martes, 2 de febrero de 2016

Iowa, tropiezo neoliberal

Jorge Faljo

Este lunes los norteamericanos dieron el primer paso para elegir a los que serán los candidatos de los partidos demócrata y republicano en su próxima elección presidencial. Los afiliados a cada partido eligieron en las “primarias” de Iowa a los delegados a las convenciones que en el mes de julio decidirán quienes son sus respectivos candidatos presidenciales.

Todo apunta a que las campañas intra partidarias serán candentes. Y eso porque si consideramos sus distintas circunstancias en Iowa hubo en realidad cinco ganadores. Lo cual desatará una guerra feroz que se traducirá en cuestionamientos de fondo para el sistema político y económico norteamericano.

Veamos primero el lado republicano.

Las noticias dicen que ganó Ted Cruz con el 27.7 por ciento de los votos republicanos y asegurando 8 delegados para la convención de julio. Para ganar tendrá que tener 1237 delegados de un total de 2,472. Así que Iowa no es sino un pequeño paso en esa dirección. Si no hubiera ganado habría quedado descartado; pero eso no ocurre con sus dos contrincantes republicanos. Era imprescindible que ganara porque Cruz, hijo de cubano y norteamericana, nacido en Canadá, se presenta a sí mismo como cristiano evangélico. Y Iowa es un estado de mayoría blanca evangélica.

Donald Trump obtuvo el segundo lugar con 24.3% de los votos y siete delegado; solo uno menos que Cruz. Pero “el Donaldo”, apodo que le puso una de sus esposas, se ha manifestado anteriormente a favor de la libertad de abortar y ya se sabía que eso le restaría votos en Iowa. Así que 3.4% menos votos que el primero en realidad no lo descalifican. Las encuestas de votantes señalan que los votos de Cruz fueron de ultraconservadores; en cambio Trump logró parte de los votos conservadores; es decir que en cierto modo ha ampliado su base electoral. Un triunfo para el que puede verse reforzado en el siguiente estado.

Cruz y Trump representan a los republicanos más enojados con la evolución de su gobierno y de su país. El primero atrae sobre todo a los descontentos “culturales” por la pérdida de los “valores” cristianos y morales y contra una clase política que sienten que no los representa. Trump se ha convertido en el vocero del fuerte enojo de las clases medias en deterioro económico y laboral; las que han sido más afectadas por la Gran Recesión del 2008. Por ello entre más insulta a los políticos, al gobierno y a los medios de comunicación mejor capta este espíritu.

Algo a tener en cuenta es que Trump es de una ultraderecha extrema pero no neoliberal. Acusa a China y a México de aprovecharse de su país debido a que su gobierno es tonto. Su visión es estrecha y a partir de ella propone recuperar la grandeza norteamericana sobre la base de negociaciones duras con estos dos países, y con el resto del mundo, para evitar que se sigan destruyendo empleos y empresas norteamericanas. Más que neoliberal es defensor de la gran empresa y el gran dinero con una perspectiva nacionalista pragmática.

El tercer lugar republicano lo obtuvo Marco Rubio que representa a los republicanos con un conservadurismo histórico frente a los dos primeros que de alguna manera son arribistas montados en el ultra conservadurismo del “tea party”. Rubio obtuvo el 23.1% de los votos y siete delegados, igual que Trump y solo uno menos que Cruz. Con esa votación se asegura seguir en la contienda y… algo más.

Hay otros candidatos republicanos que posiblemente ya tengan que doblar las manos y abandonar la carrera. Otros siete delegados son representantes de cinco candidatos que seguramente van a quedar fuera del juego y que, por lo tanto, van a quedar en libertad de voto. Se trata de candidatos y delegados más afines al republicanismo histórico que al nuevo ultra conservadurismo y se puede suponer que la mayoría de ellos terminará votando por Rubio. Más aún, si esos candidatos abandonan la carrera es previsible que en las siguientes primarias sus seguidores se inclinen por el que ahora representa a los republicanos históricos. Esto es un triunfo para Rubio.

Del lado demócrata.

Sí, ganó Hillary. Y si no hubiera ganado habría quedado muy mal parada. Ella representa, hasta ahora, a los que también podríamos llamar los demócratas históricos. En su discurso de celebración de su triunfo todo el tiempo estaba atrás de ella su esposo, Bill Clinton. Obtuvo el 49.9% de los votos y 23 delegados. Para ganar va a necesitar 2,246 delegados de un total de 4,491.

Hillary empieza la carrera con una ventaja considerable debido a que bajo las reglas de su partido hay 712 “superdelegados” que son parte de la estructura organizacional del partido y que no son electos en las primarias. Estos, que podrían considerarse demócratas históricos, están en libertad de voto y en su mayoría favorecen a la señora Clinton. Sin embargo en las pasadas elecciones también tenía a la mayoría de los superdelegados y sin embargo perdió ante Obama que tuvo a la mayoría de los delegados electos. Podría darse el caso de que los superdelegados inclinen la balanza a su favor en julio pero esto no sería muy bien visto si se hace de manera muy forzada y para compensar una desventaja importante. Así que de aquí a entonces algunos, o muchos, de los superdelegados se verán influenciados por los resultados de las primarias.

Pero Bernie Sanders recibió 49.6% de la votación y consigue 21 delegados electos; dos menos que Hillary. Sin embargo este casi empate es un enorme avance para un candidato que casi no figuraba hace unos meses y que pelea con importantes desventajas. La primera es que se presenta como un socialista democrático con severas críticas a Wall Street, a los banqueros y decidido a elevar los impuestos para combatir la inequidad. Llamarse socialista y querer subir los impuestos son dos tabús en los Estados Unidos y, a pesar de ello logró un empate. Incluso está logrando que “capitalismo” se esté convirtiendo en una mala palabra.

Su segunda desventaja es que no acepta donativos mayores a 40 dólares por persona. Pero el solo hecho de que esté avanzando significa que muchos cooperan y que cuenta con una base más amplia de activistas. A sus mítines acude mucha más gente que a los de su rival demócrata y se trata sobre todo de jóvenes entusiastas; su campaña es mucho más de la calle y del activismo voluntario que de los medios de comunicación. Pero con este triunfo, porque así hay que llamarlo, ahora la televisión se verá obligada a darle mayor cobertura.

Estos resultados van a obligar a modificar las posiciones de los candidatos históricos. Del lado republicano Cruz y Rubio tendrán que acercarse a los intereses de las clases medias descontentas por razones económicas y la única salida que parece viable es la que ofrece el Donaldo: cuestionar el libre comercio y acercarse a una posición proteccionista de la producción y el empleo dentro de los Estados Unidos. Podría hacerse incluso en el contexto del TLCAN, reforzando lazos comerciales con México y Canadá en detrimento de China.

Hillary tendrá que hacerse hacia la izquierda, incluir en su discurso propuestas en contra de la creciente inequidad social, mayor regulación de los grandes capitales, tal vez más impuestos y oponerse al TPP (Acuerdo comercial trans pacífico).

En síntesis, en las primarias de Iowa ganaron cinco precandidatos y tropezó el neoliberalismo.

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