viernes, 17 de febrero de 2012

Necesitamos una política industrial

Necesitamos una política industrial
Jorge Faljo
La Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero, CANACERO, ha colocado un estudio “Desarrollo de la Cadena de Valor Metal-Mecánica” en su página de internet. Es un documento valioso, coordinado por economistas expertos, que presenta una visión crítica, propositiva y bien sustentada y que sin duda contribuye al tipo de discusión que a nivel nacional debiéramos estar haciendo. Dedicaré esta nota a reseñar esta visión en el entendido de que estaré tomando sus datos e ideas.
La metalmecánica es una actividad clave en el conjunto de la industria nacional. Se compone de la fabricación de productos metálicos, maquinaria y equipo, componentes electrónicos (incluyendo computación), equipos para la generación de energía eléctrica y aparatos eléctricos, equipo de transporte y muebles y productos relacionados.
El producto real de la metal-mecánica registró en 2010 prácticamente el mismo nivel que en el 2000. En ese periodo su crecimiento promedio fue de 0.1 por ciento anual. Al interior de la rama solo dos actividades, maquinaria y transporte  registraron un crecimiento moderado. La primera creció al 2.3 por ciento y la segunda al 1.6 por ciento, en ambos casos como promedio anual.
El resto de la rama se contrajo a lo largo de la década. La fabricación de productos metálicos decreció al -0.25; la de equipos electrónicos al -4.66; la de equipos para generar energía eléctrica al -0.12 y la de muebles al -2.02 por ciento anual promedio. Este deterioro se ha acompañado de un proceso importante de substitución de inversión nacional por extranjera;  lo que no quiere decir por otro lado que está última haya sido abundante pues de hecho fue menor que en el periodo 1994–2000.
Tan solo en el periodo 2007–2010 el personal ocupado en la metal-mecánica disminuyó en 163,861 personas.  Esta pérdida de empleos tuvo un impacto importante en la economía mexicana debido a se trata de los puestos de mayor remuneración en el sector formal de la economía.
La contracción de la producción, severa en toda la década pero particularmente aguda en los últimos cuatro años, no refleja una disminución de la demanda interna sino la substitución de la oferta nacional por productos importados, en particular de China. Estas importaciones reflejan una dinámica sin precedentes y al alza. En 1995 las importaciones de productos chinos de la metalmecánica fueron de 218 millones de dólares (md); en el 2000 de 1,569 md, en 2006 de 18,403 md y en 2010 de 36,842 millones de dólares.
Entre 2000 y 2010 las importaciones de la metalmecánica china crecieron al ritmo de un 37 por ciento anual en promedio. Esta situación se traduce en que en el 2010 el déficit comercial México-China de la rama ascendió a 34.7 mil millones de dólares.  
De acuerdo al estudio en la raíz del éxito asiático se encuentra la utilización de políticas industriales selectivas con instrumentos que incluyen incentivos fiscales, financieros, fuentes de crédito abundantes a tasas preferenciales y fondos para capital de riesgo entre otros. Adicionalmente en algunos casos las autoridades han inducido una integración vertical de la industria aprovechando sus recursos minerales disponibles;  han establecido instituciones encargadas del diseño de la política industrial y una planeación sistemática y efectiva del sector y una política cambiaria diseñada ex profeso para elevar la competitividad exportadora de productos de la metalmecánica. Es claro que los beneficios han superado a los costos a favor del desarrollo de la metalmecánica en aquellos países.
La primera limitante para el diseño y la instrumentación de un apolítica industrial selectiva está en convencer a los involucrados que es una tarea conjunta de gobierno e iniciativa privada y que la falta de voluntad de una de las partes anula cualquier esfuerzo en este sentido y condena al sector industrial a competir deslealmente con otras naciones, como ha ocurrido claramente en esta década con China.
La pregunta central es si en México podría aplicarse una política de desarrollo industrial selectivo que aproveche algunas ventajas comparativas y los elementos que podrían integrarla. Una importante limitación para una política industrial selectiva son las reglas del comercio internacional firmadas por México y un entorno industrial y de manejo de información tecnológica que plantea nuevos retos. A pesar de esas limitantes el concepto de política industrial, entendida como un conjunto de medidas para estimular ciertas actividades económicas sigue siendo válido. En consecuencia la pregunta no es si debe o no hacerse, sino en cómo hacerlo de manera adecuada.
Los críticos de esta posibilidad pasan por alto una evidencia contundente; que el sector automotriz, hoy en día principal fuente de exportación del país y con una economía de libre mercado se desarrolló mediante una política de protección diseñada ex profeso.
Más aún; el crecimiento de la economía mexicana ha sido inferior en los periodos en que no ha habido política industrial en comparación con los de política industrial selectiva. Se observa que de 1950 a 1970 el crecimiento anual promedio del Producto fue de 6.3 por ciento; de 1990 a 2000 fue de 3.3 por ciento y de 2000 a 2009 de tan solo 1.2 por ciento.
Por otro lado se pueden observar las experiencias de varios países como Sudáfrica, El Salvador, Uruguay y otros que han aplicado un nuevo modelo de política industrial compatible con las limitantes que impone la globalización y que aminora o elimina significativamente los riesgos de desperdicio de recursos, rentismo y corrupción de un lado mientras que genera una aceleración de la actividad económica.
Los elementos esenciales del modelo son el desarrollo de cadenas productivas integrales; mecanismos de generación de información inmediata de restricciones y fallas en la cadena productiva; colaboración estratégica pública-privada; incentivos a la inversión productiva delimitados en tiempo y espacio; transparencia en el diseño e instrumentación; responsables institucionales claros, evaluaciones periódicas y rendición de cuentas.
México ha sido desplazado consistentemente por China en los mercados de manufacturas en general, además de su propio mercado interno. Esto es resultado de la política industrial seguida por china que ha utilizado una subvaluación permanente de su tipo de cambio para mejorar su competitividad internacional. En este contexto entre las medidas urgentes hay que detener la desgravación unilateral de importaciones  iniciada por el gobierno mexicano; mejorar la verificación de las mercancías importadas y aplicar las condiciones de certificación existentes.
Hasta aquí la presentación de la posición del sector empresarial manufacturero. Sus propuestas son claras y es evidente que se hacen en un momento particular donde existe la oportunidad de redefinir el rumbo nacional. Ojalá y alguno o más, o todos, los candidatos acepten el reto del cambio.

sábado, 11 de febrero de 2012

Las Reservas Internacionales.


Las Reservas Internacionales.
Jorge Faljo
Las reservas internacionales de México crecieron en 70 mil millones de dólares (md) en los primeros cinco años de esta administración y alcanzaron en enero un total de 175 mil md. ¿Qué nos dice esto sobre la fortaleza o debilidad de nuestra economía? En realidad nada; habría que verlas en una perspectiva de calidad.
Banco de México, Banxico, integra las reservas con dólares que compra en el mercado interno a cambio de pesos que el mismo emite. En países con economías sanas estos dólares en su mercado interno provienen de su superávit comercial. En México, con una economía importadora, crónicamente deficitaria, esos dólares provienen del endeudamiento.
El primer año de la actual administración, 2007, México realizó exportaciones (incluyendo petróleo) por 272 mil mmd, e hizo importaciones por 282 mil md. Si además consideramos otros ingresos, como las remesas que nos mandan los trabajadores mexicanos en los Estados Unidos, por 26.4 mil md y otros gastos (como salida por pago de intereses y repatriación de ganancias de empresas extranjeras) por 24.5, el resultado es que gastamos más de lo que ingresamos. Un déficit en ese año de 8.2 mil md; más o menos lo habitual para nuestra economía importadora, crónicamente deficitaria y en progresivo endeudamiento.
Para los primeros cinco años del régimen, 2007 – 2011, el déficit de cuenta corriente fue de unos 53.4 mil md (2011 en cifra preliminar) que fue financiado por entradas de capital externo, es decir endeudamiento, por unos 140 mil md.  En la perspectiva económica toda entrada de capitales externos que genera derechos externos y obligaciones nacionales es una forma de endeudamiento.
Hace poco Bruno Ferrari, el Secretario de Economía, presumía de la entrada de más de 100 mil md de inversión extranjera directa en los primeros cinco años del sexenio. Es presumir la venta de bancos, cerveceras, mineras y todo tipo de industrias. Y claro que tienen el derecho a repatriar sus ganancias y si lo desean incluso sus capitales.
A final de cuentas si en las cuentas con el exterior los ingresos (venta de bienes y servicios, remesas) son inferiores a las salidas (compras, réditos, repatriación de ganancias) el resultado es endeudamiento. Por lo contrario, la única manera real de desendeudarse en tener más ingresos que gastos, y aquí lo fundamental es vender más de lo que se compra, tener un superávit comercial sostenido.
Año con año nuestro modelo importador nos endeuda lo que es posible financiar mediante entradas de capital externo, sea que compren acciones en la bolsa de valores o empresas completas, o bonos del gobierno (es decir deuda) o presten a privados. Para atraer estos capitales se les ofrecen condiciones de privilegio: tasas de interés muy superiores a las internacionales, ningún impuesto a las ganancias y un seguro de recompra de dólares. Este último punto es el tema de este artículo pues eso, y no más, son las reservas. Permítame explicarlo.
Hay una gran diferencia entre endeudamiento nacional formal e informal. Con el formal se sabe cuándo y cuanto se paga. Es como si Usted tuviera una hipoteca y sabe exactamente cuando ocurre cada vencimiento y lo que paga de intereses y de abono al capital. Pero imaginemos que en lugar de una hipoteca Usted adeuda un total de 140 mil pesos a una veintena de acreedores distintos a los que les tiene que pagar lo que ellos quieran cobrar y en el momento en que lo deseen.
En ese caso, si Usted desea conservar su imagen de solvencia, para que le sigan prestando, entonces sería una práctica muy sabia conservar en efectivo y disponibles en todo momento unos 70 mil pesos para pagarle a los acreedores que se presenten a cobrar de improviso. Para eso son las reservas. La diferencia con la práctica nacional es solo de volumen.
México se endeudó en cinco años por 140 mil md e incrementó sus reservas en 70 mil. Las reservas son un guardadito parcial del monto de endeudamiento informal. De esa manera los inversionistas están seguros de que habrá dólares disponibles para retirar sus ganancias, o su capital, cuando lo deseen. Saben además que hay un compromiso implícito de que esos dólares se les venderán al mejor precio posible. Las reservas sirven para evitar que el dólar suba de precio. Esto porque cuando los inversionistas entran al país venden dólares y cuando salen quieren volver a comprarlos más baratos del precio al que ellos los vendieron. Que el dólar suba de precio no conviene a los inversionistas financieros. 
Algunos proponen usar las reservas para otras cosas. Por ejemplo pagar la deuda externa. Lo hace Argentina, pero allá las reservas se integran con dólares de superávit comercial, es decir con ahorro. En México las reservas se integran con deuda y emplearlas para pagar deuda no resuelve nada. Recordemos que el único medio real de pagar deuda externa, e incluso de renacionalizar el aparato productivo, es con superávit en cuenta corriente. Hay que exportar lo suficiente para importar, pagar intereses y ganancias, e ir abonando al capital. Eso permitiría crecer, emplear con eficiencia el aparato productivo, generar empleos y pagar deudas. 
Otros hablan de usar los dólares para comprar alimentos (o construir puentes y otras cosas buenas). La pregunta es ¿por qué con dólares? Con los dólares se hacen importaciones; para eso sirven, para comprar afuera del país. Ese es nuestro problema y no conviene agravarlo. Lo que necesitamos es producir adentro movilizando las enormes capacidades productivas que actualmente se desperdician. Hay tierras para sembrar, sistemas de riego que desazolvar, industrias que trabajan a media capacidad, millones de personas con ganas y capacidades de trabajo. Hay que producir en México y para eso no se necesitan dólares sino pesos.  
Banxico usó pesos para comprar los dólares que luego colocó fuera del país y que constituyen las reservas externas. Si lo que se necesitan son pesos y no dólares la respuesta, con sus asegunes, sería que puede emitir más pesos y prestarlos al gobierno (en lugar de que se endeude). No lo hace en la medida en que sería posible porque sus temores a la inflación (que tanto daña al capital financiero) son muy superiores a su interés por dinamizar la economía. Además de que los prestamistas no ganarían. De las reservas no podemos esperar nada; son un seguro para la repatriación de los capitales que han entrado al país.
Donde hay que poner la atención es en la economía real, en la dinamización de la producción y el empleo y para ello lo fundamental, lo indispensable, es en primer lugar obtener un superávit comercial y de cuenta corriente substancioso. Para ello hay que romper los dogmas del neoliberalismo y dejar de permitir, incluso alentar, desde el gobierno la destrucción del aparato productivo nacional. Necesitamos una política de decidida defensa y protección de la agricultura, la industria y el comercio mexicanos. 

Seguridad, soberanía y autosuficiencia alimentarias

Seguridad, soberanía y autosuficiencia alimentarias
Jorge Faljo

El informe del relator especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Olivier De Schutter, aporta elementos a una polémica internacional sobre las actuales reglas de la Organización Internacional del Comercio –OMC- referidas a la producción y comercialización agroalimentaria. Es un debate de gran importancia por sus consecuencias prácticas sobre la alimentación de miles de millones de seres humanos subnutridos en el mundo.
Para México, cuya población en pobreza alimentaria se elevó de poco menos de 14 millones en el año 2006 a cerca de 22 millones en el 2011, el informe y sus propuestas tienen una particular relevancia. Merece ser leído y estudiado por todos los interesados en abatir la más cruel de las carencias, mejorar la producción, el bienestar de la población rural y recuperar a la agricultura como un factor del desarrollo nacional.
Desde las primeras oleadas neoliberales las grandes instituciones financieras internacionales impulsaron el uso del concepto “seguridad alimentaria” dado que podía emplearse de una manera laxa. Desde esta perspectiva la seguridad alimentaria reside en la posibilidad de comprar alimentos disponibles en el mercado internacional, para ello bastaba, por una parte, con contar con los ingresos suficientes en dólares (así fueran préstamos) y con que en el mercado internacional se ofertarán alimentos suficientes para responder a esta demanda.
El concepto de seguridad alimentaria derrotó en el plano ideológico a las demandas de autosuficiencia alimentaria; es decir a los intereses por producir internamente los alimentos necesarios para el consumo nacional, regional o incluso local. También logró desbancar algo de tal vez mayor fondo, a la soberanía alimentaria; es decir, la capacidad de decisión nacional sobre el diseño y aplicación de estrategias de producción y comercialización de alimentos. La afiliación de cada país a la Organización Mundial del Comercio ha implicado aceptar tratados y reglas internacionales que limitan lo que cada país puede o no puede hacer para producir y comercializar en beneficio de su población subalimentada.
Ahora, desde una posición estratégica, el informe del relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación, considera que las reglas de la OMC entran en conflicto directo con las necesidades de incrementar la producción mundial y hacerla accesible a los mil millones de personas con hambre en el mundo.
Su informe coincide con el diagnóstico de la FAO, la organización de la ONU para la agricultura y la alimentación: los precios de los alimentos se han elevado y no se vislumbra que vayan a bajar, las reservas mundiales son bajas y continuará la volatilidad de precios.
Diversos factores afectan las perspectivas de una producción mundial suficiente de granos básicos. Por una parte la modificación de la dieta de alrededor de mil millones de personas que en la próxima década ingresarán a las clases medias y transformarán su dieta de vegetariana a carnívora. Recordemos que para producir un kilo de carne se requieren unos 7 kilos de granos. Este cambio ya está ocurriendo en particular en China, la India y otros del sureste asiático con una estrategia económica exitosa.
Tenemos además la decisión norteamericana de continuar impulsando la producción de etanol, a base de maíz, como un componente de su seguridad energética. Finalmente habría que mencionar los efectos del calentamiento y cambio climático global que se traduce en sequías, heladas y otras causas de deterioro y/o incertidumbre productiva en diversas regiones agrícolas del planeta.
El informe del relator del derecho a la alimentación (http://www.srfood.org/) coincide con la FAO en que es fundamental promover la producción alimentaria haciendo uso de todas las capacidades productivas disponibles; incluyendo en particular la producción agrícola de los pequeños productores.
Afortunadamente el relator va mucho más allá en sus precisiones al plantear la prioridad del derecho a la alimentación sobre las reglas de la OMC. Incluso señala que la organización del comercio se obstina en incrementar el comercio mundial a cualquier costo cuando esto debería hacerse tan solo cuando contribuye al bienestar humano. Finalmente considera que deben levantarse todas las restricciones que vayan en contra del derecho a la alimentación, en particular las que dificultan la promoción de la pequeña producción.  
Desde la perspectiva del informe conviene a los países deficitarios y con población vulnerable disminuir su dependencia del mercado mundial para, en cambio, elevar sus niveles de autosuficiencia alimentaria. Sin embargo lograrlo no es fácil. Lo más probable es que los productores modernos, con tecnologías avanzadas, en buenas tierras, competitivos en el mercado internacional, ya se encuentren produciendo. Por lo tanto la clave de una elevación de la producción reside en el fortalecimiento de los pequeños productores, que no cuentan con técnicas avanzadas, ubicados en tierras marginales.
Existen las tecnologías apropiadas para el fortalecimiento productivo en prácticamente cualquier condición de la naturaleza. La condición fundamental para lograrlo es un ritmo sostenido de inversión en manos de los propios productores; derivado no de su endeudamiento sino de su rentabilidad. Invertir en la agricultura marginal requiere diseñar y poner en práctica estrategias institucionales de apoyo pero sobre todo mucha organización y capacidad de regulación social del  mercado. El informe menciona, por ejemplo, compras públicas de granos, establecimiento de reservas alimentarias, enfrentar la volatilidad de precios y asegurar la rentabilidad de los pequeños productores.
Nuestro país, anteriormente avanzado en sus apoyos a los pequeños productores, no solo destruyó instituciones como la CONASUPO sino que renunció en tratados internacionales a la intervención gubernamental en la asistencia técnica directa y en la comercialización agropecuaria, descuidando un aspecto fundamental de nuestra soberanía nacional.
El informe de De Schutter coloca en primer plano una polémica en la que los interesados en la lucha contra el hambre, el bienestar social y el desarrollo rural, deberán apoyarse para promover la reconquista de la soberanía alimentaria y elevar los niveles de autosuficiencia. Ahí reside la verdadera seguridad alimentaria.