Faljoritmo
Jorge Faljo
Europa no levanta. Los datos del primer trimestre del año indican que los países de la zona Euro, la moneda, están creciendo al 0.2 por ciento anual. Prácticamente nada. Ese “crecimiento” no es parejo; mientras Alemania evoluciona a un modesto 1.8 por ciento otros países como Chipre, Estonia, Finlandia, Holanda, Italia y Portugal van en reversa. Que crezca más el más fuerte y menos los débiles lo que hace es aumentar las disparidades.
Por otra parte ese estancamiento no resuelve el grave problema del desempleo que ahoga a buena parte de la población. Recordemos que en España uno de cada cuatro trabajadores quiere tener un empleo pero no lo encuentra; entre los jóvenes es peor, uno de cada dos.
Habría que decir que la situación se agrava en la medida en que las empresas fuertes, eficientes y competitivas siguen creciendo y apoderándose de mayores porciones de un mercado que no crece. Esto hace que las eficientes destruyan a las menos competitivas. Solo que, paradójicamente, las eficientes crean mucho menos empleo que las que se van al caño.
Planteado así las que son económicamente eficientes producen mucho y generan muy poca capacidad de demanda mientras que destruyen la que ya existe. Son, a final de cuentas, depredadoras.
Hoy en día la demanda es el principal factor de la producción. Una empresa que tiene demanda puede producir; la que no, quiebra. Hasta hace poco la demanda crecía gracias al progresivo endeudamiento de los gobiernos y de la población. Pero en Europa llegaron al límite de su endeudamiento y ahora, para desendeudarse, gastan menos.
Europa tiene una preocupación adicional; la tasa de inflación es muy baja, de apenas un 0,5 por ciento anualizada. Muy inferior a la meta de una inflación superior al 2 por ciento del Banco Central Europeo. Se trata, de nueva cuenta, de un promedio; en algunos países hay deflación, es decir caída de los precios.
Esa situación es el resultado de que la mayoría no tiene dinero para comprar y los que tienen se encuentran a la espera de ofertas y descuentos de las empresas y changarros desesperados por vender.
El horizonte previsto por los analistas es el de un largo periodo de estancamiento en el viejo continente. Habría que decir que sin embargo Europa empezó este 2014 mejor que los Estados Unidos cuya producción cayó al menos uno por ciento en el primer trimestre.
Ante ello el Banco Central Europeo –BCE-, ha decidido alejarse cada vez un poco más de la ortodoxia. Por vez primera en la historia un banco central grande va a poner en práctica una tasa de interés negativa. Va a pagar menos 0.1 por ciento por los depósitos que le hacen los bancos privados. Es decir que ahora los inversionistas van a pagar porque les guarde su dinero. También redujo la tasa de interés de referencia al 0.15 por ciento y va a prestar 400 mil millones de euros al sistema bancario.
La estrategia es inundar de dinero la economía; lo que se llama aumento de la liquidez. La idea es que eso va a presionar a los grandes capitales a prestarles a los inversionistas productivos y a los consumidores a muy bajas tasas y de ese modo se generaría algo de demanda. También va a impulsar a parte de esos capitales a salirse del euro y provocar una devaluación administrada que haría más competitivas las exportaciones europeas.
Finalmente el presidente del BCE, Mario Draghi, ha declarado que prepara su última arma. Esta sería imitar a los Estados Unidos y Japón con una política de compra masiva de los bonos de deuda colocados entre los inversionistas privados. Para ello imprimiría moneda e incrementaría el circulante. La idea de fondo es la misma ya descrita; parte de ese dinero fortalecería la demanda y otra parte se iría a otros países provocando la devaluación del Euro.
Se trata de las famosas medidas no ortodoxas que en algo ayudan pero su impacto es a final de cuentas limitado. En Estados Unidos por ejemplo ha creado una enorme riqueza financiera y hace que sus inversionistas salgan al tercer mundo a comprar numerosas empresas. Sin embargo la estrategia de aumentar exportaciones se ve muy limitada en tanto que en todo el mundo impera el mismo problema; insuficiencia de la demanda. Excepto tal vez en China cuya economía sigue creciendo a buen ritmo y la población sube de nivel de vida pero su secreto es precisamente proteger su economía de las importaciones.
Tal vez ahora que Europa está logrando apoderarse de Ucrania podrá endeudarla, destruir su industria y convertirla en país consumidor de sus productos. Pero ese será un alivio de corta duración.
Lo que sería realmente efectivo sería elevar los salario, reducir las horas de trabajo e incrementar los impuestos al capital financiero y a las grandes fortunas.
Europa, Estados Unidos, México y el mundo no encuentran la salida. Sobra oferta; el aparato productivo funciona muy por debajo de sus capacidades y la población no tiene para comprar todo lo que ya hay y lo que podría producirse.
Y cuidado. Europa y Estados Unidos harán mayores esfuerzos por exportar y nosotros somos una economía abierta con una moneda que, al contrario de ellos, queremos mantener fuerte.
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