Faljoritmo
Jorge Faljo
El Mensaje del Presidente Peña Nieto con motivo de su Segundo Informe de Gobierno se enfocó más en el futuro que en el pasado reciente. De algún modo es una contradicción porque por informe entendemos una relación de resultados obtenidos más que la elaboración de planes y esperanzas.
Tal vez se nos dijo lo que la mayoría quería escuchar, que tenemos por delante un futuro prometedor. Lo que suena mucho mejor que un recuento de problemas. Sin embargo creo que entre ambos extremos se podría haber dado otro tipo de informe, uno centrado en el país, enfocado en resultados y mucho más analítico. Me explico.
El Sr. Presidente dijo que su gobierno trabaja para que nuestro país logre un crecimiento elevado, sostenido y sustentable. En este sentido se hace un buen recuento de acciones. Sin embargo el crecimiento de los dos primeros años estuvo muy por debajo de lo esperado. La capacidad de predicción de esta administración no ha sido buena.
No se trata de que el gobierno se de una puñalada en el vientre. Pero si de que comparta su análisis para que los mexicanos sepamos, no que se equivocó, sino cuál será el correctivo.
Las acciones son numerosas. Por ejemplo, se han establecido más de cuatro mil comedores comunitarios; repartido 595 mil tarjetas Sin Hambre para obtener descuentos en la compra de alimentos y creado otras mil 945 tiendas Diconsa.
Pero habría sido útil colocarlo en el contexto nacional e incluso internacional. De acuerdo a Coneval hay cerca de 20 millones de mexicanos con hambre e incluso los trabajadores formales tienen problemas para alimentar a la familia. La lucha contra la pobreza en México ha sido un fracaso; más aún si se le compara con el resto de Latinoamérica.
Es bueno que el gobierno nos diga lo que ha hecho; pero sería mejor si lo ubicara en la perspectiva de las necesidades del país. Aunque visto así el esfuerzo que parecía notable puede resultar insuficiente y hasta fracasado.
Llama la atención el cambio de nombre del Programa Oportunidades para convertirse en Prospera. Al anunciarlo el Presidente reconoció su insuficiencia y que la proporción de la pobreza no disminuyó en treinta años. Sin embargo no hay diagnóstico de fondo que nos diga que millones de mexicanos pobres han visto inutilizados sus “activos productivos” debido entre otras cosas a la apertura comercial y al abandono institucional.
Prospera amplía el carácter asistencialista del programa, le añade becas y acceso preferencial al sistema de salud y a la enorme cola de solicitantes de empleo. Pero la infraestructura educativa está rezagada, el sistema de salud semidestruido y sin medicamentos y en las filas de empleo los jóvenes educados de la clase media no consiguen empleo. ¿Lo van a conseguir los becarios campesinos?
Un diagnóstico de fondo nos diría que más que asistencialismo y ayudas puntuales se requiere una reactivación generalizada de la producción rural e industrial de este país. Habría sido mejor atender la propuesta campesina que solicita que los comedores, el ejército, las guarderías públicas y los apoyos alimentarios a millones de mexicanos se den con alimentos y productos del sector social y campesino. Eso garantizaría proyectos productivos exitosos, empleo y mejoría del bienestar.
Tal vez lo principal del Mensaje presidencial es cuando se pregunta, y se responde: ¿Qué sigue ahora? Lo que sigue es poner las reformas en acción. Lograr que los cambios a la Constitución y a las leyes se reflejen en beneficios para la población.
Esta no es la definición de un país en movimiento; es el anuncio de que nuestra clase política, oposiciones incluidas, le apostó todo a las reformas y de que espera que estas funcionen. Se dice que con ellas habrá crecimiento, empleo digno y bienestar. Tal vez hasta mejor educación, salud, transporte y otros servicios públicos. Incluso seguridad pública.
Hasta ahora la propuesta gubernamental reformadora ha sido una especie de “blitzkrieg” (“guerra relámpago” con fuertes bombardeos y uso de tanques; basada en la sorpresa y velocidad que impide al enemigo llevar a cabo una defensa coherente) que con gran apoyo mediático le ha permitido al gobierno aplastar toda oposición y obtener un gran triunfo político; así sea sin resultados positivos reales a la fecha. Todo parece resumirse en los muy bonitos planos del futuro aeropuerto para las elites y en los también bonitos planes para todo lo demás.
La actitud de los mexicanos no es de entusiasmo, sino de paciencia y simple espera. La prueba de fuego se dará cuando las reformas se empiecen a instrumentar. Entonces, tal vez el año que entra, tendremos un real informe sobre el estado del país y los resultados de esta administración.
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