domingo, 23 de noviembre de 2014

¿Proyecto de Nación?

Jorge Faljo

Faljoritmo

Hace 104 años el pueblo de México se levantó en contra de un proyecto de país que no era el suyo. Era de un grupito que se apodaban a sí mismos “científicos” y que mezclaban una modernización de maquillaje y su profundo desprecio a la “indiada”, con una violenta rapiña de la riqueza nacional.

La expansión de las haciendas sobre las tierras de los pueblos despojó a buena parte de la población de la posibilidad de producir sus propios alimentos y medios de vida. En contrapartida las haciendas dejaban enormes superficies ociosas y descuidaba la producción de la alimentación popular. La producción de maíz se redujo en 30 por ciento durante el porfiriato y el pueblo pasaba hambre.

Bajo la visión “científica” se privilegiaron las actividades primarias y extractivas; con una minería cedida a empresas extranjeras. La huelga en contra de la “Cananea Copper Company” fue reprimida a sangre y fuego por “rangers” norteamericanos. La protección de los intereses extranjeros y elitistas llegó al extremo de dejarse en manos de extranjeros y guardias blancas.

Aquel no era un proyecto de nación por dos razones evidentes. Lejos de incluir a todos despojaba a muchos de la posibilidad de trabajar y a otros los sometía a condiciones de deterioro brutal de sus condiciones de vida. Se basaba en el despojo de la mayoría e impulsaba una estrategia sustentada en la expansión de los ferrocarriles, la minería y la agricultura de plantación. Prácticamente todo se transfería a manos de extranjeros con una minoría de cómplices privilegiados.

Había violencia en contra de las organizaciones sindicales, populares, los pueblos, los grupos indígenas y las organizaciones políticas que demandaban cambios. No existía un sistema político que escuchara los intereses de la mayoría. La estrategia electoral del sistema incluía de manera notoria el reparto aparatoso de bolillos a la población.

Cerrados todos los caminos, acorralado, el pueblo se levantó en contra de la arbitrariedad. Esto es lo que recordamos el 20 de noviembre, día de la Revolución.

Fue la revolución la que nos dio un proyecto de nación, orientado a la inclusión, a la equidad y al fortalecimiento de la capacidad de los mexicanos para decidir su propio destino. Dos artículos de nuestra Constitución Política expresan lo fundamental de esta herencia. Uno, el 25 dice que corresponde al Estado (no a la industria financiera ni al mercado) la rectoría del desarrollo nacional de manera que fortalezca la soberanía de la nación y su régimen democrático mediante, entre otros elementos, la competitividad, el fomento del crecimiento económico y el empleo, y una más justa distribución del ingreso y la riqueza. Otro, el 39, dice que el pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

Hoy más que nunca la paz que todos deseamos debe sustentarse en recuperar las condiciones fundamentales de un verdadero proyecto nacional. En primer lugar que sea de todos, incluyente; que a todos garantice un espacio para, con su trabajo, gozar de una vida digna y segura. En segundo lugar que el Estado reasuma sus responsabilidades fundamentales en relación al desarrollo nacional.

Muchos expresan la necesidad de un golpe de timón. Un cambio que reconstruya nuestro pacto social en torno a un gobierno que con celeridad fortalezca sus raíces sociales.

En lo político convendría revertir el fiasco de las consultas creando rápidamente el sustento legal de un uso amplio del referéndum. Para julio próximo la ciudadanía debe poder expresarse sobre temas de importancia nacional, estatal e incluso municipal.

La voluntad popular debe fortalecerse mediante una ley de revocación de mandato que permita echar a la calle a cualquier elegido por votación, y a otros en posiciones clave, si a los dos años de iniciada su gestión no cumplen con las expectativas de la mayoría.

¿Qué mas beneficio para México que impulsar la estrategia rural solicitada por 40 organizaciones campesinas? Garantizar un precio rentable a la producción agropecuaria mediante aranceles a las importaciones, reserva nacional de alimentos, adquisiciones directas de producción nacional y programas asistenciales amarrados al consumo de productos locales, regionales y nacionales.

Como se acerca navidad, ¿porque no soñar con una decidida reindustrialización cuyo eje inicial se base (al igual que en el campo) en la reactivación de capacidades productivas existentes? Esto requiere un renovado control de importaciones y aplicación de aranceles, sobre todo a productos de países con los que no tenemos tratados de libre comercio y con los que somos deficitarios.

Y de moño para esta caja de deseos ¿qué tal un cambio en la estructura y reglamento del Banco de México? Para incluir representantes del aparato productivo (manufactura, campo y trabajadores) en su gobierno y ampliar sus objetivos al uso pleno del potencial productivo, al equilibrio en cuenta corriente y a la competitividad del aparato productivo.

Para seguir exprimiendo la lámpara de Aladino ¿qué tal si se habilitan tiempos de primera audiencia a la expresión directa de representantes de los más diversos intereses económicos y sociales? Llevaría la confrontación de la calle al debate público para depurar expresiones y afinar propuestas.

Lo que se lograría es reconfigurar un real Proyecto de Nación, incluyente, equitativo, democrático, nacionalista; constitucional pues.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Entre Ayotzinapa y China

Faljoritmo

Jorge Faljo

Numerosas voces le expusieron al Presidente Peña Nieto que la atención que requiere la tragedia de Iguala y la inquietud social desatada no hacían oportuno su viaje al extranjero. Esto configuró una disyuntiva política que a muchos hizo pensar hasta el último momento que el Presidente suspendería su viaje. No fue así y eso se relaciona con una difícil coyuntura económica.

Ayotzinapa y China son polos opuestos en las perspectivas del modelo económico. La primera nos remite a un tema de inseguridad que es denunciado en, por ejemplo, el sondeo de directivos de empresas que realiza Banco de México, como el principal riesgo para la economía mexicana. Desde las cámaras empresariales se afirma que ya obstruye la inversión productiva en amplias regiones.

El nombre con que mejor se conoce a la escuela normal de Guerrero también se asocia ahora al abrupto deterioro de la imagen de México en exterior. Esto en un mundo en creciente incertidumbre financiera contribuye a se nos perciba como en una situación social y económicamente frágil.

A diferencia de los cantos celebratorios que acostumbraba, ahora Banco de México no deja de curarse en salud advirtiéndonos sobre los riesgos de la inseguridad, la morosidad crediticia, el endeudamiento externo de las empresas privadas y el estancamiento global.

China en este momento representa una especie de clavo ardiente al cual aferrarse. ¿A que fue el Presidente a China? Dicho en tres palabras: a pedir dinero.

La necesidad política de descarrilar el tren bala, con su cauda de inversión china, hizo aún más urgente atemperar su disgusto, indemnizarlos, convencerlos de que habría una segunda oportunidad y… pedirles préstamos e inversiones. Dos cosas que en el fondo vienen a ser lo mismo.

Otro elemento en el tablero estratégico parece haber sido el enfriamiento del entusiasmo de las grandes empresas petroleras occidentales por invertir en México; lo cual elevó la importancia de atraer inversión china.

Para empezar, Pemex obtuvo una primera línea de crédito por hasta 10 mil millones de dólares para proyectos propios y privados en el sector privado. Otro banco chino ofreció acceso por montos aún no especificados para inversiones en infraestructura, exploración, producción y transformación industrial de hidrocarburos. Con la petrolera estatal china se suscribió un memorándum de entendimiento para la cooperación tecnológica, el análisis de oportunidades de negocios y más.

También se conformó con empresas chinas el Fondo de Energía Sino – Mexicano con cinco mil millones de dólares para financiar grandes proyectos en el sector energético de México. Además va a operar en México el banco más grande del mundo, que es chino, para facilitar las transacciones de las empresas de su país.

Así que se han obtenido los dólares que, sumados a las ventas de la Comex, el tequila Don Julio y alguna que otra empresa, permiten respaldar la actual paridad cambiaria y disminuir el nerviosismo en torno a la volatilidad financiera. El peso resiste y hasta se fortalece.

El acuerdo responde plenamente a los modelos económicos contrarios y complementarios de México y China. Nosotros nos endeudamos y vendemos patrimonio productivo; destruimos el aparato productivo y nos olvidamos del empleo. Esto nos obliga a endeudarnos cada vez más para mantener la paridad cambiaria, seguir importando y sostener la ilusión de modernidad en medio del empobrecimiento general.

Ellos aunque son estadísticamente más pobres, nos prestan, exportan sus productos, crean empleos, elevan sus salarios y nivel de vida. Como nos venden mucho más de lo que nos compran terminan apropiándose de los dólares que México consigue en otros lados y ahora, con ellos, nos van a dar financiamiento y van a comprar nuestros recursos productivos.

Bueno, no debería olvidar que el Presidente Peña Nieto declaró en su discurso en la capital china que se ha ampliado la posibilidad de exportar tequila, zarzamoras, frambuesas y carne de res.

¿Había alguna alternativa al financiamiento chino? Creo que sí: exigir a China que nos compre 60 mil millones de dólares más o imponer aranceles a sus productos. Buscar de una u otra manera equilibrar el comercio entre los dos países. En cualquiera de las dos opciones el gobierno habría obtenido los recursos que fue a buscar, solo que estos habrían sido generados por el trabajo de los mexicanos, sin endeudamiento y elevando los niveles de empleo y de vida dentro del país.

Y ahora una adivinanza, ¿para qué va el señor Presidente, en diciembre, a Kuwait y Arabia Saudita?

lunes, 10 de noviembre de 2014

Referéndums

Faljoritmo

Jorge Faljo

Para la mayoría de los analistas políticos la votación para renovar el congreso norteamericano se convirtió de hecho en una consulta sobre la administración del presidente Obama. Esto haría que más que hablar de victorias de los candidatos republicanos particulares lo que ocurrió fue un rechazo al gobierno federal. Todo un desastre para el partido demócrata y un triunfo para los republicanos que ahora controlan las dos cámaras del congreso norteamericano.

Este presidente pasará a la historia como alguien tibio que, pese a su discurso social progresista, desaprovechó importantes oportunidades para hacer avanzar su programa de manera unilateral. Cuando pudo hacerlo no impulsó de manera decidida el incremento de los salarios mínimos, la reforma migratoria y un sistema de salud universal. Tampoco pudo cerrar el campo de concentración de Guantánamo ni reducir o eliminar la participación norteamericana en conflictos bélicos.

Obama quiso ser un presidente conciliador que, lejos del autoritarismo, pretendió gobernar por consenso con sus adversarios. Tal vez este fue su mayor error porque sus enemigos no se lo agradecen y en cambio perdió la fidelidad de su base social, muy desalentada por el inmovilismo.

En estas elecciones la participación ciudadana fue menor al 40 por ciento; pero fue la ausencia de los votantes hispanos, los trabajadores de bajos ingresos y los empobrecidos en general lo que lo llevo a la derrota.

No obstante estas elecciones fueron acompañadas de referéndums que muestran avances importantes para la agenda liberal, digamos progresista, de la sociedad norteamericana.

En Arkansas, Alaska, Dakota del Sur y Nebraska los votantes elevaron el salario mínimo. En el estado de Washington decidieron incrementar la información obligatoria sobre todos los que adquieren armas de fuego, incluyendo traspasos, regalos y préstamos entre particulares.

Se fortaleció la libertad para consumir, producir en casa y poseer marihuana en Alaska, Guam, Oregón y la ciudad de Washington. En California se modificaron las penas por consumo de drogas y alrededor de 10 mil presos podrán ser liberados y el ahorro será dirigido a educación y programas de desintoxicación.

En Florida no se aprobó el uso médico de la marihuana porque “solamente” un 58 por ciento votó a favor y se requería el 60 por ciento. El análisis por grupo de edad es revelador: alrededor del 83 por ciento de los jóvenes entre 18 y 24 años piden eliminar la prohibición. La tendencia es irreversible; cada día serán más los jóvenes a favor y menos lo viejos en contra.

Las contiendas más reñidas y costosas se dieron entre grupos ambientalistas y de consumidores opuestos y las grandes transnacionales en torno a los alimentos genéticamente modificados. Los primeros consiguieron victorias municipales en Mawi, Hawái y Humboldt, California, para prohibir la siembra local de transgénicos.

Sin embargo la lucha por conseguir que las etiquetas de alimentos simplemente informen sobre el contenido de transgénicos se perdió en Colorado y Oregón. Las grandes empresas Monsanto, DuPont, Pepsi y otras gastaron 15 millones de dólares en Colorado y 18 millones en Oregón en campañas contra el etiquetado.

Aún así los resultados muestran un mayor interés ciudadano por controlar o, por lo menos recibir información sobre lo que consumen. Lo cual se empieza a traducir en cambios; el cereal Cheerios, por ejemplo, dejó ya de usar ingredientes transgénicos y algunas cadenas comerciales se preparan para informar al público cuales alimentos contienen ese tipo de ingredientes.

Un impuesto a las bebidas azucaradas se aceptó en Berkeley y fue rechazado en la vecina ciudad de San Francisco. En Maine la población no aceptó prohibir la cacería de osos usando perros, trampas y carnadas (usualmente donas azucaradas). Colorado y Dakota del norte se negaron a restringir el derecho al aborto. En Oregón se negaron a darles licencias de manejo a los indocumentados y en numerosos lugares se votó, con distintos resultados, en torno al “fracking”, los juegos de azar y la existencia de casinos.

Los resultados de las elecciones intermedias norteamericanas pueden ser vistos en dos planos divergentes. Por una parte la elección de un mayor número de congresistas norteamericanos asegura que seguirá el embrollo de la clase política y la incapacidad de la administración de Obama para empujar cambios relevantes.

Sin embargo, en otro nivel, se ha fortalecido el sistema de referéndums y la posibilidad de que la población tome decisiones que se traducen en cambios legales inmediatos. Eso está creando un importante entusiasmo que hace previsible que en las siguientes elecciones la población logrará que se hagan más referéndums que les permitirán no simplemente opinar, sino francamente decidir en temas como la elevación de salarios mínimos, la despenalización de la mariguana, los matrimonios gay, el fracking y muchos otros.

En los Estados Unidos se ha fortalecido el referéndum como un efectivo mecanismo democrático. Aquí, tan necesitados como estamos de fortalecer la confianza ciudadana en nuestro sistema político, se ha negado a la población el derecho incluso a la pinche consulta. Con ello la Suprema Corte de la Nación, y toda la clase política, van rumbo a ser percibidas como accesorios irrelevantes.

martes, 4 de noviembre de 2014

Importaciones subvaluadas y estrategia económica

Faljoritmo

Jorge Faljo

Hace unos días se detectó y desmanteló una red delincuencial de importaciones textiles subvaluadas, lo que legalmente es equiparable a contrabando técnico. Luis Videgaray, Secretario de Hacienda, dijo señaló que esta red involucraba a 113 empresas fachada, 22 agentes aduanales, 31 importadores y 53 proveedores en el exterior, entre otros.

Para desmantelar esas operaciones se retiró el registro a los agentes aduanales y se congelaron cuentas de empresas en tanto se investiga su situación fiscal. Las medidas son inéditas y van en serio.

Videgaray, como de costumbre, le dio el crédito al presidente Peña Nieto. Lo más interesante es que su justificación incluyó la mención de criterios económicos y sociales como el hecho de la industria textil representa el 10 por ciento de la industria de transformación y emplea a más de 420 mil personas.

El problema viene de muy atrás. En el 2011 la Cámara Nacional de la Industria del Vestido denunció, por ejemplo, la entrada de 76 mil brasieres a un valor declarado de menos de dos centavos de dólar por unidad. El presidente de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido, Marcos Cherem, dijo que ese precio no cubría ni los ganchitos con que se cierra la prenda. Denuncias de ese tipo no han faltado desde hace años.

En diciembre del 2011, bajo la administración de Calderón, se hablo de una estrategia de combate a las importaciones subvaluadas que pareció diseñada para no ser efectiva. Hace unos meses el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil declaró: ““El estado mexicano no ha logrado dar los resultados que se esperan”.

Algunas complicaciones legales, como los amparos otorgados a los importadores, han retrasado la solución. No obstante, lo recién anunciado muestra que lo faltaba era la comprensión oficial de la magnitud del problema y las ganas de resolverlo.

A fines del 2012 México planteó una controversia comercial con China ante la Organización Mundial del Comercio por los subsidios que otorga a sus empresas textiles. Estos se dan por la via de exenciones fiscales, precios preferenciales en servicios públicos, créditos de privilegio, condonaciones de adeudos y hasta donaciones. Nada positivo se ha obtenido por ese camino.

De acuerdo al Presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil, Moisés Kalach, en los últimos 18 meses entraron al país 1,200 millones de prendas de vestir subvaluadas. El valor total declarado fue de solo 226 millones de pesos, basado en facturas apócrifas.

Lo importante de las últimas medidas es que muestran una nueva voluntad de cooperación de Hacienda con el aparato productivo del país y la decisión de iniciar una estrategia defensiva en lugar de simplemente andar de quejicas internacionales. Para defender el aparato productivo hay que empezar por sanear la casa; Videgaray señaló que le compete al Poder Judicial de la Federación tomar medidas de revisión y corrección en los casos de los jueces que ampararon a importadores y agentes aduanales.

Es un paso positivo, sobre todo porque surge de una estrategia acordada con la industria textil y del vestido y que avanza en el mismo carril de los acuerdos recientes con la industria del calzado. El instrumento fundamental deberá ser que expertos de estos sectores industriales determinen el valor real de las importaciones.

Sin embargo eso podría tan solo sustentar una declaración fiscal más correcta y, no obstante, entrar al mercado nacional manteniendo características de subvaluación originada en la política económica china. Debería, en mi opinión, darle seguimiento al precio de venta de estas importaciones y establecerles impuestos que igualen su precio de venta con el determinado por los expertos de la industria.

Para Videgaray la magnitud del problema se expresa al decir que hubo un daño al fisco por mil 500 millones de pesos en doce meses. Según la Cámara de la Industrial Textil la evasión sería más bien del orden de los 10 mil millones de pesos.

Cualquiera de los dos cálculos anteriores es incompleto. No basta saber que estas importaciones afectan los ingresos del gobierno; lo importante es entender cómo afectan a las empresas y al empleo. Tan solo en Jalisco este año cerraron 90 empresas de la industria del vestido. Pero en todo el país son miles las que han quebrado en los últimos años mientras otras funcionan muy por debajo de su capacidad de producción.

Tal vez lo que decidió a la SHCP a moverse es que en el segundo trimestre de este año el Producto de la industria textil se redujo en 8.6 por ciento y el de la industria del vestido en 7.4 por ciento.

Estamos ante un problema que impacta a toda la manufactura. La medida de la eficacia de las acciones que se están tomando debería ser la disminución efectiva del déficit comercial con Asia. En 2013 exportamos a esta región mercancías por 18,511 miles de millones de dólares –mmd-, y le compramos 119.4 miles de millones. Es decir que tuvimos un déficit de 101 mmd. Con China en particular el déficit fue de 55 mmd. Algo que simplemente no deberíamos aceptar por su impacto destructor del empleo y la producción nacionales.

Hay que entender que la tecnología china no es superior a la mexicana en el grueso de las manufacturas. Tampoco son ellos más trabajadores y sus obreros si son mejor pagados que los mexicanos. Así que su competitividad arrolladora proviene enteramente de su política industrial; lo que aquí no tenemos.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Carstens, nerviosón

Faljoritmo

Jorge Faljo

El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, recién señaló que cuatro de cada diez dólares de deuda del gobierno federal en el mercado interno se encuentra en manos de extranjeros “lo que en principio es bueno, pero el problema es qué va a suceder” cuando la reserva federal norteamericana cambie su política de bajas tasas de interés. Lo que puede ocurrir, declaró, es que haya una reversión de capitales; “uno se pone nervioso cuando ve esas gráficas” dijo mientras hacia su presentación en el foro “México Cumbre de Negocios”.

Carstens tiene razón en ponerse nervioso y su mensaje bien merece un análisis algo más detallado de lo que el mismo presentó.

La estrategia norteamericana para amortiguar su crisis iniciada a fines del 2007 se basó en imprimir grandes cantidades de dinero con los que inundó sus mercados financieros, bajó las tasas de interés y de ese modo facilitó el pago de las deudas de la clase media, de las empresas y del gobierno. Así se fortaleció también el consumo, la producción y el empleo.

Solo que un efecto adicional, tal vez colateral, tal vez intencionado, es que decenas de miles de millones de dólares salieron de los Estados Unidos en busca de oportunidades de inversión en el exterior y se lanzaron a comprar empresas en el tercer mundo, a realizar inversiones especulativas, y a aprovechar el que otros países ofrecían mayores tasas de interés.

Algunos países, siguiendo el consejo del Fondo Monetario Internacional, pusieron algunas barreras para defenderse de la entrada de esta avalancha de capital financiero cuyos efectos inmediatos eran inflacionarios, fortalecían su moneda y convertían al país en consumidor de importaciones al tiempo que reducían la competitividad de su propia producción.

México hizo lo contrario, campañas para atraer capitales debido a que la inflación que provoca el capital externo es muy conveniente para las elites. Es una inflación que se genera en la punta de la pirámide económica: eleva los precios de las acciones en la bolsa de valores; los de las empresas; los del sector inmobiliario de altos ingresos y de los bienes que ofrecen las empresas de punta. Para colmo esta inflación generada desde arriba se combate abajo, abatiendo salarios. Por eso hoy en día tenemos los más bajos del continente, incluidos Haití, Honduras, Nicaragua y demás.

La estrategia mexicana de atracción de capitales externos ha capturado grandes cantidades de capital externo en inversión de cartera y en inversión directa. En 2012 como en 2013 la suma de estas entradas superó los 85 mil millones de dólares. Tenemos un modelo económico adicto a la entrada de grandes cantidades de dólares para sostener el peso, pagar los intereses de la deuda acumulada, elevar los valores de los activos para beneficio de los grandes inversionistas y darnos un maquillaje de modernidad.

Pero la suerte se nos acaba. Las entradas de remesas familiares se comportan de manera tambaleante, las exportaciones se debilitan (excepto la maquila automovilística) y, lo peor, el superávit petrolero se reduce a la mitad en este año.

Desde hace varios años era previsible una situación “volátil”; de dificultades crecientes para atraer dólares. Por ello, casi con desesperación se le apostó con fuerza a la reforma energética que habría de cumplir este objetivo de atraer grandes montos de inversión y fortalecer las exportaciones energéticas.

Pero con Tlatlaya y Ayotzinapan se nos corrió el rímel y el resto del planeta se encuentra azorado al descubrir una descarnada imagen de violencia e inseguridad generalizadas, de incapacidad institucional, de inequidad extrema. Incluso de un descontento social que empieza a amalgamarse para exigir cambios de fondo y que tendrá que ser atendido con máxima habilidad para no echarle gasolina al fuego.

Ahora nos observa el mundo y nuestros problemas ya no podrán taparse con manejo mediático; habrá que hacer algo en serio, diría yo que integral. Sobre todo porque nuestra historia cuenta que cada tanto y tanto las entradas de dólares se revierten y el esfuerzo de estabilización superficial, basado en la atracción de capitales especulativos se viene al suelo.

Carstens debería recordar que las anteriores estampidas de compra de dólares fueron iniciadas por el capital financiero nacional exigiendo que las reservas internacionales sean puestas a su disposición. Pero venderles las reservas bajo el pretexto de la defensa a ultranza del peso sería un gigantesco error que podría dejarnos como en 1994, con una mano adelante y otra atrás.

En un país que importa el 43 por ciento de sus alimentos las reservas, si ocurre la reversión que teme Carstens, deben preservarse para las importaciones estratégicas y no venderse a los cuates.