jueves, 24 de enero de 2013

Conflicto Macro


Conflicto Macro

Jorge Faljo

Este martes 22 de enero el periódico El Financiero publicó en primera plana y como noticia principal “Banxico arriesga su credibilidad: analistas”. El subtítulo era aún más fuerte: “Viola la ley al dar el mismo peso al PIB y a la inflación: Moody’s”. No cabe duda de que el principal periódico de México en temas financieros y económicos tuvo razón al tratarla como noticia central del día. No recuerdo, y no creo que por lo menos en los últimos doce años Moody’s se haya enfrentado al Banco de México. Es un fuerte ataque de un coloso a otro y es un conflicto de la mayor importancia para la evolución económica inmediata y de mediano plazo del país. Nos concierne a todos los mexicanos.

Para explicarlo hablemos primero de los contrincantes. Banxico, el atacado, es el banco central del Estado mexicano y es el responsable de la política monetaria, lo que incluye la emisión de moneda, la fijación de tasas de interés y el resguardo de las reservas internacionales entre sus muy importantes funciones.

Moody’s es una de las cuatro principales agencias calificadoras del mundo y la principal de México. Probablemente esto no le diga mucho al lector y habrá que explicar su importancia de una manera algo esquemática. Es un organismo privado que representa y organiza los intereses del capital financiero.

Ambos, Banco de México y Moody’s son instituciones, una pública y otra privada, que prefieren moverse con discreción, sin aspavientos, sin llamar la atención inútilmente. Pero que no quepa la menor duda, entre los dos definen el modelo de economía del país; la posibilidad de crecer, o no; la de producir y exportar, o de vender empresas e importar; la de que se genere empleo o millones tengan que emigrar o subsistir en la informalidad.

Durante muchos años, desde que Salinas lo hizo autónomo, Banxico ha actuado en una especie de matrimonio de conveniencia entre los intereses de nuestros dirigentes políticos y los del gran capital financiero. Ahora se nos revela un jaloneo de cobijas novedoso y que parece importante por la manera en que se publicita. ¿En qué consiste?

En palabras de Alfredo Coutiño, director de Moody’s Analytics para América Latina, Banxico dio “igual prioridad al crecimiento económico que a la inflación, con lo cual viola su mandato constitucional”. Según la misma nota otros analistas (de Barclays, un gran banco internacional) coinciden en que “Banxico envió a los mercados la seña de que está listo para instrumentar una política monetaria para apoyar el crecimiento económico”.

La acusación es clara y fuerte: Banxico parece considerar la posibilidad de apoyar el crecimiento económico del país. Esto, que en otros países se daría por sentado, en México sería una novedad por demás inquietante para los intereses del capital financiero. Al grado de que las dudas creadas por esta posibilidad produjeron un debilitamiento del peso y una baja de la rentabilidad de los bonos a 10 años de México. Tras el comunicado de Banxico del viernes pasado la tasa del bono mexicano a 10 años “se desplomó” (palabras de El Financiero) a una tasa de 5.08 por ciento. Apenas 2.75 veces lo que rinde su equivalente norteamericano ubicado a 1.85 por ciento. Pero ciertamente insuficiente para lo que está acostumbrado el capital financiero en México.

La caída de la tasa de interés beneficia a los deudores; entre ellos el gobierno federal y los estatales, los hipotecarios, los que deben su automóvil y los de tarjeta de crédito. Todos pagan tributo al capital financiero y a este no le gusta que este se reduzca.

Se trata de un punto de perpetua discordia entre el capital productivo, representado por organismos como la CANACINTRA y la COPARMEX, y el capital financiero, abanderado en este caso por Moody´s y otras instituciones financieras. Reiteradamente los empresarios productivos han solicitado a Banxico, concretamente a Agustín Carstens, su gobernador, que tome los tome en cuenta a ellos, a los consumidores y trabajadores y baje las tasas de interés. Lo que facilitaría la inversión, la generación de empleo y el consumo. Nunca se les ha hecho caso. Cuando desde el sector público se insinúa lo mismo se desata el escándalo por el ataque a la autonomía de “su” banco.  

Para el capital financiero una baja de las tasas de interés es tabú. Es un golpe a sus rendimientos y reduce el atractivo nacional a la inversión volátil. Y esta es indispensable para sostener los precios inflados en la bolsa de valores, en los bonos de deuda gubernamental e incluso en el peso. Nunca es agradable que se rompa una burbuja financiera.

Sin embargo el capital financiero no está manco. Moody´s podría amenazar con bajar la calificación crediticia del país dando una señal a sus representados para moverse bruscamente. En todo caso la exigencia del capital financiero es muy clara: que no se baje la tasa de interés.

Por su lado Carstens en una típica declaración ambigua dijo que todavía no es oportuno recortar la tasa de interés aunque reconoció que podría ser aconsejable bajarla para impulsar la economía. Esto último podría ser –debería ser, digo yo- el interés de la nueva administración pública.

La autonomía de Banxico le ha permitido ubicarse continuamente del lado del capital financiero; ahora se le acusa de estar del lado de los productores, exportadores, trabajadores y consumidores; es decir de los mexicanos. Es muy posible que sea una acusación infundada. No obstante cruzo los dedos porque sea cierta. 

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