domingo, 13 de septiembre de 2015

Lo barato sale caro

Faljoritmo

Jorge Faljo

El último reporte del Banco Mundial sobre las principales mercancías del comercio mundial señala fuertes bajas en los precios de la energía (petróleo, gas, carbón), de los metales y de los productos agropecuarios. En el último año el precio del petróleo cayó a menos de la mitad; el de los metales en 29 por ciento; el del acero y carbón metalúrgico también a menos de la mitad; y en general todos los productos agropecuarios en alrededor del 31 por ciento.

El mundo se encuentra en deflación (baja de precios) y esa es una mala noticia. Las empresas no invierten porque la caída de los precios implica gastar hoy en producir para luego tener que vender más barato; la rentabilidad sería mínima o podrían tener pérdidas. Los consumidores también se ven desalentados a gastar cuando lo que compran puede bajar de precio mañana.

La deflación es señal de sobreproducción: la oferta supera a la capacidad adquisitiva de las personas. Para la Organización Internacional del Trabajo el problema se origina en el diferencial creciente entre productividad e ingresos de la población. Su informe mundial sobre salarios del 2013 señalaba que desde 1999 la productividad laboral promedio aumentó en más de dos veces los salarios promedio en las economías desarrolladas.

Para la OIT es un cambio radical de la distribución del ingreso entre capital y trabajo. Hasta principios de los años setenta el incremento de los ingresos se traducía en incrementos prácticamente idénticos entre los trabajadores y los dueños del capital. La prosperidad se repartía de manera proporcionalmente estable y todos se beneficiaban. Esto que la OIT llama una regla no escrita de reparto del ingreso se rompió en el último tercio del siglo pasado cuando los incrementos de productividad fueron apropiados por cada vez menos.

Entre 1973 y 2008 todo el incremento del ingreso en los Estados Unidos fue para el 10 por ciento más rico de la población y el 90 por ciento restante vio reducir su ingreso real por hora trabajada. En mayor o menor medida lo mismo ocurrió en la mayor parte del planeta.

En México la reducción de los salarios reales se dio a partir de los años ochenta y ha sido brutal. Hoy en día se necesita ganar más de cuatro salarios mínimos para igualar uno de 1976; y solo una minoría los gana.

La reducción de los salarios y por tanto de la demanda efectiva en la mayor parte del planeta ha sido mitigada y parcialmente compensada con varias estrategias.

Una fue la conquista de los mercados periféricos por los países de mayor avance tecnológico y de productividad. Para poder vender su producción exigieron libre comercio, apertura de mercados en todo el planeta.

No fue suficiente. Además del libre comercio destinaron sus altas ganancias no a invertir sino a otorgar créditos a los países menos avanzados. A eso le llamaron ayuda para el desarrollo y les sirvió para deshacerse de la sobreproducción que generaban ellos mismos.

Luego llegaron las crisis del tercer mundo y ya en este siglo las crisis de los países industrializados (Estados Unidos en el 2008 – 2010 y en Europa a partir del 2010). Para salir de ellas recurrieron a la impresión abundante de dinero que les permitió bajar sus tasas de interés a casi cero (en algunos casos incluso a niveles negativos) y además exportar capitales de manera tal que creaban demanda sobre su producción.

Todo eso se revela cada vez más insuficiente; la sobreproducción avanza. Un factor detonante es la fuerte caída del dinamismo de la economía china que refleja sus dificultades para venderle al resto del mundo. También se traduce en estancamiento de los ingresos de su población que en los últimos años representaba la mitad del incremento salarial del mundo.

Banco Mundial es optimista al pensar que si China e India retoman el camino de elevar los salarios de su población se podrá elevar la demanda de manufacturas, metales y energía a partir de fines del 2016.

Para la OIT la respuesta es la elevación concertada de los salarios en todo el planeta. No puede hacerlo un solo país porque perdería competitividad; así que lo tienen que hacer todos por igual. Esta propuesta es utópica.

La estrategia de globalización nos ha metido en una carrera en la que parece que los que ganan son los países que más empobrecen a su población. Habría que pensar en lo contrario, en elevar los salarios país por país. Pero eso no funciona en condiciones de apertura comercial indiscriminada porque el incremento del consumo saldría del país para beneficio externo y no de las empresas que eleven los salarios.

Si pensamos que la respuesta es la recuperación salarial país por país, solo es viable con mecanismos de control de la oferta externa y retención de la demanda para que se quede y beneficie a las empresas nacionales.

El mundo se aproxima a una disyuntiva dramática. Aceptar la existencia de la sobreproducción, las crisis cada vez más dañinas y la destrucción de las empresas pequeñas, para que sobrevivan solo las grandes transnacionales. O propiciar el crecimiento equilibrado de la producción y el consumo en el contexto de un mercado interno regulado.

Es una disyuntiva pero no un asunto de extremos sino de cambio gradual de rumbo. ¿Qué haremos? ¿Qué harán los otros?

2 comentarios:

  1. Tristemente concuerdo con su apreciación, pero respondiendo a su pregunta final: ¿Que haremos? ¿Que harán los otros? Le comento que se publico en el Diario Oficial el 31 de Julio de 2015, el proyecto de norma PROY-NMX-Z-021/1-SCFI-2015 ADOPCIÓN DE NORMAS INTERNACIONALES. Esta Norma Oficial Mexicana (NOM) busca la homologación de normas nacionales con normas internacionales. En los Tratados, Acuerdos y Convenios internacionales en materia comercial, señala que podrá homologarse las normas, pero que en caso de controversia se dimitirán en tribunales internacionales. La pregunta es donde queda la soberanía nacional, que hacen nuestros congresos avalando estas tonterías, que en lugar de fortalecer solo nos debilitan, ejemplo de esto es la industria electrónica que ya homologo normas con Estados Unidos sin existir un voltaje y amperaje igual, aun así se homologaron, ellos pueden importar libremente a México, pero nosotros debemos de acatar sus normas para exportar a Estados Unidos. Por ultimo, respondo a sus dos ultimas preguntas diciendo que nuestro país, su Congreso y el Ejecutivo hacen todo para tener un lugar preponderante en el Nuevo Orden Mundial, el juego esta ahora en la normatividad, y los dados están cargados. Saludos

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el mensaje. Nuestro ejecutivo y congreso podrán hacer todo para obtener un lugar en el Nuevo Orden Mundial, solo que lo de preponderante depende del cristal con que se mire. ¿donde quedó la soberanía nacional? es la pregunta.
    Me acuerdo de un artículo que tiene que ver con esto de las normas y su uso por otro de nuestros socios comerciales, Canadá: http://jorgefaljo.blogspot.mx/2012/11/proteger-en-gramos-apertura-en-onzas.html

    ResponderEliminar