Jorge Faljo
La oferta de coberturas cambiarias por parte del Banco de México ha provocado un inmediato fortalecimiento del peso. He estado razonando el asunto pero se me ha atravesado mi inconsciente que me recuerda una vieja historia; y como lo respeto mucho se las voy a relatar.
Hace dos o tres siglos, en la muy vieja Rusia, una pandilla de bandoleros asaltaba poblados pequeños y aislados, maltratando o asesinando a sus habitantes. Un pueblo atemorizado le encargó a su viejo sabio que encontrara el modo de salvarlos. Así que cuando llegaron los bandidos el viejo salió a su encuentro y le dijo al capo: Si no nos tocas te ofrezco algo muy especial; le enseño a hablar a tu perro, solo necesito dos años.
El jefe de los forajidos se interesó y le dejó al animal. Pero lo amenazo con que a su regreso, si el perro no hablaba, arrasaría con todo.
Quejumbrosos los pobladores le reprocharon el trato porque en dos años morirían. El viejo contestó: pero hoy estamos vivos y en este tiempo pueden pasar muchas cosas: se puede morir el capo, me puedo morir yo, o le enseñamos a hablar al perro.
Regresando al punto inicial: Banco de México ofrece vender coberturas cambiarias por veinte mil millones de dólares, a plazos menores de un año empezando por mil millones en dos semanas. Estas son realmente, en la práctica, un seguro contra la devaluación.
Supongamos que una gran empresa debe pagar una deuda de 100 millones de dólares en diciembre y teme que para entonces la paridad se encuentre a 24 pesos el dólar. Si Banxico con la cobertura cambiaria le garantiza que podrá comprar, en diciembre, esos 100 millones a 22 pesos el dólar, la empresa comprará la cobertura.
En este ejemplo la empresa apuesta a que el dólar subirá de precio y Banxico apuesta a que no mucho. Si en diciembre la empresa tiene que comprar los dólares a un precio superior al asegurado el seguro le paga el diferencial. Si se aseguró a 22 y compra a 24 entonces el seguro cubre dos pesos por dólar.
Si ocurre lo contrario y el peso en diciembre se encuentra a 21.50 entonces la empresa compra a ese precio pero deberá pagarle 50 centavos por dólar al asegurador. Es decir que de cualquier modo el precio que pagará la empresa, inversionista o especulador será el valor al que aseguró el dólar que en este ejemplo es de 22 pesos.
Una medida ingeniosa que otorga certidumbre a las empresas y estabiliza el mercado y, además, Banxico no desembolsa dólares ahora y no se compromete a desembolsarlos después. Pero, ¿Por qué baja el precio del dólar ahora? Porque los compradores de dólares ya no tienen que hacerlo de inmediato; les resulta más conveniente comprar el seguro de momento y dejar la compra para más adelante.
La oferta será intermediada por instituciones financieras que comprarán las coberturas y las revenderán; y el precio será fijado mediante subasta, es decir por oferta y demanda.
De este modo Banxico escapa de lo que parecía un callejón sin salida. No podía incrementar la venta de dólares porque la caída de las reservas generaba preocupación y ya había recibido una advertencia el Fondo Monetario Internacional. Tampoco es conveniente que siga incrementando la tasa de interés de referencia porque encarece el crédito, el consumo y la inversión.
Así que ha logrado patear el problema hacia adelante. No digo que eso este mal. Le da estabilidad al mercado, baja el precio del dólar y esto tiene un impacto político positivo porque podrá reducir el gasolinazo.
Los problemas de fondo no se han resuelto. El déficit de la balanza comercial y de cuenta corriente es excesivo y se está financiando mediante la venta país y la entrada de capital volátil. Pero se acaba el interés por la inversión productiva y los capitales volátiles, incluso los de mexicanos, se mueven hacia el exterior.
Moody’s y otros centros de análisis reducen la proyección de crecimiento para el 2017 a solo el 1.4 por ciento. No hay hacia donde incrementar las exportaciones y el mercado interno se encuentra estancado; a pesar de los insuficientes incrementos del empleo el hecho es que la masa salarial no crece. Hay más empleo pero en su conjunto es cada vez más mal pagado.
Y en el horizonte amenazas varias: que Estados Unidos le ponga un impuesto a nuestras exportaciones; que dificulte el envío de remesas e inversiones; o que exija un mayor contenido de componentes nacionales (no chinos), en nuestras exportaciones.
Un respiro financiero no compone la economía real. La demanda de dólares solo se ha pospuesto, pero al igual que en el cuento ruso, el temor al futuro existe y la salida de dólares llegará en su momento. Banxico le ha comprado tiempo a nuestra clase dirigente, y eso es valioso. Ojalá y lo aprovechen no para tratar de eternizarse en el poder, sino para emprender las transformaciones de fondo que requiere el país. Por lo pronto, habrá que enseñarle a hablar al perro.
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