Faljoritmo
Jorge Faljo
La empresa oriental Foxconn substituyó a 60 mil trabajadores por procesos automatizados como parte de un plan para automatizar el 30 por ciento de su producción para el 2020. Esa empresa es la mayor del mundo en cuanto a generación de empleo, se ubica en la punta del avance tecnológico industrial del planeta y contrata a alrededor de 1 millón 200 mil trabajadores en China. Además se surte de componentes de empresas que emplean a otros dos millones de personas.
Foxconn fabrica alrededor del 40 por ciento de los componentes electrónicos del mundo y los hace para empresas muy conocidas como HP, Sony, Microsoft, Nintendo y más. Probablemente su producto más conocido es el Iphone que le fabrica a Apple. Es decir que las empresas conocidas se dedican al diseño y contratan a Foxconn para la fabricación.
El caso es que esa automatización eliminará cientos de miles de empleos en China. La nota es de interés mundial porque muestra como a pesar de contar con la mano de obra ideal, (barata, disciplinada, capacitada) a este gigante le conviene substituir trabajadores por tecnología.
Desde hace un año en Davos, en esa cumbre mundial político empresarial, se anunciaba que la tecnología eliminará millones de empleos y el tema es cada vez más frecuente. Hay quienes dicen, con seriedad y conocimiento, que los robots dejarán sin empleo a la mitad de los humanos para el año 2040. Tal vez a algunos ya no nos toque pero a nuestros hijos si.
Se usa la palabra robot para dar a entender el nivel de punta del avance tecnológico. No necesariamente tenemos que entender una maquina con cara, brazos y que habla. Podría decirse que un cajero bancario automático es un robot sencillo, lo central es que substituye con ventaja a un empleado; determina si hay saldo, entrega el dinero, no descansa jamás y, sobre todo, no cobra.
El hecho es que los avances tecnológicos hacen que los “robots” sean cada vez más baratos y más capaces y, al parecer se acerca un gran tsunami de ellos.
General Motors, Ford, Toyota, Tesla y otras empresas están invirtiendo miles de millones de dólares en producir vehículos que puedan conducir sin chofer; lo que también requiere avances en los dispositivos de geolocalización y señalización urbanos y de carretera. El caso es que no se habla ya de ciencia ficción; el plan es que para el 2020 empezaran a entrar a la circulación y de ahí en adelante la substitución será masiva.
Los más interesados en este cambio tecnológico son las empresas que contratan choferes. Tan solo en los Estados Unidos hay 4.1 millones de trabajadores dedicados a conducir vehículos para empresas de transporte, taxis, Uber y más. Puede ocurrir que dentro de ocho años estos empleos ya no existan.
Y esto no sería sino la fachada más a la vista de revoluciones similares en multitud de empresas. Son cambios tremendos que afectarán nuestras vidas y las de nuestros hijos. Pueden empeorar mucho las actuales condiciones de desempleo, e incrementar la miseria, la inequidad y la violencia.
Visto desde la perspectiva económica agravaría lo que hoy en día es el problema central de la economía mundial: la debilidad de la demanda. La gente no tiene en sus bolsillos el dinero necesario para comprar todo lo que es posible producir. Eso hace que las fábricas funcionen a mediana capacidad o tengan que cerrar; con lo cual nos ubicamos en una espiral negativa de empobrecimiento, poca demanda y deterioro de la producción.
No existen soluciones individuales ante este y otros grandes cambios que ya empezamos a vivir; los problemas verdaderamente grandes y colectivos tienen que enfrentarse como sociedad organizada.
El asunto es que la capacidad de la humanidad para generar bienes y servicios se eleva notablemente, como lo ha hecho siempre y ocurre de manera cada vez más acelerada desde hace treinta años. Es un absurdo que siendo capaces de producir más, resulte que la mayoría se empobrece y eso se convierta en obstáculo al crecimiento.
El desempleo masivo por avances tecnológicos tendrá que abordarse como un problema de distribución del ingreso en condiciones de poco empleo. Hay que transferir riqueza desde las grandes ganancias y los puntos en que se acumula improductivamente hacia la mayoría de la población que está siendo excluida de una modernización galopante y cada vez más estrecha.
Debemos ir pensando en transferir recursos desde la gran riqueza financiera improductiva y desde las ganancias de las grandes empresas. Estas últimas, las de mayor avance tecnológico, funcionan de una manera antisocial al colocar grandes cantidades de producción en el mercado sin pagar los salarios y los impuestos necesarios para que pueda ser comprada. De ese modo se convierten en una carga para el gobierno que se ve obligado a endeudarse para operar como cliente y generador de demanda de toda la sociedad. Además, al inyectar sobreproducción, en el mercado lo que hacen es debilitar y quebrar a las demás empresas, las menos avanzadas.
Este modelo permitió fortalecerse a los grandes corporativos al mismo tiempo que causaron estragos a su alrededor. Es urgente detenerlo; o nos lleva la trampa.
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