lunes, 10 de agosto de 2015

Estados Unidos; un "reality" democrático

Faljoritmo

Jorge Faljo

La carrera para definir a los candidatos para suceder al presidente Barack Obama en los Estados Unidos empieza a tomar vuelo. Del lado demócrata la precandidata líder es la Sra. Hillary Clinton, esposa del ex presidente Bill Clinton y una política de prestigio por sus propios méritos. Ella compitió en el 2008 pero le ganó Obama. Ahora la apoya y, sin rivales fuertes en su propio partido, tiene buenas posibilidades de llegar a ser la primera mujer presidente de su país.

Del lado republicano, el partido más conservador, acaba de darse el primer paso en el proceso de determinar quién será su candidato presidencial. Desde hace un año el partido ha realizado encuestas por correo a sus afiliados sobre sus 32 principales políticos. Diecisiete personas se autodefinieron como candidatos; algunos con experiencia política y otros provenientes del sector empresarial. Solo una mujer entre ellos.

Acaba de darse el primer debate entre precandidatos republicanos. Los diez candidatos de mayor peso en las encuestas tuvieron un par de horas en horario de primera; antes, los siete de menor peso tuvieron una hora en horario menos atractivo. Para la mayoría, sobre todo los de más bajo “rating” el objetivo era darse a conocer e intentar destacar. Para otros, reafirmarse como punteros.

Todos se vieron sometidos a preguntas duras sobre sus antecedentes personales, experiencia política y sus propuestas. Además, no dejaron de criticarse unos a otros y todos, de expresarse en contra de la administración demócrata del presidente Obama.

Siendo todos del mismo partido conservador no es de llamar la atención que a grandes líneas sus posiciones fueran parecidas. Predominaron las expresiones contra el aborto, los matrimonios del mismo sexo, el nuevo sistema de salud norteamericano y en favor de una política exterior más agresiva y militarista. Todos manifestando su nacionalismo definido por la “excepcionalidad” de los Estados Unidos como un país de superioridad moral. Lo que eso quiera decir.

Sin embargo cuando las diferencias no son de fondo lo que importan son los matices y la manera de decirlo, el carisma personal. Un candidato se expresó contra los matrimonios del mismo sexo pero aclarando que querría igual a sus hijas si fueran lesbianas. Otro en contra del aborto de manera personal pero aceptando el cumplimiento de la ley; alguno más diciendo que pretendía cambiar la ley y los que fueron gobernadores señalando que redujeron los fondos de su estado para la planeación familiar. Todos en contra del sistema de salud que logró incorporar a millones de norteamericanos a los seguros médicos porque, dicen, es demasiado costoso.

Poco o nada se alteró en cuanto al orden de preferencia de los principales precandidatos. El que se encontraba y sigue a la cabeza en popularidad es Donald Trump, tal vez porque su comportamiento de chivo en cristalería, aunque provoca un fuerte rechazo en la mayoría, también le consigue muchos admiradores. Los demás candidatos se distancian de sus modos, pero algunos señalan que ha destapado una importante veta de descontento ciudadano que ahora no se puede desatender.

El mensaje de Trump es que la dirigencia norteamericana es estúpida; se deja engañar por otros países que le mandan sus maleantes (México) y por China que le arrebata los empleos. Es simplista y cínico cuando dice que no tiene tiempo para los buenos modales. Le señalaron que entró en quiebra cuatro veces y no pago a sus acreedores y contestó con desenfado que él si sabe de negocios y aprovecha todos los resquicios de la ley. Se ofreció a darles clases a los demás. Cuando lo acusaron de ofender de modo bastante grosero a las mujeres dijo primero que solo a una y luego admitió que en realidad a muchas. Lo aceptó con tal desparpajo y cara dura que la audiencia se rio. En otros momentos lo abuchearon y como si nada dijo que no todos lo quieren. Demostró dominar el espectáculo.

Trump es un grave problema para el partido republicano. Fue el único de los 17 que no aceptó respaldar al triunfador, solo a sí mismo. Declaró que si no gana podría convertirse en candidato independiente. Le da gusto la preocupación de los demás porque eso aseguraría la derrota republicana. Lo que es prácticamente chantaje. Para algunos será el factor decisivo para que gane Hillary Clinton.

Este no fue sino el primer gran debate de una larga serie; habrá por menos otros nueve en el curso de casi un año. En ellos se irán decantando los precandidatos y se irán definiendo las preferencias de los electores, tanto por la capacidad para afrontar las dificultades del debate y darse a entender, como por la pose y atractivo personal.

Su principio es que los candidatos de cada partido no se eligen por dedazo desde arriba; sino que tienen que demostrar en público sus capacidades. En principio acepta a todos los precandidatos, luego los somete a un rudo proceso de comparación al tiempo que los obliga a tratar asuntos reales, de fondo. Al mismo tiempo se van definiendo los grandes temas de interés del electorado.

Casi olvido decir que dos temas han surgido para alinearse con los de mayor importancia. Uno es el de la inmigración en el contexto de bajo crecimiento y alto desempleo. El otro es la creciente contradicción entre el respeto a los derechos civiles y la estrategia de seguridad nacional; es decir entre el derecho del gobierno a espiar a sus ciudadanos (no se cuestiona el espionaje a los demás) y el combate al terrorismo.

Cada precandidato ira definiendo ante el público su propia posición en cada punto, no podrán evadirlo. Tendrán tiempo y oportunidad para hacerlo y así se definirán los punteros y los que se irán saliendo de la carrera. De este modo también adquieren compromisos que después se les pueden echar en cara.

En comparación con nuestras formas, tan apegadas al dedazo y la “unidad”, su proceso es más divertido, millones lo ven como una forma de “reality show” sobre todo si lo anima un buen payaso; es mucho más educativo para el público sobre los asuntos de fondo y, además, es más democrático. Con todos sus defectos podría inspirarnos para algunos cambios aquí.

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