Necesitamos una política industrial
Jorge Faljo
La Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero, CANACERO, ha colocado un estudio “Desarrollo de la Cadena de Valor Metal-Mecánica” en su página de internet. Es un documento valioso, coordinado por economistas expertos, que presenta una visión crítica, propositiva y bien sustentada y que sin duda contribuye al tipo de discusión que a nivel nacional debiéramos estar haciendo. Dedicaré esta nota a reseñar esta visión en el entendido de que estaré tomando sus datos e ideas.
La metalmecánica es una actividad clave en el conjunto de la industria nacional. Se compone de la fabricación de productos metálicos, maquinaria y equipo, componentes electrónicos (incluyendo computación), equipos para la generación de energía eléctrica y aparatos eléctricos, equipo de transporte y muebles y productos relacionados.
El producto real de la metal-mecánica registró en 2010 prácticamente el mismo nivel que en el 2000. En ese periodo su crecimiento promedio fue de 0.1 por ciento anual. Al interior de la rama solo dos actividades, maquinaria y transporte registraron un crecimiento moderado. La primera creció al 2.3 por ciento y la segunda al 1.6 por ciento, en ambos casos como promedio anual.
El resto de la rama se contrajo a lo largo de la década. La fabricación de productos metálicos decreció al -0.25; la de equipos electrónicos al -4.66; la de equipos para generar energía eléctrica al -0.12 y la de muebles al -2.02 por ciento anual promedio. Este deterioro se ha acompañado de un proceso importante de substitución de inversión nacional por extranjera; lo que no quiere decir por otro lado que está última haya sido abundante pues de hecho fue menor que en el periodo 1994–2000.
Tan solo en el periodo 2007–2010 el personal ocupado en la metal-mecánica disminuyó en 163,861 personas. Esta pérdida de empleos tuvo un impacto importante en la economía mexicana debido a se trata de los puestos de mayor remuneración en el sector formal de la economía.
La contracción de la producción, severa en toda la década pero particularmente aguda en los últimos cuatro años, no refleja una disminución de la demanda interna sino la substitución de la oferta nacional por productos importados, en particular de China. Estas importaciones reflejan una dinámica sin precedentes y al alza. En 1995 las importaciones de productos chinos de la metalmecánica fueron de 218 millones de dólares (md); en el 2000 de 1,569 md, en 2006 de 18,403 md y en 2010 de 36,842 millones de dólares.
Entre 2000 y 2010 las importaciones de la metalmecánica china crecieron al ritmo de un 37 por ciento anual en promedio. Esta situación se traduce en que en el 2010 el déficit comercial México-China de la rama ascendió a 34.7 mil millones de dólares.
De acuerdo al estudio en la raíz del éxito asiático se encuentra la utilización de políticas industriales selectivas con instrumentos que incluyen incentivos fiscales, financieros, fuentes de crédito abundantes a tasas preferenciales y fondos para capital de riesgo entre otros. Adicionalmente en algunos casos las autoridades han inducido una integración vertical de la industria aprovechando sus recursos minerales disponibles; han establecido instituciones encargadas del diseño de la política industrial y una planeación sistemática y efectiva del sector y una política cambiaria diseñada ex profeso para elevar la competitividad exportadora de productos de la metalmecánica. Es claro que los beneficios han superado a los costos a favor del desarrollo de la metalmecánica en aquellos países.
La primera limitante para el diseño y la instrumentación de un apolítica industrial selectiva está en convencer a los involucrados que es una tarea conjunta de gobierno e iniciativa privada y que la falta de voluntad de una de las partes anula cualquier esfuerzo en este sentido y condena al sector industrial a competir deslealmente con otras naciones, como ha ocurrido claramente en esta década con China.
La pregunta central es si en México podría aplicarse una política de desarrollo industrial selectivo que aproveche algunas ventajas comparativas y los elementos que podrían integrarla. Una importante limitación para una política industrial selectiva son las reglas del comercio internacional firmadas por México y un entorno industrial y de manejo de información tecnológica que plantea nuevos retos. A pesar de esas limitantes el concepto de política industrial, entendida como un conjunto de medidas para estimular ciertas actividades económicas sigue siendo válido. En consecuencia la pregunta no es si debe o no hacerse, sino en cómo hacerlo de manera adecuada.
Los críticos de esta posibilidad pasan por alto una evidencia contundente; que el sector automotriz, hoy en día principal fuente de exportación del país y con una economía de libre mercado se desarrolló mediante una política de protección diseñada ex profeso.
Más aún; el crecimiento de la economía mexicana ha sido inferior en los periodos en que no ha habido política industrial en comparación con los de política industrial selectiva. Se observa que de 1950 a 1970 el crecimiento anual promedio del Producto fue de 6.3 por ciento; de 1990 a 2000 fue de 3.3 por ciento y de 2000 a 2009 de tan solo 1.2 por ciento.
Por otro lado se pueden observar las experiencias de varios países como Sudáfrica, El Salvador, Uruguay y otros que han aplicado un nuevo modelo de política industrial compatible con las limitantes que impone la globalización y que aminora o elimina significativamente los riesgos de desperdicio de recursos, rentismo y corrupción de un lado mientras que genera una aceleración de la actividad económica.
Los elementos esenciales del modelo son el desarrollo de cadenas productivas integrales; mecanismos de generación de información inmediata de restricciones y fallas en la cadena productiva; colaboración estratégica pública-privada; incentivos a la inversión productiva delimitados en tiempo y espacio; transparencia en el diseño e instrumentación; responsables institucionales claros, evaluaciones periódicas y rendición de cuentas.
México ha sido desplazado consistentemente por China en los mercados de manufacturas en general, además de su propio mercado interno. Esto es resultado de la política industrial seguida por china que ha utilizado una subvaluación permanente de su tipo de cambio para mejorar su competitividad internacional. En este contexto entre las medidas urgentes hay que detener la desgravación unilateral de importaciones iniciada por el gobierno mexicano; mejorar la verificación de las mercancías importadas y aplicar las condiciones de certificación existentes.
Hasta aquí la presentación de la posición del sector empresarial manufacturero. Sus propuestas son claras y es evidente que se hacen en un momento particular donde existe la oportunidad de redefinir el rumbo nacional. Ojalá y alguno o más, o todos, los candidatos acepten el reto del cambio.
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