Jorge Faljo
El Banco de México tiene reservas internacionales por un monto de 175 mil millones de dólares. Mucho dinero que crea algunas tentaciones. Sobre todo, porque para muchos se trata de una riqueza inerte que preferirían ver empleada de otro modo. Así que no faltan quienes quieren emplear ese dinero para algo útil o productivo, como construir hospitales, escuelas, carreteras u obras que generen empleo.
Hace algunos años le regalé a un político de buen nivel un libro sobre economía de México y su pregunta inmediata fue: ¿aquí explica cómo invertir las reservas internacionales? Ante mi negativa, ya no mostró el mismo interés. Lo importante es que no se trató de un caso aislado. Es un tema que resurge de vez en cuando y alguna vez hay que aclararlo. Eso es lo que voy a intentar ahora con un ejemplo.
Vamos a suponer que Ud. necesita 200 mil pesos para comprarse un carro. Una de sus opciones es pedir un préstamo bancario por esa cantidad. Luego lo pagará a lo largo de varios años con la ventaja de que desde el primer momento tendrá una calendarización exacta de los días en que vencerá cada pago mensual. Conocerá incluso las penalidades en que incurrirá si acaso se atrasa en un pago.
También es posible que Ud. tenga la opción de pedir prestado de una manera muy diferente. Si tiene muchos amigos podría pedirles un poco de dinero prestado a cada uno de ellos. Vamos a pensar que treinta amigos le prestan en promedio 10 mil pesos cada uno de ellos de modo que en total Ud. ha conseguido 300 mil pesos lo cual es bastante más de los 200 mil que quería para comprarse el auto.
Pero hay que tener en cuenta que esos amigos le prestaron con dos condiciones. Una es que ellos recibirían una tasa de interés algo superior a la que les pagaría un banco. La segunda, mucho más importante, es la solemne promesa de que Ud. le pagaría de inmediato a cualquiera que le pida que le devuelva su dinero. El que le pide su dinero de regreso no necesita tener ningún motivo para pedirlo y tampoco puede haber excusa o pretexto alguno para no pagar de inmediato.
Este método de endeudamiento puede funcionar bien si se tienen ciertas precauciones. Ud. logró recibir un total de 300 mil pesos de sus muchos amigos y usó 200 mil para comprarse el carro que quería. En este caso no se sabe quién o quienes querrán que les pague prácticamente de un momento a otro. Pero para esos casos tiene los otros 100 mil pesos como una reserva para estos imprevistos.
Así que supongamos que a lo largo de varios días llegan tres o cuatro amigos y le exigen que, conforme a lo acordado, se les pague de inmediato, digamos que un total de 40 mil pesos. No hay problema; en cada ocasión Ud. con toda calma busca su reserva, saca el dinero solicitado y lo paga.
El resultado es que entre sus amigos corre la noticia de que cuando unos fueron a cobrarle les pago de inmediato y sin interponer pretextos. Así que todos consideran que Ud. es un buen pagador; alguien que cumple sus promesas. Los otros amigos que le prestaron no solo respiran tranquilos, sino que están dispuestos a prestarle más. Incluso podría ocurrir que esta buena fama le permitiera pedir prestado para otro carro.
Bajo este método de endeudamiento no es posible saber cuánto y cuándo le van a cobrar. Por eso es muy importante contar con una buena reserva.
Podemos por otra parte suponer lo contrario. Que a Ud. le prestaron los 300 mil pesos originales pero que además del carro de 200 se compró una motocicleta de 80; así que solo le quedaron veinte mil de reserva. Entonces, cuando se aparecieron varios amigos a cobrar no pudo pagarles y quedó mal. Pero esto no fue un secreto; todos los demás se enteraron y llegaron a cobrarle, exigiendo que venda el carro y la moto y cumpla con su palabra.
Aquí podemos ver para qué sirve una reserva de dinero. En primer lugar, la reserva es parte de la deuda; es un dinero que pidió prestado y que no gastó pero que a pesar de tenerlo en las manos no es suyo. Solo sirve para cumplir la promesa de pagarle de inmediato a sus prestamistas a los que se les ocurra cobrarle.
Igual que en el ejemplo inventado párrafos arriba, los 175 mil millones de dólares de reservas internacionales que tiene el Banco de México en realidad no le pertenecen al país. Son deuda que se guarda como reserva para pagar cuando a los acreedores quieran cobrar. Por cierto, que si todos tratan de cobrar al mismo tiempo, en este caso comprar dólares, esa reserva no alcanzaría.
Las reservas son importantes; cuando el Fondo Monetario Internacional le advirtió al Banco de México que estaba agotando las reservas muy rápidamente, este último abandonó la estrategia de subastas de dólares. Si no las hubiera suspendido tal vez el FMI no habría renovado la línea de crédito flexible y los acreedores habrían entrado en pánico tratando de sacar sus dólares de inmediato.
Así que las reservas son dinero que debemos y que no sabemos cuándo cobrarán. Por eso no podemos comprarnos una motocicleta con ese dinero.
Un absurdo adicional es querer usar esos dólares para invertir en México. Los dólares son para comprar en el exterior, si Banxico los vende inundarían el mercado y lo que haríamos sería importar más. Para invertir en México lo que se necesitan son pesos; de esos en ciertas condiciones Banxico podría producir más, como lo han hecho otros países con sus políticas de flexibilidad monetaria. Pero ese ya es otro cantar y tema de otra columna.
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