domingo, 6 de marzo de 2016

Economía; optimismo cauto

Faljoritmo

Jorge Faljo

Banco de México acaba de presentar su informe trimestral que cierra el 2015 y las noticias no son buenas; ni para México ni para el mundo.

Destacan en el ámbito nacional los recortes a las previsiones de crecimiento económico y de creación de empleos formales esperados para el 2016, y el pronóstico de mayor déficit comercial y de la cuenta corriente. Ahora, tras un tercer ajuste a la baja, ubicó el posible rango de crecimiento de la economía nacional entre un 2 y un 3 por ciento; el que se encuentra dentro del ritmo histórico y desastroso que Videgaray prometía corregir y elevar al principio del sexenio.

El ajuste a únicamente entre 610 y 710 mil nuevos puestos de trabajo afiliados al IMSS, o sea 20 mil menos que lo anteriormente esperado, es irrelevante. Tanto las cifras anteriores como las nuevas muestran una grave insuficiencia para acomodar a los nuevos entrantes al mercado laboral y muestra la incapacidad de fondo para disminuir la enorme acumulación de trabajadores informales en condiciones precarias. No olvidemos que de acuerdo a datos oficiales el 42 por ciento de los trabajadores ocupados no ganan lo suficiente para comprar una canasta alimentaria básica.

Finalmente Banxico incrementó al doble su pronóstico de déficit comercial respecto de su anterior informe trimestral; de 6 a 12 mil millones de dólares en 2016. Al final de este año el déficit en cuenta corriente sería de 30 mil millones de dólares. Es decir que, como de costumbre, no vamos a vender lo suficiente para pagar lo que compramos; lo que augura la continuidad de la venta país, pagar con patrimonio y endeudamiento las importaciones.

Los ajustes obligados, que empeoran de manera recurrente las expectativas económicas y sociales, son parte inherente de la metodología adivinatoria que permite colocar el énfasis mediático en pronósticos optimistas que substituyen el análisis de fondo de lo que realmente ocurre.

Del lado del optimisto cauto, o tal vez no muy convencido, Banxico dice que, de implementarse adecuadamente, las reformas estructurales permitirían distinguir a la economía mexicana de otros países emergentes y consolidar un mayor ritmo de crecimiento en el mediano plazo. Con ello parece ubicarse en la idea de que la estrategia de atracción de inversión y financiamiento externos sigue siendo la vía de salida del país. Sin embargo las cifras del comportamiento de la inversión externa, que básicamente ha sido venta país, y del financiamiento muestran un serio debilitamiento del atractivo del país en el corto y largo plazo. Al mismo tiempo los costos de la estrategia se reflejan en el fuerte incremento del pago que debe hacerse por los intereses y la repatriación de ganancias de esos capitales en México.

El déficit en cuenta corriente de 30 mil millones de dólares, a pesar de los dólares que siguen enviando los paisanos en los Estados Unidos a sus familias, se origina sobre todo en el pago de renta al exterior que en 2014 fue de algo más de 34 mil millones de dólares y cabe suponer que se elevó en 2015 (no encuentro el dato para ese año en los informes de Banxico).

En este contexto el incremento del déficit comercial y de cuenta corriente manda señales de riesgo incrementado a los inversionistas que no harán sino elevar la volatilidad del tipo de cambio. Afirmación que se contrapone al fortalecimiento del peso que hemos visto en los últimos días. La pregunta obligada es si este fortalecimiento se origina en una visión distinta en el mercado cambiario, o si se debe a una venta discrecional de dólares sobre la que Banxico aún no está presentando información. Estrategia que ha tenido el efecto positivo de contener la estampida pero que difícilmente puede, y sería un error intentarlo, fortalecer el peso a contracorriente de los indicadores negativos de la economía real.

El informe señala la gran debilidad de la economía internacional. Lo que más nos afecta es la desaceleración del crecimiento de la economía norteamericana a solo un 1.0 por ciento en el cuarto trimestre del 2015. Su producción manufacturera, la que más impacto tiene en nuestras exportaciones, se redujo a tan solo un 0.1 por ciento anualizado.

Por su parte la actividad económica de la zona euro cerró el 2015 con un crecimiento del 1.1 por ciento anualizado y en Japón con una caída del 1.4 por ciento. China creció al 6.8 por ciento, lo que parece alto pero es su menor crecimiento desde el 2009. El comercio internacional se encuentra estancado y continúa la caída de los precios de las materias primas; lo que lleva a problemas económicos en la mayoría de las economías emergentes, como en Brasil, Rusia, Chile, Colombia y Perú.

Banxico concluye su informe con una recomendación atinada y que debiera tomarse muy en cuenta para una redefinición de la estrategia económica de México. Recalca, dice, la importancia de contar con fuentes de crecimiento internas, particularmente en un contexto de debilidad económica mundial y bajo volumen de comercio global.

Esto de las fuentes de crecimiento internas no puede referirse, creo, más que a una estrategia de reconexión activa entre la producción con el mercado interno para un fortalecimiento interconectado y paralelo de oferta y capacidad de demanda. Urge priorizar la economía real y dentro de esto fortalecer los ingresos de la mayoría como eje del incremento de la demanda y, por tanto, de la producción interna.

No podemos seguir centrando la perspectiva de crecimiento en inversiones altamente concentradas que no generan empleo e ingresos; hay que aprovechar la enorme y desdeñada riqueza en capacidades y recursos existentes mediante esquemas de administración del comercio externo y regulación del interno. Hay que substituir importaciones con producción interna, sobre todo en lo que atañe al consumo mayoritario que no demanda tecnologías de punta para elevar los niveles de bienestar.

Esta sería la mejor manera de prevenir la posibilidad de que en los Estados Unidos triunfen las propuestas de Trump de castigar nuestras exportaciones y de cerrar la puerta a los trabajadores mexicanos.

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