jueves, 31 de mayo de 2012

Mark Zuckerberg, Facebook e impuestos


Mark Zuckerberg, Facebook e impuestos
Jorge Faljo
Mark Zuckerberg, co-diseñador, co-fundador y presidente de Facebook, se acaba de casar con Priscilla Chan, su novia de toda la vida. Su boda fue un evento social exclusivo y noticia seguida por millones de personas. Ocurrió el día posterior a la entrada de Facebook a la bolsa de valores, lo que elevó la fortuna de Mark a unos  17 mil millones de dólares.

La diferencia de un día entre la entrada a la bolsa y el matrimonio tiene la mayor importancia económica. Las leyes de California consideran como propiedad personal la fortuna con la que se llega al matrimonio y de ahí en adelante como propiedad común la que se adquiere posteriormente. Muy probablemente Mark esperó ese importante incremento de su fortuna para casarse un día después. No se sabe a ciencia cierta sí la pareja firmó un contrato prenupcial para establecer otras reglas de reparto de su fortuna en caso de divorcio.

Mark nació en 1984 y es un joven que, para estar dentro de las ligas mayores, tiene costumbres relativamente austeras. La casa que compró para su vida de casado le costó únicamente siete millones de dólares. Una bicoca dada su fortuna personal. Su auto tampoco es realmente extraordinario.

Un buen muchacho que con sus compañeros de cuarto diseñó un instrumento de comunicación pensado para los estudiantes de Harvard. Pero la idea prendió y se convirtió en una red mundial en la que ahora se interconectan 800 millones de personas y ha vuelto ultra millonarios a esos jóvenes.

¿Para qué le alcanzan 17 mil millones de dólares a Mark? Si acaso estuvieran en un fondo de inversión que diera tan solo un uno por ciento anual, tendría 170 millones de dólares al año, unos 465 mil dólares al día, sin tocar el capital. Pero el estilo de vida de Mark es más modesto que, por ejemplo, Paulina Romero Deschamps, la hija del líder de los trabajadores petroleros que viaja por el mundo con tres perritos a los que aloja en suites de gran lujo.  

Mark se redujo el sueldo de los 600 mil dólares que ganaba el año pasado a tan solo un dólar al año. Lo que imaginé, por un instante, es que era algo así como un acto de generosidad. Pero no. Los analistas financieros lo consideran un paso hacia la posibilidad de los ultra ricos del planeta: no pagar impuestos. Eso se puede hacer de diversas maneras. No soy experto en aspectos fiscales pero les transmito lo que he entendido.

Mark podría, por ejemplo, colocar su fortuna en un fondo de ahorro para su retiro al cumplir 60 años. Después de esa fecha podría extraer su fortuna sin pagar o pagando muy bajos impuestos. Por las acciones que venda de aquí a entonces pagaría un impuesto de tan solo 15 por ciento. Entretanto, podría vivir de prestado. Obviamente no se pagan impuestos cuando lo que se recibe son préstamos. Puede fácilmente endeudarse por varios millones al año y la deuda que acumularía la pagaría sin problemas al cumplir 60 años.

Eduardo Saverín, también co-fundador de Facebook renunció a su nacionalidad norteamericana y se convirtió en residente de Singapur, donde no hay impuestos a las ganancias de capital. Lo hizo antes de la entrada de Facebook en la bolsa de valores para en el futuro no pagar impuestos sobre su fortuna, calculada en unos cuatro mil millones de dólares.

Estos muchachos diseñaron su programa en Harvard, una universidad subsidiada con aportaciones fiscales; funciona gracias al internet, que crearon otros; opera en computadoras compradas por gente que si paga impuestos. Su aportación es apreciada, pero no es sino una cereza en un gran pastel creado por muchos. ¿Por qué no habrán de pagar impuestos?

Lo que quiero resaltar es que en este planeta, en los Estados Unidos y en México, los verdaderamente muy muy ricos pagan muy pocos impuestos, a veces nada. Que los ricos paguen impuestos adecuados al nivel de su fortuna sería un primer paso para la solución de los problemas del planeta.

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