martes, 13 de marzo de 2012

En la madre patria

En la madre patria
Jorge Faljo
Al parecer Grecia ha conseguido el día de hoy, en la fecha límite, la aprobación de una mayoría holgada de sus acreedores al plan de canje de sus bonos de deuda. Los nuevos títulos de deuda tendrán un valor nominal de la mitad de los anteriores, lo que se traduce en fuertes pérdidas para los acreedores que, no obstante, comprendieron que la alternativa era peor. Este acuerdo abre la puerta al desembolso del rescate financiero acordado con el resto de Europa. El rescate posibilitará el pago de vencimientos inmediatos y sumado al plan de austeridad y a la deuda reducida significa que el país podrá recomponer sus finanzas y seguir, durante años, pagando su deuda.
El arreglo, con sus bemoles, de la situación griega hace que ahora el foco de atención se vuelva hacia la siguiente ficha de dominó que podría tambalearse.
España, por boca de su nuevo presidente de gobierno, Mariano Rajoy, acaba de anunciar al resto de Europa que no cumplirá el compromiso previo de reducir su déficit público a un 4.4 por ciento para el 2012 y 3 por ciento para el 2013. En lugar de ello calcula un déficit de 5.6 por ciento para el 2012 y lo justifica señalando que en el 2011 el déficit fue de 8.5 por ciento y no de seis como se pensaba antes.
De cualquier manera esa reducción del déficit implica una fuerte reducción del gasto público central y un creciente jaloneo con los gobiernos regionales para que también reduzcan de manera substancial su déficit. Parte del problema es que la mayor parte del gasto público de los gobiernos regionales es para servicios de salud, educación y protección social. En todo caso la reducción del gasto público es dolorosa en ambos niveles.
A nivel federal el gobierno español reducirá su gasto en inversión en 40 por ciento y las regiones se plantean el cobro parcial de servicios públicos hasta ahora gratuitos como salud y medicinas. También se habla de elevar los costos de la educación pública de nivel superior, establecer el pago de costos judiciales, cuotas por circular en carreteras, nuevos impuestos a las herencias, flexibilizar el mercado laboral reduciendo la capacidad de negociación de los trabajadores, congelar la contratación de funcionarios públicos, vender propiedades y empresas públicas a nivel central y de las regiones.  
Medidas orientadas a solucionar lo que se ve como un mero problema financiero. Hay que cobrarle más a la población y gastar menos. Mientras tanto seguramente la dirigencia política española seguramente se repite a sí misma “no pienses en el elefante”. Es decir no pienses en lo obvio, en la posibilidad de tocar las ganancias de las grandes finanzas.
Lo que parecían derechos adquiridos a la salud, la educación y al bienestar en general se muestran ahora como dependientes de las capacidades financieras del estado y de la voluntad de los prestamistas. La economía española ha entrado en lo que podría ser una espiral negativa de crecimiento e ingresos de la población. No hay dinero para comprar y el aparato productivo se paraliza.
A manera de indicador de la gravedad de la situación podemos considerar la situación de la venta de viviendas. Esta se desplomó en un 29.3 por ciento del 2010 al 2012. Pero la tendencia preexistente y que habrá de continuar es mucho más importante. En el 2006 se vendieron alrededor de un millón de viviendas; en el 2011 tan solo 347 mil; un descenso de 63.6 por ciento.
Lo que verdaderamente desconcierta es que hoy en día España ha paralizado las dos terceras partes de sus capacidades de construcción de viviendas y con ello multitud de otras capacidades productivas asociadas: pisos, herrería, tuberías, alfombras, electrodomésticos y más, más, más.
En febrero pasado 112 mil personas perdieron sus puestos de trabajo. Calcula el gobierno español que en el 2012 un total de 630 mil personas sufrirán esta situación. No es un asunto menor en un país donde 5 millones 273 mil personas con capacidades y deseos de trabajar no encuentran empleo. Hablamos del 24.3 por ciento de la población activa y del mayor nivel de desempleo de Europa. Con excepción de Grecia.
La actual organización de la economía, es decir del poder económico y político, para que los prestamistas puedan recuperar sus capitales y obtener ganancias será necesario seguir arrojando a los trabajadores al desempleo, paralizando la producción y empobreciendo a todos. Es la consecuencia inevitable de un esquema en que por un lado hay abundancia de producción y por otro escasez de ingresos de los trabajadores y del gobierno.
Hay tanto en las vitrinas y tan poco en los bolsillos que los prestamistas se ofrecieron a prestarles a todos, redondeando así su estrategia de ganancias. Al prestar el gobierno y los trabajadores compran y así ganan las grandes empresas globalizadas; cuando ya no están dispuestos a prestar más no hay capacidad de compra y se destruyen las pequeñas y medianas empresas de la competencia y de los países periféricos. Y España es, respecto a Alemania y los países prestamistas, un país periférico.
Cuando veas las barbas de tu vecino cortar pon las tuyas a remojar. Los grandes capitales financieros entraron a España prestando a diestra y siniestra, hasta que llegaron al límite de la capacidad de endeudamiento de los españoles. Un límite que tiene que ver con los salarios insuficientes y la baja recaudación de su gobierno. El caso es que prestando ganaron de dos maneras; ganancias de la gran producción central (en este caso de Alemania) y ganancias financieras. Ahora exprimirán al máximo al pueblo español… y al griego, portugués, irlandés, británico y otros.
Los capitales que ya no se colocan en Europa ahora vagan por el resto del planeta buscando repetir el negocio. Ya entran a México y al abaratar el dólar nos crean una ilusión de bonanza. Se ha abaratado el dólar, importamos más y ganan sus empresas, y obtienen una buena ganancia financiera. De nueva cuenta el “doble ponch”. No nos consideremos afortunados; la senda de Grecia, España, Irlanda, Portugal y otros, es la misma en la que estamos, solo que un poco más atrás.
http://jorgefaljo.blogspot.com/

Prepararnos para las peleas comerciales

Prepararnos para las peleas comerciales

Jorge Faljo
Hace unos días, de manera expedita, el Juez 1 de Distrito de Coahuila, José Daniel Nogueira Ruiz, concedió el amparo definitivo al Sindicato de Trabajadores de la Industria Metalúrgica y Sidero-Metalúrgica en contra de la decisión del gobierno federal de eliminar aranceles a las importaciones de acero chino.
La noticia tiene mucha mayor importancia de la que le han concedido los medios y bien podríamos considerarla histórica. Es la primera vez que un sindicato demanda, por este medio, justicia económica, en defensa de la industria y el empleo. Es la primera vez que un juez de distrito incursiona una decisión de política económica y comercial internacional de alto nivel.
El gobierno mexicano decidió eliminar los aranceles a las importaciones de acero chino y de otros países de Asia, por medio de un decreto publicado en febrero de 2010, con desgravación efectiva al empezar el 2012. Era la puntilla a un largo periodo de desindustrialización nacional y ocurría cuando la industria del acero aún no se recuperaba de la caída de un 50 por ciento de la producción de febrero del 2008 a febrero del 2009.
Aquellas dificultades asociadas al impacto en la demanda de la crisis financiera norteamericana se reproducen hoy en día en que Europa entera entra en recesión debido a su propia crisis. Es decir que de nuevo sobra acero en el mundo, están cerrando varios altos hornos en Europa y los precios caen.
De acuerdo a Tereso Medina, Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Metalmecánica y Siderúrgica, la eliminación de aranceles coloca en riesgo 23,500 empleos directos en el estado de Coahuila y posiblemente varios cientos de miles de empleos en otros estados así como indirectos. Es en su opinión un primer paso para reconducir la relación comercial con China y otros países asiáticos.
Parte de la argumentación del sindicato es que México se encuentra obligado a aceptar importaciones sin aranceles de los países, como Estados Unidos y Canadá, con los que tiene acuerdos comerciales. Pero no de países con los que no ha firmado acuerdos. Recordemos, además, que México tiene un déficit comercial con China de alrededor de 41 mil millones de dólares.
Con frecuencia los sistemas de justicia de otros países han actuado como protectores de los intereses de sus ciudadanos, consumidores, trabajadores y empresas frente a su propio gobierno. Algún juez local norteamericano ordenó suspender las importaciones de atún de México. Otro detuvo la entrada de transportes mexicanos. Y palo dado ni dios lo quita. Esos puntos aún no se resuelven satisfactoriamente. 
La decisión del juez Nogueira abre una importante posibilidad que podría igualarnos un poco en cuanto a las capacidades de justicia de ambos países y posibilita la lucha desde abajo a favor de la protección de la industria y los trabajadores mexicanos. Es particularmente importante si tomamos en cuenta lo que el representante sindical llama la “insensibilidad” del gobierno de México. Una manera delicada de referirse al dogmatismo neoliberal en el que creen como si fuera el catecismo.
Por otro lado hay muchas oportunidades desaprovechadas para la defensa de los intereses de los trabajadores, la industria y el campo mexicanos. No hemos creado una cultura de defensa de los intereses nacionales en los nuevos espacios donde se dan las controversias jurídicas y comerciales entre países. Pero cultura no es mera palabrería. Se necesita una subsecretaria o instituto con capacidades de investigación de las prácticas de comercio internacional y para interponer demandas y defensas jurídicas apropiadas y bien sustentadas.
No se trata de ser peleoneros sino de no chuparnos el dedo en el nuevo orden jurídico que hemos aceptado y para el que aún no estamos preparados. Sobre todo ahora en que nos llegan muchos dólares que abaratan las importaciones de mercancías que, debido a la recesión internacional en marcha, les sobran a todo mundo. Es un momento de grave riesgo para la producción y el empleo en México.
En el 2010 China impuso aranceles anti-dumping contra la importación de pollo norteamericano. Alegó que esas importaciones dañaban su producción interna y decidió cobrar entre 50.3 y 105.4 por ciento de impuestos (dependiendo de la empresa) a la entrada de pollo norteamericano. Más adelante estableció impuestos a las importaciones de diversos tipos de acero de los Estados Unidos y Rusia; a varios modelos de vehículos norteamericanos y a equipos de generación de energía eólica y solar. En todos estos casos su ministerio de comercio determinó que esas importaciones dañaban a su industria y sus empleos.
Así como imponen restricciones a las importaciones y deben defenderlas en tribunales internacionales, también ocurre el otro lado de la medalla. China es acusada en innumerables ocasiones de distorsionar el comercio internacional con medidas internas a favor de sus exportaciones; la principal de ellas su moneda muy subvaluada que le ha permitido crecer con rapidez, convertirse en una potencia y elevar de manera substancial los salarios de sus trabajadores y los niveles de vida de su población.
Lo que quiero señalar es que las disputas comerciales internacionales son un hecho cotidiano de los nuevos arreglos comerciales. China, Estados Unidos, Europa y muchos otros países preparan sus sistemas legales y de gobierno para pelear con eficacia estas batallas.
Requerimos de estructuras institucionales fuertes, con presupuesto adecuado y  bien preparadas. Sobre todo con autentica vocación de patriotismo. ¿Sería mucho pedir que nuestro gobierno tuviera estas dos cosas? Entretanto es un buen avance el ejemplo que ha dado el juez Nogueira al que le sobran… elementos para tomar su decisión.