero en 2012 tuvo un bajo crecimiento, parecido al mexicano, debido a la crisis mundial que ha hecho caer sus exportaciones industriales.
El modelo argentino privilegia la ganancia productiva y castiga al capital financiero al grado de pagarle una tasa de interés negativa. Comparemos. La tasa interbancaria norteamericana es de 0.25 por ciento que, con una inflación baja se ubica en una tasa de interés real cercana a cero. México con una tasa de 4.5 por ciento paga una tasa de interés positiva, incluso generosa en términos internacionales. Argentina tiene una tasa de 9 por ciento y “dice” que su inflación fue de 10.8 por ciento en 2012; lo que daría una tasa de interés ligeramente negativa.
Pero si lo que dice el FMI es cierto y su nivel de inflación se encuentra entre el 20 y el 25 por ciento anual entonces resulta que a la deuda financiera le está pagando muy por abajo de la tasa de inflación. Y eso si calienta… al FMI. Una inflación disimulada indicaría dos cosas; una, que el gobierno emite mucha moneda para financiarse a tasas de interés real negativas. Recordemos que allá el gobierno tiene acceso al crédito y a las reservas del Banco Central (lo que en México está prohibido). La otra es que las empresas están elevando sus precios.
La crítica del FMI internacional no es por meras estadísticas. Ataca al corazón de una política anti neoliberal desarrollista, de alta intervención estatal en la macroeconomía, de reindustrialización y crecimiento acelerado. Su nivel de inflación con baja tasa de interés, castiga al capital financiero y le ha permitido al gobierno salir de su alto endeudamiento para encabezar la dinámica económica.
Digamos que Argentina sigue una vía que en el pasado dio buen resultado, incluso en México, y que podríamos llamar de capitalismo productivo. El FMI la ataca desde la perspectiva del modelo económico globalizado caracterizado por el privilegio total a la ganancia financiera.
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