jueves, 31 de enero de 2013

Cruzada contra el hambre


Cruzada contra el hambre
Jorge Faljo

El Presidente Peña Nieto fue a Chiapas a dar el banderazo de salida del Sistema Nacional contra el Hambre (Sinhambre). Lo hizo acompañado de la plana mayor de la política: casi todos los gobernadores y varios secretarios de estado. El programa ha originado críticas tanto por su contenido, estrategia de instrumentación como por el hecho de “ocupar” el espacio zapatista para darle mayor impacto.

Las dudas surgen sobre si es o no “clientelista”; es decir compra-votos. Apela a múltiples estructuras burocráticas que en el pasado reciente han sido poco capaces de actuar de manera coordinada y menos de tener en cuenta los intereses de la población. No cuenta con presupuesto propio adicional. Se le da el banderazo de salida en el corazón de la región que se insubordinó contra el modelo neoliberal y con un conflicto “parchado” pero no resuelto.

Lo fundamental de la controversia revela una gran carga de desconfianza que parece incrementarse cuando el gobierno anuncia la intención de beneficiar a los más pobres. Hay razones históricas para esta desconfianza e irla superando requerirá dar resultados lo más pronto posible. Esto será lo que permitirá obtener lo que se propone, una amplia coincidencia de grupos y fuerzas sociales.

El Pacto México dio un paso importante al establecer a nivel de compromiso que  “La erradicación de la pobreza extrema debe garantizar un mínimo fundamental: la alimentación. Por eso, la más alta prioridad la tendrá el garantizar que ningún mexicano padezca hambre.”

La Cruzada contra el hambre no es un programa integrado y adolece de los defectos de una administración no diseñada para el dialogo, la participación y el trabajo con la población más vulnerable; una herencia de la docena trágica.

Lo que si hace y es un buen paso es focalizar la atención de los diversos programas públicos y niveles de gobierno en la población objetivo, los 7.4 millones de mexicanos en situación de pobreza extrema y carencia alimentaria severa.

Se empieza a trabajar con lo que se tiene, con lo que se ha heredado y en ausencia de recursos adicionales lo fundamental es empezar por redirigir los existentes y abrir espacios de coordinación interinstitucional y de concertación con la población. Gobernar no es tan solo lanzar instrucciones vía oficio; es proponer y promover objetivos y convocar a cumplirlos, cada quien desde su trinchera o escritorio.

Es decir que creo que esto es lo que lo hace una “cruzada” y que el mensaje es doble: por un lado a la población y por el otro a la administración pública, federal, estatal y municipal. Con ello se señala el rumbo y se incentiva el movimiento de una burocracia entrampada durante largos años en la simulación  y el desprecio a la población. Salir de esa artritis no será instantáneo pero espero que al interior del sector público no se le desatienda como mensaje demagógico sino que, por el contrario, se le tome en serio como deber a cumplir.

Sinhambre se caracteriza por: Una orientación focalizada en los cuatrocientos municipios de mayor pobreza y carencia alimentaria. Corresponsabilidad de todas las dependencias. Más allá de SEDESOL se compromete a los sectores salud, educación, vivienda, economía y servicios básicos. Se plantea la inclusión productiva y el incremento de los ingresos de los beneficiarios por la vía del fortalecimiento de sus actividades económicas. Busca desatar la energía comunitaria y social involucrando a los propios beneficiarios en las soluciones que se requieren.

Me parece que se trata de la dirección correcta. No obstante creo que convendría fortalecer la última vertiente, la de involucrar a la población mediante formas novedosas que verdaderamente acerquen la toma de decisiones a las comunidades y población objetivo.

Para ello hay que fortalecer la propuesta con el cumplimiento de otro compromiso del Pacto por México: “el reconocimiento efectivo de las comunidades y pueblos indígenas como entidades de derecho e interés público, que les permitirá manejar recursos públicos, realizar la planeación comunitaria de sus proyectos de desarrollo, así como asociarse libremente con otras comunidades o municipios para promover proyectos comunes que impulsen su desarrollo.”

No se trata de crear múltiples grupitos de "beneficiarios" a modo de cada programa; sino de avanzar hacia la representación unitaria del conjunto de cada comunidad, región y pueblo indígena. Se requiere la visión integral desde la base. 

Con ello se fortalecerá Sinhambre, se desatarán múltiples energías sociales y se avanzará por el camino de la credibilidad. 

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