lunes, 14 de abril de 2014

Ucrania; ¿Quién da más?

Faljoritmo

Jorge Faljo

En Ucrania conviven dos grandes grupos: la mayoría de la población de habla ucraniana ubicada sobre todo en el centro, norte y occidente del país y una importante minoría de alrededor del 30 por ciento de ruso parlantes que se concentran en el sur y oriente, en las regiones más cercanas a Rusia. Tal vez la mayoría habla los dos idiomas que a fin de cuentas son muy similares.

Fue en 1991 con la disolución de la Unión Soviética que el país alcanzó la independencia. Su economía se contrajo en un 15 por ciento en la crisis mundial del 2009 y a partir de entonces se estancó. Lo que disminuyó los niveles de vida de la población.

Su economía es predominantemente rural en las regiones de habla ucraniana y sus mayores exportaciones son agropecuarias y minerales. Por otra parte las regiones cercanas a Rusia tienen alguna industria y comercian sobre todo con ese vecino. La balanza comercial tiene un fuerte déficit que es financiado por capitales rusos, endeudamiento externo y medidas insólitas, como rentarle tres millones de hectáreas agrícolas a China. Algo patético que otros países se han negado a aceptar.

Hace seis semanas las manifestaciones masivas derrumbaron al gobierno del presidente Yanukovich. Los motivos del descontento eran fuertes: el deterioro de los niveles de vida y la corrupción rampante por una parte. Pero también la decisión de suspender el proceso de integración a la Unión Europea y virar a favor de la alianza económica con Rusia. En ello influyeron las exigencias de Europa y el Fondo Monetario Internacional de transitar a una economía mayormente privatizada, con ajustes al gasto público, que habría de implicar mayor sacrificio social.

Sin embargo gran parte de la población, tal vez la mayoría, ve en la integración a Europa una ruta de salida del estancamiento económico, la corrupción y el autoritarismo.

En este contexto caótico Rusia se anexó la península de Crimea, de mayoría rusa y donde se encuentra su gran base naval de Sebastopol en un área que era rentada a Ucrania. Un referéndum inmediato mostró que la gran mayoría de la población aprobaba la anexión. Estados Unidos ha repudiado como ilegitima esa votación y anexión.

Ucrania vive fuertes tensiones internas y es factor de disputa internacional. La convivencia interna se ve amenazada. En algunas ciudades de mayoría ruso parlante centenares de manifestantes han tomado edificios públicos en una estrategia que remeda el modo en que fue derribado el gobierno pro ruso de Yanukovich; solo que ellos exigen anexarse a Rusia o, por lo menos, conseguir un mayor grado de autonomía respecto del gobierno central de Ucrania.

El gobierno ucraniano, receloso de las peticiones de autonomía, amenaza con reprimir a los manifestantes pro rusos. El presidente Putin, de Rusia, dijo que no permitiría que se lastime a la población de origen ruso. Algo que es denunciado por los Estados Unidos como amenaza de invasión.
Afortunadamente predominó la prudencia y la ocupación de Crimea no derivó en violencia. Puestos frente a frente ambos bandos llegaron a tratarse con respeto y hay anécdotas de que en algunos puntos hasta compartieron alimentos o jugaron futbol.

Rusia provee alrededor del 30 por ciento de las necesidades energéticas de Europa y casi la mitad de este suministro transcurre por ductos que atraviesan el territorio ucraniano. Como parte del alquiler de la base militar naval de Sebastopol en Crimea Rusia le vendía gas a Ucrania a un precio subsidiado. En las nuevas condiciones le subió el precio del gas en un 80 por ciento.

El presidente ruso, Putin, acusa a Europa de tratar a Ucrania como mero proveedor agropecuario y minero al tiempo que le venden productos químicos e industriales; lo cual le generó un déficit comercial estructural. Así remarca que Rusia si le compra a Ucrania productos industriales dando lugar a un intercambio más equilibrado con las regiones ruso parlantes.

Las potencias han acordado un encuentro, la semana que entra, entre Estados Unidos, Europa, Rusia y el gobierno provisional de Ucrania (que ha convocado a elecciones en el mes de mayo). La negociación será difícil.

Putin les escribió a 18 gobiernos europeos que exige el inmediato pago de la deuda de gas de Ucrania que alcanza los 2.2 mil millones de dólares. Les recuerda que durante años subsidió el consumo de gas de Ucrania pero que ahora esto debe ser una responsabilidad compartida. Y señala que en caso de que no se pague esta deuda podrá llegar a la suspensión del suministro. Exige seguridad en el paso del gas a Europa sin que Ucrania “ordeñe” este abasto. En la práctica le exige a Europa que pague la deuda de Ucrania o se quedan sin gas. La amenaza es fuerte.

Lo que Europa y los Estados Unidos van a encontrar es que atraer a Ucrania a su esfera de influencia les va a salir sumamente costoso: cubrir sus deudas, financiar su déficit y levantar su economía es algo que no hicieron por Grecia, Portugal o España. ¿Por qué lo van a hacer por Ucrania? Alemania, la de mayor capacidad económica no lo aceptará.

Creo que inevitablemente tendrán que avanzar en el sentido de la propuesta rusa para crear un estado federado con regiones bastante autónomas en las que unas se inclinarían hacia Europa, que por cierto no levanta el vuelo y su población se empobrece. Así que muy posiblemente los ucranianos se desilusionarán. Otras regiones fortalecerían sus lazos con Rusia en un comercio marcado por la conveniencia geopolítica y decisiones de estado, no de mercado. Les podría ir mejor.

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