Faljoritmo
Jorge Faljo
Evo Morales, el presidente de Bolivia, acaba de ser reelecto para un siguiente periodo presidencial que habrá de durar hasta el 2020. Consiguió un triunfo indiscutible con el 61 por ciento de los votos mientras que su competidor más cercano obtuvo el 25 por ciento.
Evo es un indígena cuya lengua materna es el Aymara y proveniente de una familia de campesinos, jornaleros y criadores de llamas muy pobres. Desde los seis años de edad acompañaba a su padre a la zafra en el norte argentino y se dedicaba a pastorear llamas. Cuatro de sus siete hermanos fallecieron antes de los dos años de edad y señala que esa es la suerte de la mayoría de los niños indígenas; considera que él y otros dos hermanos tuvieron suerte y sobrevivieron.
A los doce años acompañó a su padre en una caminata de un mes para llevar las llamas a otra zona. Parte del camino se hizo a lo largo de una carretera donde pasaban autobuses repletos de gentes que por las ventanas arrojaban cascaras de naranjas y plátanos que él recogía para comer. Una de sus aspiraciones de la infancia era algún día poder viajar en uno de esos autobuses.
Desde la adolescencia Evo empezó a destacar como organizador de equipos deportivos primero en su escuela y luego en todas las de la región. Para poder estudiar trabajó como ladrillero, panadero y trompetero.
Poco después su familia emigró para ser colonos en otra región de Bolivia donde gradualmente se convirtió en organizador de los cultivadores de coca. Este es un cultivo milenario en la tradición indígena y muy importante en la dieta andina. De acuerdo a un estudio de la universidad de Harvard es una de las plantas más nutritivas del mundo. Además de ser fuente de proteínas y minerales es un estimulante importante para soportar los rigores de la altura y la escasez de oxigeno del país, además de que es analgésico y calma el hambre y la sed.
Lo anterior explica que alrededor de ocho millones de personas la consuman diariamente. A los turistas que llegan a La Paz (capital de Bolivia) se les ofrece en forma de té para su adaptación a la altura.
Evo se convirtió en el más importante activista cocalero y todavía es coordinador de las seis federaciones de productores de coca del país. La lucha por la defensa de este cultivo indígena fue muy dura. Desde los años noventa los Estados Unidos le exigían al gobierno de Bolivia seguir una política de “coca cero”, es decir destruir los plantíos, mientras que las organizaciones indígenas demandaban que la estrategia fuera de “cocaína cero” para combatir solo su refinamiento y exportación. En estas luchas Evo fue encarcelado y hubo varios intentos para asesinarlo.
Fue candidato presidencial en las elecciones del 2002 y cuatro días antes de la elección el embajador norteamericano declaró que si los bolivianos elegían a los que quieren que Bolivia sea un exportador de cocaína importante la ayuda norteamericana estaría en riesgo. Evo le agradeció el exhorto porque aumentó su popularidad. Años después llegaría a la presidencia con mayoría absoluta de votos, algo inusitado, sobre todo por ser el primer presidente indígena de su país.
Pero Evo no fue reelecto de manera abrumadora por su defensa de la cultura, la nutrición y el bienestar indígena; sino porque ha sabido conducir la economía del país y conseguir un muy importante incremento del bienestar de la mayoría.
Juan Antonio Morales, que fue presidente del Banco Central de Bolivia de 1995 a 2006, dijo que toda la política económica de Evo va en contra del crecimiento económico y sin embargo los resultados son extraordinarios.
Efectivamente, en 2013 la economía boliviana creció un 6.8 por ciento; mientras la de México rengueaba al 1.1 por ciento. En 2010, después de cinco años de gobierno de Evo el Banco Mundial ascendió a Bolivia de ser un país de bajos ingresos a uno de ingresos medios. Al mismo tiempo elogió la política fiscal y monetaria del país aunque criticó la falta de un clima adecuado a la inversión externa.
Y es que Evo ha sido un nacionalizador de los recursos naturales del país, en particular los yacimientos de gas; lo que le ha permitido reorientar esos ingresos hacia las mayorías y disminuir notablemente la pobreza. Alrededor del 34 por ciento de la economía es controlada directamente por el gobierno.
Su política nacionalizadora se ha traducido en desinversión externa lo cual hace que los dólares sean escasos y caros y orienta el consumo a los bienes y servicios generados internamente. Así que el crecimiento del ingreso mayoritario impulsa la producción y el empleo internos, y crea las bases para una alianza con los empresarios productivos nacionales. Bolivia, a diferencia de México no tiene una economía importadora, en la que sus empresarios medianos y pequeños no serían competitivos, sino una estrategia de fortalecimiento de su propio aparato productivo.
El Banco Central de Bolivia otorga crédito directamente a las empresas públicas; lo que lo abarata y libra al gobierno del chantaje de los financieros. Aquí no se permite que el Banco de México otorgue crédito al sector público.
Lo más notable e importante, el verdadero motor de la economía boliviana es el fortalecimiento del mercado interno. Bolivia es mucho más pobre que México y sin embargo tiene un salario mínimo mucho más alto. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo el salario mínimo visto en términos de poder de compra creció de 142 a 242.7 dólares entre el 2000 y el 2011. El de México es hoy en día muy inferior al boliviano, de solo 173.9 dólares, ni la mitad del promedio de América Latina que es de 365.9 dólares.
Un salario mínimo boliviano equivale al 60 por ciento de su producto interno per cápita, que es exactamente el promedio en América Latina. El mínimo mexicano es de solo el 15 por ciento. Si México estuviera a la altura de Bolivia nuestro salario mínimo sería cuatro veces más alto; como hace más de treinta años, antes de la estrategia empobrecedora.
Las claves del éxito en Bolivia son un salario mínimo fuerte y en crecimiento, una estrategia no importadora; combate efectivo a la pobreza, políticas de apoyo a la producción interna y bajo financiamiento externo (sin remesas, ni venta de empresas, ni atracción de capital especulativo). Por eso ganó Evo, el que supuestamente no sabe de economía.
Hay mucho que aprenderle antes de que aquí terminemos en estado fallido.
A otra cosa.
¿Por qué Banco de México dejó de hacer su informe anual? Es una ausencia que contribuye a la opacidad sobre nuestra situación económica.
Los invito a reproducir con entera libertad y por cualquier medio los escritos de este blog. Solo espero que, de preferencia, citen su origen.
lunes, 27 de octubre de 2014
lunes, 20 de octubre de 2014
Europa: la pesadilla interminable
Faljoritmo
Jorge Faljo
De nuevo, como en una pesadilla interminable, hay barruntos de crisis en Europa. No la mera continuación de la que arrastran desde hace cinco años y que nunca superaron.
Recordemos que España y Grecia siguen con un desempleo del 25 por ciento, Portugal del 15 por ciento y el conjunto de la eurozona del 11.5 por ciento. Son 18.5 millones que buscan empleo sin encontrarlo, millones llevan años en esa situación. Lo peor es para los jóvenes muchos de los cuales serán parte de una generación jamás empleada.
Ante el empobrecimiento masivo, la exclusión social y la inequidad las elites ponen cara compungida; pero lo que verdaderamente les asusta es la caída en estos días en las bolsas de valores y la volatilidad financiera.
Se han reducido las expectativas de crecimiento de la economía mundial y en Europa en particular se teme una recesión. Una fuerte señal en este sentido es la baja de las exportaciones de Alemania en un 5.8 por ciento en el mes de agosto pasado. Lo que se asocia a una caída de su producción industrial del 2.8 por ciento respecto del mismo mes de agosto del año anterior. Su economía ya se había reducido en un 0.2 por ciento en el segundo trimestre; si las próximas cifras muestran una contracción en el tercer trimestre se consideraría en recesión.
Los alemanes culpan de su bajo crecimiento a la debilidad económica del resto del mundo. En eso se parecen a nosotros, solo que ellos si son una gran potencia exportadora y si venden menos es porque efectivamente hay menor crecimiento en el resto de Europa y del planeta.
Una baja del crecimiento implica menores ganancias y quiebra de empresas. Por eso los capitales financieros se inquietan y empiezan a vender acciones en busca de inversiones más seguras.
Esta movilización del capital afecta también a las deudas soberanas. Se ha generado una fuerte disparidad en los costos de la deuda entre Grecia que ahora tiene que pagar casi 9 por ciento a los inversionistas financieros mientras que Alemania paga menos del uno por ciento. También se están elevando fuertemente los costos del financiamiento para Italia, España y, en general para los países del sur de Europa.
Grecia es uno de los talones de Aquiles de la unión monetaria. Con esa tasa de interés no podrá financiarse en el sector privado y seguirá bajo el programa de austeridad que le imponen Alemania y el FMI; lo que podría llevar a que en las próximas elecciones gane la izquierda independentista, que quiere escapar del euro.
El crecimiento del costo del financiamiento es también preocupante para Italia; solo que es una economía mucho más grande y “salvarla” sería prácticamente imposible.
Se trata en ambos casos de profecías de auto cumplimiento; si los capitales creen que la situación de Grecia, Italia o algún otro país va a empeorar escapan o exigen mayores tasas de interés y eso hace realidad el vaticinio.
Otra señal preocupante es la muy baja inflación que podría llegar a deflación en Europa. Los precios están estancados o cayendo. Una situación en la que la población retrasa sus compras en espera de ofertas y las empresas posponen sus inversiones debido a la saturación del mercado. Hay exceso de oferta y poca capacidad de compra de la población.
También hay que recordar que las deudas privadas, no la de los gobiernos, de España, Grecia, Irlanda, Italia y Portugal superan al 100 por ciento de su producto anual. Ahora intentan desendeudarse, pero pagar estas deudas tiene el mismo efecto que tuvo el esfuerzo de pagar las deudas gubernamentales: reduce el consumo y por ende aumenta el riesgo de recesión.
Ante esta situación se deslindan dos posiciones encontradas. Christine Lagarde al frente del FMI llama a que los gobiernos y los bancos centrales prioricen a la economía real, es decir la producción y el empleo. Esto suena extraño, pero si, el Fondo ha modificado lo que era su posición tradicional.
Puede hacerse de dos maneras. Una es que los bancos emitan más dinero, que inunden de dinero la economía de manera que bajen las tasas de interés y parte de ese dinero (después de enriquecer más a los inversionistas financieros) se convierta en demanda de bienes y servicios. La segunda es que los gobiernos gasten más, por ejemplo en una gran renovación de la infraestructura; aunque se endeuden más. La prioridad es evitar la recesión.
En la posición contraria esta la canciller alemana, Ángela Merkel. Ella exige austeridad a los gobiernos para que paguen sus deudas e impide que el banco central europeo emita más dinero (como en Estados Unidos y Japón). Para ella la salida se encuentra en incrementar la competitividad de la producción europea bajando costos (salarios, por ejemplo). Solo que no todos en el mundo pueden ser más competitivos. Por definición si unos son más competitivos el resto lo son menos. Así que la solución de Merkel empeora la situación de los demás.
El problema central del planeta es que no se genera demanda efectiva acorde al enorme incremento del potencial de producción. El crecimiento de las últimas décadas se basó en el endeudamiento masivo de gobiernos, empresas y clases medias. Al agotarse esta ruta e iniciar procesos de desendeudamiento todo entra en crisis, se reduce la demanda, la inversión, el empleo, el gasto público y entramos en el camino del empobrecimiento masivo.
La solución de fondo es decidirnos a incrementar la demanda de la población transfiriéndole parte de la enorme riqueza que se acumula en el uno por ciento de la población.
Jorge Faljo
De nuevo, como en una pesadilla interminable, hay barruntos de crisis en Europa. No la mera continuación de la que arrastran desde hace cinco años y que nunca superaron.
Recordemos que España y Grecia siguen con un desempleo del 25 por ciento, Portugal del 15 por ciento y el conjunto de la eurozona del 11.5 por ciento. Son 18.5 millones que buscan empleo sin encontrarlo, millones llevan años en esa situación. Lo peor es para los jóvenes muchos de los cuales serán parte de una generación jamás empleada.
Ante el empobrecimiento masivo, la exclusión social y la inequidad las elites ponen cara compungida; pero lo que verdaderamente les asusta es la caída en estos días en las bolsas de valores y la volatilidad financiera.
Se han reducido las expectativas de crecimiento de la economía mundial y en Europa en particular se teme una recesión. Una fuerte señal en este sentido es la baja de las exportaciones de Alemania en un 5.8 por ciento en el mes de agosto pasado. Lo que se asocia a una caída de su producción industrial del 2.8 por ciento respecto del mismo mes de agosto del año anterior. Su economía ya se había reducido en un 0.2 por ciento en el segundo trimestre; si las próximas cifras muestran una contracción en el tercer trimestre se consideraría en recesión.
Los alemanes culpan de su bajo crecimiento a la debilidad económica del resto del mundo. En eso se parecen a nosotros, solo que ellos si son una gran potencia exportadora y si venden menos es porque efectivamente hay menor crecimiento en el resto de Europa y del planeta.
Una baja del crecimiento implica menores ganancias y quiebra de empresas. Por eso los capitales financieros se inquietan y empiezan a vender acciones en busca de inversiones más seguras.
Esta movilización del capital afecta también a las deudas soberanas. Se ha generado una fuerte disparidad en los costos de la deuda entre Grecia que ahora tiene que pagar casi 9 por ciento a los inversionistas financieros mientras que Alemania paga menos del uno por ciento. También se están elevando fuertemente los costos del financiamiento para Italia, España y, en general para los países del sur de Europa.
Grecia es uno de los talones de Aquiles de la unión monetaria. Con esa tasa de interés no podrá financiarse en el sector privado y seguirá bajo el programa de austeridad que le imponen Alemania y el FMI; lo que podría llevar a que en las próximas elecciones gane la izquierda independentista, que quiere escapar del euro.
El crecimiento del costo del financiamiento es también preocupante para Italia; solo que es una economía mucho más grande y “salvarla” sería prácticamente imposible.
Se trata en ambos casos de profecías de auto cumplimiento; si los capitales creen que la situación de Grecia, Italia o algún otro país va a empeorar escapan o exigen mayores tasas de interés y eso hace realidad el vaticinio.
Otra señal preocupante es la muy baja inflación que podría llegar a deflación en Europa. Los precios están estancados o cayendo. Una situación en la que la población retrasa sus compras en espera de ofertas y las empresas posponen sus inversiones debido a la saturación del mercado. Hay exceso de oferta y poca capacidad de compra de la población.
También hay que recordar que las deudas privadas, no la de los gobiernos, de España, Grecia, Irlanda, Italia y Portugal superan al 100 por ciento de su producto anual. Ahora intentan desendeudarse, pero pagar estas deudas tiene el mismo efecto que tuvo el esfuerzo de pagar las deudas gubernamentales: reduce el consumo y por ende aumenta el riesgo de recesión.
Ante esta situación se deslindan dos posiciones encontradas. Christine Lagarde al frente del FMI llama a que los gobiernos y los bancos centrales prioricen a la economía real, es decir la producción y el empleo. Esto suena extraño, pero si, el Fondo ha modificado lo que era su posición tradicional.
Puede hacerse de dos maneras. Una es que los bancos emitan más dinero, que inunden de dinero la economía de manera que bajen las tasas de interés y parte de ese dinero (después de enriquecer más a los inversionistas financieros) se convierta en demanda de bienes y servicios. La segunda es que los gobiernos gasten más, por ejemplo en una gran renovación de la infraestructura; aunque se endeuden más. La prioridad es evitar la recesión.
En la posición contraria esta la canciller alemana, Ángela Merkel. Ella exige austeridad a los gobiernos para que paguen sus deudas e impide que el banco central europeo emita más dinero (como en Estados Unidos y Japón). Para ella la salida se encuentra en incrementar la competitividad de la producción europea bajando costos (salarios, por ejemplo). Solo que no todos en el mundo pueden ser más competitivos. Por definición si unos son más competitivos el resto lo son menos. Así que la solución de Merkel empeora la situación de los demás.
El problema central del planeta es que no se genera demanda efectiva acorde al enorme incremento del potencial de producción. El crecimiento de las últimas décadas se basó en el endeudamiento masivo de gobiernos, empresas y clases medias. Al agotarse esta ruta e iniciar procesos de desendeudamiento todo entra en crisis, se reduce la demanda, la inversión, el empleo, el gasto público y entramos en el camino del empobrecimiento masivo.
La solución de fondo es decidirnos a incrementar la demanda de la población transfiriéndole parte de la enorme riqueza que se acumula en el uno por ciento de la población.
lunes, 13 de octubre de 2014
Ébola, tragedia premoderna
Faljoritmo
Jorge Faljo
Llegó el ébola de manera brutal y amenaza con ser una enfermedad devastadora. Es un virus asesino que provoca hasta el 90 por ciento de fallecimientos en sus infectados y aun no existe una vacuna para prevenirlo o tratamiento para curarlo.
Dijo el presidente de Sierra Leona que es “una tragedia imprevista en tiempos modernos”. Solo es comparable al sida, pero se expande mucho más rápido. En pocas semanas ha habido más de ocho mil contagios y cerca de la mitad de muertos. Pero lo que preocupa es su crecimiento exponencial y, seamos cínicos, que puede salir de África y llegar al primer mundo; de hecho a todos lados.
Imposible medir el sufrimiento humano pero, sin ignorarlo, también podemos decir que está provocando un desastre económico. En Guinea, Sierra Leona y Liberia cerca de la mitad de las parcelas agrícolas (café, mandioca, arroz) han sido abandonadas. Las cadenas de transporte y los puertos están semiparalizados. Las compañías extranjeras retiran a su personal externo y congelan sus actividades. Las exportaciones caen, los compradores internacionales desaparecen y los precios de los alimentos básicos se disparan en países cuya población ya sufre hambre.
La mayor parte de las compañías aéreas han suspendido sus vuelos a esta región del África occidental. Una muestra del impacto global de la enfermedad la da la huelga de trabajadores de limpieza en los aeropuertos de Nueva York debido al peligro de contagio y a su carencia de equipo y capacitación. Tal vez no exagera la secretaria de salud de los Estados Unidos, Sylvia Burwell, cuando dice que “el país está asustado por esta enfermedad”.
El tratamiento hospitalario del enfermo llegado de Liberia fue de alrededor de 20 mil dólares diarios. Aparte los costos de poner en cuarentena en una casa especial y bajo vigilancia a sus familiares, desinfectar el departamento en que vivió (ninguna empresa lo quería hacer), investigar y dar seguimiento a todos sus posibles contactos; hospitalizar en zonas de alta seguridad a simples sospechosos. Esto requiere no solo dinero sino capacidad institucional.
El primer caso de contagio fuera de África fue el de una enfermera en un hospital de alta seguridad de Madrid. Así que el resto de Europa le exige a España que explique cómo pudo ocurrir. Al parecer la enfermera al quitarse el traje de protección se tocó la cara con la mano enguantada con la que había tocado a un enfermo. Muchos piden la renuncia de la ministra de salud debido al deterioro en que se dejó caer al sistema de salud español.
El ébola pone a prueba la capacidad del sistema de salud de cada país y del mundo en general. Tanto en Estados Unidos como en España se mandó a su casa a dos enfermos contagiosos, y solo días después, ya graves, se les admitió. Lo que ocurre es que la enfermedad empieza con una ligera fiebre y dolor de cabeza, como otras enfermedades poco graves. Lo malo es que el enfermo es altamente contagioso desde los primeros síntomas y no hay disponible una forma rápida de hacer el diagnóstico.
El mundo está a prueba; hay sospechosos de tener la enfermedad en Australia, Francia, Macedonia, República Checa y seguramente los habrá en más lugares. La mayoría han sido falsas alarmas.
Guinea, Liberia y Sierra Leona son los más afectados y los más impreparados; tienen un promedio de dos médicos por 100 mil habitantes. Su estructura institucional es muy pobre, tardan semanas en trámites burocráticos para desembarcar la ayuda internacional en los puertos; hasta hace poco su población no comprendía el peligro y en algún caso llegó a darse el pillaje de… sabanas infectadas en un hospital.
La ayuda internacional empieza a llegar. Los Estados Unidos destacan como país donante con el envío de cuatro mil militares y unos 400 millones de dólares para la construcción de 17 clínicas, más de 270 mil trajes de protección y más de 500 toneladas de productos diversos y un equipo de epidemiólogos que, con personal de apoyo suma 140 personas en campo.
Japón ha comprometido 40 millones de dólares; China otros 3 millones en efectivo, tiene ya instalada una clínica con 58 trabajadores y planea enviar otros 170, incluido personal médico. India se comprometió con 12.5 millones de dólares y Rusia envió un equipo de 8 virólogos y ropa de protección. Otros países africanos envían personal médico y ayuda diversa. Inglaterra manda 750 personas a construir clínicas y Francia una clínica con 15 doctores.
De América Latina destacan los 413 mil dólares de Brasil y el reciente anuncio de Argentina de que trabajando con muestras enviadas por la Organización Mundial de la Salud ha desarrollado una nueva manera de detectar la enfermedad en 24 horas.
Sobre todo llama la atención Cuba que de todo el mundo es el país que más personal médico ha enviado para la atención directa a los enfermos de Sierra Leona; unos 50 doctores y 115 enfermeros. Además ha instalado un campamento de entrenamiento en la isla para reproducir las condiciones africanas y preparar equipos similares para Guinea y Liberia.
La Organización de las Naciones Unidas calcula que se necesitan mil millones de dólares y multiplicar por veinte la ayuda actual. Al parecer el elemento crítico es el personal médico de campo. Así que si los más ricos ponen sobre todo clínicas, suministros y dinero y los cubanos al personal mejor entrenado del mundo para estos tipos de emergencia tal vez pronto tengamos la buena noticia de una verdadera integración de esfuerzos entre unos y otros.
Jorge Faljo
Llegó el ébola de manera brutal y amenaza con ser una enfermedad devastadora. Es un virus asesino que provoca hasta el 90 por ciento de fallecimientos en sus infectados y aun no existe una vacuna para prevenirlo o tratamiento para curarlo.
Dijo el presidente de Sierra Leona que es “una tragedia imprevista en tiempos modernos”. Solo es comparable al sida, pero se expande mucho más rápido. En pocas semanas ha habido más de ocho mil contagios y cerca de la mitad de muertos. Pero lo que preocupa es su crecimiento exponencial y, seamos cínicos, que puede salir de África y llegar al primer mundo; de hecho a todos lados.
Imposible medir el sufrimiento humano pero, sin ignorarlo, también podemos decir que está provocando un desastre económico. En Guinea, Sierra Leona y Liberia cerca de la mitad de las parcelas agrícolas (café, mandioca, arroz) han sido abandonadas. Las cadenas de transporte y los puertos están semiparalizados. Las compañías extranjeras retiran a su personal externo y congelan sus actividades. Las exportaciones caen, los compradores internacionales desaparecen y los precios de los alimentos básicos se disparan en países cuya población ya sufre hambre.
La mayor parte de las compañías aéreas han suspendido sus vuelos a esta región del África occidental. Una muestra del impacto global de la enfermedad la da la huelga de trabajadores de limpieza en los aeropuertos de Nueva York debido al peligro de contagio y a su carencia de equipo y capacitación. Tal vez no exagera la secretaria de salud de los Estados Unidos, Sylvia Burwell, cuando dice que “el país está asustado por esta enfermedad”.
El tratamiento hospitalario del enfermo llegado de Liberia fue de alrededor de 20 mil dólares diarios. Aparte los costos de poner en cuarentena en una casa especial y bajo vigilancia a sus familiares, desinfectar el departamento en que vivió (ninguna empresa lo quería hacer), investigar y dar seguimiento a todos sus posibles contactos; hospitalizar en zonas de alta seguridad a simples sospechosos. Esto requiere no solo dinero sino capacidad institucional.
El primer caso de contagio fuera de África fue el de una enfermera en un hospital de alta seguridad de Madrid. Así que el resto de Europa le exige a España que explique cómo pudo ocurrir. Al parecer la enfermera al quitarse el traje de protección se tocó la cara con la mano enguantada con la que había tocado a un enfermo. Muchos piden la renuncia de la ministra de salud debido al deterioro en que se dejó caer al sistema de salud español.
El ébola pone a prueba la capacidad del sistema de salud de cada país y del mundo en general. Tanto en Estados Unidos como en España se mandó a su casa a dos enfermos contagiosos, y solo días después, ya graves, se les admitió. Lo que ocurre es que la enfermedad empieza con una ligera fiebre y dolor de cabeza, como otras enfermedades poco graves. Lo malo es que el enfermo es altamente contagioso desde los primeros síntomas y no hay disponible una forma rápida de hacer el diagnóstico.
El mundo está a prueba; hay sospechosos de tener la enfermedad en Australia, Francia, Macedonia, República Checa y seguramente los habrá en más lugares. La mayoría han sido falsas alarmas.
Guinea, Liberia y Sierra Leona son los más afectados y los más impreparados; tienen un promedio de dos médicos por 100 mil habitantes. Su estructura institucional es muy pobre, tardan semanas en trámites burocráticos para desembarcar la ayuda internacional en los puertos; hasta hace poco su población no comprendía el peligro y en algún caso llegó a darse el pillaje de… sabanas infectadas en un hospital.
La ayuda internacional empieza a llegar. Los Estados Unidos destacan como país donante con el envío de cuatro mil militares y unos 400 millones de dólares para la construcción de 17 clínicas, más de 270 mil trajes de protección y más de 500 toneladas de productos diversos y un equipo de epidemiólogos que, con personal de apoyo suma 140 personas en campo.
Japón ha comprometido 40 millones de dólares; China otros 3 millones en efectivo, tiene ya instalada una clínica con 58 trabajadores y planea enviar otros 170, incluido personal médico. India se comprometió con 12.5 millones de dólares y Rusia envió un equipo de 8 virólogos y ropa de protección. Otros países africanos envían personal médico y ayuda diversa. Inglaterra manda 750 personas a construir clínicas y Francia una clínica con 15 doctores.
De América Latina destacan los 413 mil dólares de Brasil y el reciente anuncio de Argentina de que trabajando con muestras enviadas por la Organización Mundial de la Salud ha desarrollado una nueva manera de detectar la enfermedad en 24 horas.
Sobre todo llama la atención Cuba que de todo el mundo es el país que más personal médico ha enviado para la atención directa a los enfermos de Sierra Leona; unos 50 doctores y 115 enfermeros. Además ha instalado un campamento de entrenamiento en la isla para reproducir las condiciones africanas y preparar equipos similares para Guinea y Liberia.
La Organización de las Naciones Unidas calcula que se necesitan mil millones de dólares y multiplicar por veinte la ayuda actual. Al parecer el elemento crítico es el personal médico de campo. Así que si los más ricos ponen sobre todo clínicas, suministros y dinero y los cubanos al personal mejor entrenado del mundo para estos tipos de emergencia tal vez pronto tengamos la buena noticia de una verdadera integración de esfuerzos entre unos y otros.
lunes, 6 de octubre de 2014
Argentina enfrenta a la tienda de raya global
Faljoritmo
Jorge Faljo
Hay deudas que no se pagan. Vivimos en un planeta endeudado; ese es el resultado de un modelo económico en el que el capital financiero es rey y nos presta para vivir, para gobernar, para invertir, para todo. Esta es una gran tienda de raya, como aquellas de las haciendas porfiristas, diseñadas para prestar y mantener permanentemente endeudados a sus peones.
Argentina es un país que se portó bien; que le apostó a atraer capital extranjero para que invirtiera y creara empleos. Que para darles seguridad a los inversionistas quiso tener una moneda fuerte a toda costa. Pero encontró que ese era un camino sin salida porque al crecer su deuda y al vender sus empresas se incrementó el pago de intereses y la repatriación de ganancias. Así que cada vez necesitaba más capitales externos para mantener esa falsa apariencia de desarrollo.
En el camino la moneda fuerte y la atracción de capitales la convirtieron en una nación importadora que destruyó su industria, generando desempleo y empobrecimiento.
Hasta que tronó el modelo por insuficiencia de dólares, y lo hizo con graves traspiés políticos y sociales. A lo largo del 2001 ese país tuvo cinco presidentes, millones de argentinos perdieron sus medios de vida y muchos pasaron hambre. Hasta que llegó un gobierno decidido a instrumentar la única solución posible: negarse a pagar la deuda acumulada y salir adelante con una estrategia basada en el uso de sus propios recursos.
En el 2002 Argentina debía 100 mil millones de dólares que no podía pagar. Suspendió pagos y renegoció con los acreedores externos. Eran inversionistas que recibían altas tasas de interés a cambio del mayor riesgo; pero no creían realmente que habría un problema serio porque todos se empeñaban en decir que la situación estaba controlada.
La negociación fue dura pero el país consiguió una quita del 70 por ciento. Es decir que solo pagaría el 30 por ciento de lo adeudado. El 92 por ciento de los inversionistas externos aceptaron el trato y hubo un canje por nuevos bonos, en dólares y pagaderos por intermediación de un banco norteamericano en Nueva York aunque también se pagara a inversionistas de Inglaterra y Londres.
El ocho por ciento de inversionistas que no aceptaron el arreglo vendieron su deuda en alrededor del 40 por ciento (algo más de lo que ofrecía el gobierno argentino) a fondos financieros especializados en comprar deuda a solo una parte del valor nominal para luego demandar legalmente por el pago total. A esos fondos los argentinos los llaman buitres; que equivale, en México, a zopilotes.
Los buitres demandaron al gobierno argentino, en los Estados Unidos, y hace un par de meses obtuvieron un triunfo resonante. Un juez norteamericano, Thomas P. Griesa, (ahora mundialmente famoso) determinó que el gobierno Argentino no podría pagar los bonos canjeados si antes no pagaba de manera inmediata la deuda no canjeada, al 100 por ciento de su valor nominal más intereses.
Solo que cumplir esta orden desataría un problema muy grave. El canje de bonos con quita del 70 por ciento establece que habrá un trato parejo para todos los acreedores y que si con alguno se establece un mejor acuerdo este deberá aplicarse a todos los demás. Así que pagar el 100 por ciento, de inmediato, más intereses, llevaría a que el 92 por ciento pueda demandar lo mismo. Lo cual es materialmente imposible de pagar.
Así que Argentina ofreció a los buitres el mismo trato que a los que si canjearon y depositó el pago de los intereses de su plan de pagos en Nueva York conforme a sus acuerdos previos. Pero Griesa le prohibió al banco pagar a los acreedores y cumplir su contrato.
Buscando una manera de pagar el gobierno argentino creó un mecanismo para pagar en Buenos Aires, en un banco del país y en dólares. Lo que tiene que ser aceptado por los inversionistas que se sentían protegidos por las leyes norteamericanas. Hasta que paradójicamente el sistema legal de los Estados Unidos prohíbe que se les pague hasta no pagar a la minoría.
Griesa ha ido más allá y ha declarado a la Argentina en desacato al mismo tiempo que provoca que las calificadoras financieras internacionales declaren que Argentina entró en cesación parcial de pagos. Lo cual le impide obtener financiamiento internacional.
Solo que el golpe no solo es para el país del sur. Al Fondo Monetario Internacional, a otros organismos internacionales, a gobiernos y a muchos economistas el asunto les preocupa y le han pedido al Griesa y al gobierno norteamericano que reconsidere.
Eso porque las últimas graves crisis financieras en los Estados Unidos y Europa han obligado a muchas renegociaciones colectivas de deuda en las que los acreedores se han visto presionados a aceptar quitas al capital, reducción de las tasas de interés y recalendarización de los pagos. Pero no todos han aceptado y en las nuevas condiciones jurídicas que ha creado Griesa pueden demandar y ganar. Pero, como dije al principio, hay deudas que no se pagan, se tienen que renegociar y el juez norteamericano ha hecho casi imposible esa opción.
Argentina ha planteado que la Organización de las Naciones Unidas construya una nueva legalidad internacional para estos casos. Lo hizo con éxito, con el apoyo de la gran mayoría de los países.
Tal vez Griesa se ha dado cuenta de que ha llevado las cosas demasiado lejos. Declaró a Argentina en desacato, como si no se tratara de una nación soberana pero hace un par de días dijo que levantaba el desacato si ese país se comprometía a seguir pagando por medio de un banco norteamericano en Nueva York.
Habrá que ver si Argentina retrocede en su decisión de afirmar su soberanía y escapa de la jurisdicción norteamericana. Muchos de sus acreedores están de acuerdo; pero no se sabe si la mayoría lo aceptará.
Se trata de una verdadera batalla financiera y legal de orden internacional de gran interés para todo el planeta. Para Argentina el costo puede ser muy alto; hoy en día su presidente no puede viajar en avión oficial porque corre el riesgo de que se lo embarguen. La situación puede empeorar.
Pero tal vez pronto el mundo pueda agradecerle a la firmeza de Cristina Fernández de Kirchner, su presidente, el reconocimiento internacional y legal de que la prioridad es el bienestar de los pueblos y de que las ambiciones del capital deben ser controladas.
Jorge Faljo
Hay deudas que no se pagan. Vivimos en un planeta endeudado; ese es el resultado de un modelo económico en el que el capital financiero es rey y nos presta para vivir, para gobernar, para invertir, para todo. Esta es una gran tienda de raya, como aquellas de las haciendas porfiristas, diseñadas para prestar y mantener permanentemente endeudados a sus peones.
Argentina es un país que se portó bien; que le apostó a atraer capital extranjero para que invirtiera y creara empleos. Que para darles seguridad a los inversionistas quiso tener una moneda fuerte a toda costa. Pero encontró que ese era un camino sin salida porque al crecer su deuda y al vender sus empresas se incrementó el pago de intereses y la repatriación de ganancias. Así que cada vez necesitaba más capitales externos para mantener esa falsa apariencia de desarrollo.
En el camino la moneda fuerte y la atracción de capitales la convirtieron en una nación importadora que destruyó su industria, generando desempleo y empobrecimiento.
Hasta que tronó el modelo por insuficiencia de dólares, y lo hizo con graves traspiés políticos y sociales. A lo largo del 2001 ese país tuvo cinco presidentes, millones de argentinos perdieron sus medios de vida y muchos pasaron hambre. Hasta que llegó un gobierno decidido a instrumentar la única solución posible: negarse a pagar la deuda acumulada y salir adelante con una estrategia basada en el uso de sus propios recursos.
En el 2002 Argentina debía 100 mil millones de dólares que no podía pagar. Suspendió pagos y renegoció con los acreedores externos. Eran inversionistas que recibían altas tasas de interés a cambio del mayor riesgo; pero no creían realmente que habría un problema serio porque todos se empeñaban en decir que la situación estaba controlada.
La negociación fue dura pero el país consiguió una quita del 70 por ciento. Es decir que solo pagaría el 30 por ciento de lo adeudado. El 92 por ciento de los inversionistas externos aceptaron el trato y hubo un canje por nuevos bonos, en dólares y pagaderos por intermediación de un banco norteamericano en Nueva York aunque también se pagara a inversionistas de Inglaterra y Londres.
El ocho por ciento de inversionistas que no aceptaron el arreglo vendieron su deuda en alrededor del 40 por ciento (algo más de lo que ofrecía el gobierno argentino) a fondos financieros especializados en comprar deuda a solo una parte del valor nominal para luego demandar legalmente por el pago total. A esos fondos los argentinos los llaman buitres; que equivale, en México, a zopilotes.
Los buitres demandaron al gobierno argentino, en los Estados Unidos, y hace un par de meses obtuvieron un triunfo resonante. Un juez norteamericano, Thomas P. Griesa, (ahora mundialmente famoso) determinó que el gobierno Argentino no podría pagar los bonos canjeados si antes no pagaba de manera inmediata la deuda no canjeada, al 100 por ciento de su valor nominal más intereses.
Solo que cumplir esta orden desataría un problema muy grave. El canje de bonos con quita del 70 por ciento establece que habrá un trato parejo para todos los acreedores y que si con alguno se establece un mejor acuerdo este deberá aplicarse a todos los demás. Así que pagar el 100 por ciento, de inmediato, más intereses, llevaría a que el 92 por ciento pueda demandar lo mismo. Lo cual es materialmente imposible de pagar.
Así que Argentina ofreció a los buitres el mismo trato que a los que si canjearon y depositó el pago de los intereses de su plan de pagos en Nueva York conforme a sus acuerdos previos. Pero Griesa le prohibió al banco pagar a los acreedores y cumplir su contrato.
Buscando una manera de pagar el gobierno argentino creó un mecanismo para pagar en Buenos Aires, en un banco del país y en dólares. Lo que tiene que ser aceptado por los inversionistas que se sentían protegidos por las leyes norteamericanas. Hasta que paradójicamente el sistema legal de los Estados Unidos prohíbe que se les pague hasta no pagar a la minoría.
Griesa ha ido más allá y ha declarado a la Argentina en desacato al mismo tiempo que provoca que las calificadoras financieras internacionales declaren que Argentina entró en cesación parcial de pagos. Lo cual le impide obtener financiamiento internacional.
Solo que el golpe no solo es para el país del sur. Al Fondo Monetario Internacional, a otros organismos internacionales, a gobiernos y a muchos economistas el asunto les preocupa y le han pedido al Griesa y al gobierno norteamericano que reconsidere.
Eso porque las últimas graves crisis financieras en los Estados Unidos y Europa han obligado a muchas renegociaciones colectivas de deuda en las que los acreedores se han visto presionados a aceptar quitas al capital, reducción de las tasas de interés y recalendarización de los pagos. Pero no todos han aceptado y en las nuevas condiciones jurídicas que ha creado Griesa pueden demandar y ganar. Pero, como dije al principio, hay deudas que no se pagan, se tienen que renegociar y el juez norteamericano ha hecho casi imposible esa opción.
Argentina ha planteado que la Organización de las Naciones Unidas construya una nueva legalidad internacional para estos casos. Lo hizo con éxito, con el apoyo de la gran mayoría de los países.
Tal vez Griesa se ha dado cuenta de que ha llevado las cosas demasiado lejos. Declaró a Argentina en desacato, como si no se tratara de una nación soberana pero hace un par de días dijo que levantaba el desacato si ese país se comprometía a seguir pagando por medio de un banco norteamericano en Nueva York.
Habrá que ver si Argentina retrocede en su decisión de afirmar su soberanía y escapa de la jurisdicción norteamericana. Muchos de sus acreedores están de acuerdo; pero no se sabe si la mayoría lo aceptará.
Se trata de una verdadera batalla financiera y legal de orden internacional de gran interés para todo el planeta. Para Argentina el costo puede ser muy alto; hoy en día su presidente no puede viajar en avión oficial porque corre el riesgo de que se lo embarguen. La situación puede empeorar.
Pero tal vez pronto el mundo pueda agradecerle a la firmeza de Cristina Fernández de Kirchner, su presidente, el reconocimiento internacional y legal de que la prioridad es el bienestar de los pueblos y de que las ambiciones del capital deben ser controladas.
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