sábado, 11 de febrero de 2012

Las Reservas Internacionales.


Las Reservas Internacionales.
Jorge Faljo
Las reservas internacionales de México crecieron en 70 mil millones de dólares (md) en los primeros cinco años de esta administración y alcanzaron en enero un total de 175 mil md. ¿Qué nos dice esto sobre la fortaleza o debilidad de nuestra economía? En realidad nada; habría que verlas en una perspectiva de calidad.
Banco de México, Banxico, integra las reservas con dólares que compra en el mercado interno a cambio de pesos que el mismo emite. En países con economías sanas estos dólares en su mercado interno provienen de su superávit comercial. En México, con una economía importadora, crónicamente deficitaria, esos dólares provienen del endeudamiento.
El primer año de la actual administración, 2007, México realizó exportaciones (incluyendo petróleo) por 272 mil mmd, e hizo importaciones por 282 mil md. Si además consideramos otros ingresos, como las remesas que nos mandan los trabajadores mexicanos en los Estados Unidos, por 26.4 mil md y otros gastos (como salida por pago de intereses y repatriación de ganancias de empresas extranjeras) por 24.5, el resultado es que gastamos más de lo que ingresamos. Un déficit en ese año de 8.2 mil md; más o menos lo habitual para nuestra economía importadora, crónicamente deficitaria y en progresivo endeudamiento.
Para los primeros cinco años del régimen, 2007 – 2011, el déficit de cuenta corriente fue de unos 53.4 mil md (2011 en cifra preliminar) que fue financiado por entradas de capital externo, es decir endeudamiento, por unos 140 mil md.  En la perspectiva económica toda entrada de capitales externos que genera derechos externos y obligaciones nacionales es una forma de endeudamiento.
Hace poco Bruno Ferrari, el Secretario de Economía, presumía de la entrada de más de 100 mil md de inversión extranjera directa en los primeros cinco años del sexenio. Es presumir la venta de bancos, cerveceras, mineras y todo tipo de industrias. Y claro que tienen el derecho a repatriar sus ganancias y si lo desean incluso sus capitales.
A final de cuentas si en las cuentas con el exterior los ingresos (venta de bienes y servicios, remesas) son inferiores a las salidas (compras, réditos, repatriación de ganancias) el resultado es endeudamiento. Por lo contrario, la única manera real de desendeudarse en tener más ingresos que gastos, y aquí lo fundamental es vender más de lo que se compra, tener un superávit comercial sostenido.
Año con año nuestro modelo importador nos endeuda lo que es posible financiar mediante entradas de capital externo, sea que compren acciones en la bolsa de valores o empresas completas, o bonos del gobierno (es decir deuda) o presten a privados. Para atraer estos capitales se les ofrecen condiciones de privilegio: tasas de interés muy superiores a las internacionales, ningún impuesto a las ganancias y un seguro de recompra de dólares. Este último punto es el tema de este artículo pues eso, y no más, son las reservas. Permítame explicarlo.
Hay una gran diferencia entre endeudamiento nacional formal e informal. Con el formal se sabe cuándo y cuanto se paga. Es como si Usted tuviera una hipoteca y sabe exactamente cuando ocurre cada vencimiento y lo que paga de intereses y de abono al capital. Pero imaginemos que en lugar de una hipoteca Usted adeuda un total de 140 mil pesos a una veintena de acreedores distintos a los que les tiene que pagar lo que ellos quieran cobrar y en el momento en que lo deseen.
En ese caso, si Usted desea conservar su imagen de solvencia, para que le sigan prestando, entonces sería una práctica muy sabia conservar en efectivo y disponibles en todo momento unos 70 mil pesos para pagarle a los acreedores que se presenten a cobrar de improviso. Para eso son las reservas. La diferencia con la práctica nacional es solo de volumen.
México se endeudó en cinco años por 140 mil md e incrementó sus reservas en 70 mil. Las reservas son un guardadito parcial del monto de endeudamiento informal. De esa manera los inversionistas están seguros de que habrá dólares disponibles para retirar sus ganancias, o su capital, cuando lo deseen. Saben además que hay un compromiso implícito de que esos dólares se les venderán al mejor precio posible. Las reservas sirven para evitar que el dólar suba de precio. Esto porque cuando los inversionistas entran al país venden dólares y cuando salen quieren volver a comprarlos más baratos del precio al que ellos los vendieron. Que el dólar suba de precio no conviene a los inversionistas financieros. 
Algunos proponen usar las reservas para otras cosas. Por ejemplo pagar la deuda externa. Lo hace Argentina, pero allá las reservas se integran con dólares de superávit comercial, es decir con ahorro. En México las reservas se integran con deuda y emplearlas para pagar deuda no resuelve nada. Recordemos que el único medio real de pagar deuda externa, e incluso de renacionalizar el aparato productivo, es con superávit en cuenta corriente. Hay que exportar lo suficiente para importar, pagar intereses y ganancias, e ir abonando al capital. Eso permitiría crecer, emplear con eficiencia el aparato productivo, generar empleos y pagar deudas. 
Otros hablan de usar los dólares para comprar alimentos (o construir puentes y otras cosas buenas). La pregunta es ¿por qué con dólares? Con los dólares se hacen importaciones; para eso sirven, para comprar afuera del país. Ese es nuestro problema y no conviene agravarlo. Lo que necesitamos es producir adentro movilizando las enormes capacidades productivas que actualmente se desperdician. Hay tierras para sembrar, sistemas de riego que desazolvar, industrias que trabajan a media capacidad, millones de personas con ganas y capacidades de trabajo. Hay que producir en México y para eso no se necesitan dólares sino pesos.  
Banxico usó pesos para comprar los dólares que luego colocó fuera del país y que constituyen las reservas externas. Si lo que se necesitan son pesos y no dólares la respuesta, con sus asegunes, sería que puede emitir más pesos y prestarlos al gobierno (en lugar de que se endeude). No lo hace en la medida en que sería posible porque sus temores a la inflación (que tanto daña al capital financiero) son muy superiores a su interés por dinamizar la economía. Además de que los prestamistas no ganarían. De las reservas no podemos esperar nada; son un seguro para la repatriación de los capitales que han entrado al país.
Donde hay que poner la atención es en la economía real, en la dinamización de la producción y el empleo y para ello lo fundamental, lo indispensable, es en primer lugar obtener un superávit comercial y de cuenta corriente substancioso. Para ello hay que romper los dogmas del neoliberalismo y dejar de permitir, incluso alentar, desde el gobierno la destrucción del aparato productivo nacional. Necesitamos una política de decidida defensa y protección de la agricultura, la industria y el comercio mexicanos. 

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