domingo, 16 de diciembre de 2012

Política Industrial Europea


Política Industrial Europea

Jorge Faljo

Una carta abierta titulada “Una Nueva Política Industrial para Europa” aborda, con argumentos sencillos pero contundentes, la necesidad de dar a la industria un papel fundamental en el crecimiento económico del viejo continente.

Lo importante del documento es que fue firmado por los ministros europeos responsables del tema en cinco países. Estos “amigos de la industrialización”, como se les ha bautizado, son el ministro español de industria, el portugués de economía y empleo, el italiano de desarrollo económico, el francés de renovación industrial y el alemán de economía y tecnología.

Voy a transcribir lo esencial de la carta en los siguientes tres párrafos:   

“Nos encontramos en un momento decisivo para Europa. Los patrones de crecimiento y competitividad están cambiando dramáticamente en todo el mundo. Las economías emergentes se vuelven actores claves cambiando la estructura de producción global y modificando la distribución del poder económico.

“Esta situación plantea retos y oportunidades para adaptarse a los cambios del mercado. Infortunadamente Europa, limitada por la crisis financiera, no está reaccionando con la rapidez adecuada. A pesar de nuestra diversidad, los resultados de conjunto señalan un sector industrial estancado, lo que limita nuestra habilidad para retomar un desarrollo sostenido. Aunque Europa sigue siendo un gran poder industrial se han perdido tres millones de empleos industriales desde el 2008 y la producción del sector se encuentra 10 por ciento debajo del nivel previo a la crisis.

“Necesitamos un modelo de crecimiento fuerte y diversificado en el que la industria juegue un papel clave como generadora de empleos, campo de inversión, de innovación y de capital humano. Una base industrial fuerte, renovada y moderna permitirá que sea la economía real la tenga el liderazgo de la recuperación de Europa.”

La preocupación de estos ministros tiene razón de ser; la pérdida de millones de empleos y la caída absoluta de la producción son impactantes. Han cerrado decenas de miles de líneas de producción que eran parte sustantiva de un gran número de empresas. En otros casos el cierre de la planta es total e incluso se llega a la desaparición de la empresa. Una destrucción que en una perspectiva diferente a la neoliberal es no solo absurda sino carente de ética.

En los años noventa el pensamiento europeo, sobre todo el patronal, promovía la salida de la producción industrial hacia el tercer mundo con la idea de conservar únicamente la investigación y su aplicación al diseño de nuevos productos. Se decía entonces que esa tendencia era parte del paso a una sociedad pos-industrial. Un grave error que ahora se intenta revertir.

Los ministros apoyan el reciente comunicado de la Comisión Europea (el más alto órgano ejecutivo del continente) sobre política industrial donde propone medidas para que el componente industrial del Producto Interno Bruto se eleve del actual 16 por ciento al 20 por ciento para el 2020. Lo cual implica que la producción industrial deberá ser el sector de crecimiento más acelerado en el conjunto de la economía.

En lo esencial la estrategia se orienta a elevar la competitividad. Más allá de esa plataforma básica se hacen evidentes las diferencias. Por ejemplo Francia y otros países señalan que la producción europea debe cumplir con regulaciones estrictas que limitan la emisión de carbono y otros contaminantes y que por lo tanto es injusto que deba competir con países que no tienen reglas similares (como China). Propone limitar las importaciones de países altamente contaminadores, lo que sería una buena estrategia defensiva de su industria. Pero Alemania, un exportador neto, se opone a medidas de regulación del mercado (“proteccionistas” dicen), por temor a represalias comerciales contra sus exportaciones.

Las organizaciones de trabajadores y los partidos de izquierda dan un apoyo crítico a la propuesta. Están de acuerdo con la prioridad al crecimiento industrial, pero consideran que las medidas para instrumentarlo son insuficientes. Para ellos la actual política de austeridad es incompatible con el relanzamiento industrial y quieren mejores medidas de alivio social y empleo sobre todo cuando las nuevas tecnologías desplazan a las anteriores, líneas de producción y trabajadores incluidos.

Algunos representantes sindicales demandan acuerdos para el intercambio comercial “simétrico” entre países europeos y con otras regiones. Pero de nueva cuenta lo que conviene para la defensa de los países deficitarios va en contra de los intereses de los exportadores netos. Y lo que conviene a la pequeña y mediana empresa no es lo que desea la gran empresa.

No creo que la vía de la competitividad sea la salida. En la perspectiva de cada empresa eso en estos momentos significa producir más pero despidiendo trabajadores y reduciendo salarios. Producir más creando menos demanda es bueno para cada empresa individual pero agrava el problema del conjunto económico y social.

Mal que bien Europa redefine a la industria como una vertiente esencial para su crecimiento económico y discute abiertamente las medidas para impulsarla. Es difícil porque se trata de un muégano de 27 países.

Sería  más fácil en México. Pero aquí seguimos pensando que lo mejor es no tener política industrial. 

martes, 11 de diciembre de 2012

La Intención de Gobernar


La Intención de Gobernar.

Jorge Faljo

Doce 12 años de ineptitud, corrupción y salvajismo darwiniano en el gobierno federal; un año de elecciones caracterizado por la superficialidad e irrelevancia política y mediática; y un día marcado por un tenebroso montaje de provocación y violencia, tan lejano al comportamiento cívico estudiantil y ciudadano de todo el año, parecían obscurecer cualquier perspectiva.

Afortunadamente el retroceso cívico – político en la ciudad de México parece haber sido cosa de un día gracias, en parte, a la clara denuncia de la arbitrariedad policíaca que ha hecho la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y muchos otros.

Con estos antecedentes inicié la lectura del Pacto por México sin esperar mucho. Pero ¡sorpresa! Es un documento muy bueno y esperanzador. De los 95 compromisos firmados por el nuevo presidente de México y los presidentes de los tres principales partidos políticos me propongo destacar algunos, sobre todo los de tipo social y económico que, de llevarse a la práctica, nos sacarían del marasmo sangriento en que nos ha dejado el panismo.

Primero lo social

El Pacto inicia proponiendo una sociedad de derechos y libertades desde la perspectiva de lo que importa: cobertura universal efectiva de servicios de salud (vía la reorganización del sector); combatir la obesidad prohibiendo alimentos chatarra en las escuelas; pensión a adultos mayores de 65 años; seguro de desempleo para los trabajadores del sector formal;  y seguro de vida a jefas (y jefes) de familia.

Destaca el gran compromiso de que ningún mexicano padezca hambre. Y recordemos que 20 millones de mexicanos se encuentran en esta situación.

Están los buenos compromisos para una mejor educación y hay que subrayar los que se refieren a la defensa de los derechos humanos. Estos últimos incluyen elementos tan esenciales, pero ausentes, como la reparación del daño, la atención a victimas y reglas claras sobre uso legitimo de la fuerza pública. Darían pie a otra relación entre el estado y los ciudadanos que substituiría 12 años de barbarie federal y un día de la capitalina.

El reconocimiento de las comunidades y pueblos indígenas como entidades de derecho e interés público les permitiría hacer planeación comunitaria de sus proyectos de desarrollo, incluyendo recursos públicos. También se facilitará su acceso a la justicia, a la educación y al mejoramiento económico.

Con estos bastaría para afirmar que se plantean cambios de enorme profundidad y consecuencias. Hay compromisos que parecerían de cumplimiento sencillo y otros que requieren transformaciones legales, fiscales, en capacidades públicas, en el modelo económico y en los acuerdos políticos. Tal vez por eso el horizonte de tiempos parece largo. O tal vez yo soy algo desesperado y no entiendo todas las dificultades.

Uno que me parece de cumplimiento sencillo es eliminar los alimentos chatarra de las escuelas. Debiera bastar una orden administrativa. Sin embargo se plantea una reforma legal que entraría en vigor en 2014 y cuya instrumentación se extiende hasta el 2018. Mucha vuelta para algo urgente.

En cualquier caso los planteamientos son claros y la palabra compromisos no deja dudas, sobre todo viniendo de quien se quiso distinguir por el “te lo firmo y te lo cumplo”.

Por otro lado, en el extremo de lo difícil esta el acabar con el hambre. Significa que por lo menos 20 millones de mexicanos habrán de consumir más y mejores alimentos. El cuadro de aterrizaje de los compromisos lo plantea como un asunto de cambios legales lo que parece muy superficial. Si hay aquí algo de ingenuidad espero que sobre la marcha se corrija y el compromiso se mantenga.  

Lo fundamental será que el incremento de la demanda alimenticia no se consigue mediante meras transferencias de poder de compra. Hay que asociar el incremento de la demanda nacional, regional y local con incrementos correlacionados en esos mismos tres niveles. De otro modo lo que se incrementarían serían las importaciones, la dependencia externa, la necesidad de dólares y un alto costo fiscal eterno y creciente. Sería suicida.

Se deben fortalecer las capacidades productivas locales con mecanismos que les aseguren la existencia de demanda específicamente asociada. Se puede fácilmente si nos inspiramos en programas gringos como el de “food stamps” o el de desayunos escolares con productos locales. Los programas sociales deben operar con cupones de alimentación que demanden productos locales y regionales en una estrategia de crecimiento simultáneo y acelerado de demanda y oferta.

Hay que recordar que gruesamente el 60 por ciento de las comunidades rurales del país son deficitarias en alimentos (20 por ciento tablas y solo el otro 20 por ciento superavitarias). Así que el esfuerzo deberá ser a la vez nacional y localizado.

Hará falta sobre todo mucha organización de los productores y consumidores. Para lo cual se necesitará un gobierno capaz de ir al campo con agentes propios. Es decir abandonando la estrategia de poltrona (que los campesinos vengan a mí y concursen para arrojarles migajas).

Lo Económico

Aplaudo la idea de reactivar el campo y “promover un sector de la economía que actualmente produce por debajo de su potencial”. Es una idea clave; hay que aprovechar plenamente todos nuestros recursos y capacidades.

Pero… faltó la industria. Decir que aquí también se produce por debajo de su potencial sería casi un sarcasmo. De hecho el país ha transitado por décadas de desindustrialización; ahora importamos hasta tornillos. Se ha destruido la mayor parte de las empresas que a finales del siglo pasado producían el grueso de los textiles y ropa, electrodomésticos, la metalmecánica, y otros. Buena parte de lo que queda trabaja a media capacidad o se ha vendido al extranjero.

En algunos casos la destrucción de empresas medianas y pequeñas fue compensada por la instalación de nuevas empresas tecnológicamente avanzadas. Pero lo que este país necesita es producir con todas sus capacidades, las avanzadas y las de hace quince años. TODAS.

No podemos ni debemos darnos el lujo de continuar arrojando por la borda el grueso del aparato productivo industrial concentrando la producción interna o incrementando el ya enorme déficit comercial con China.

Una política industrial que empiece por defender lo que existe sería la mejor plataforma para fortalecer y avanzar. Solo así sería creíble crecer por arriba del cinco por ciento anual y crear empleo suficiente.

Subir el nivel de inversión al 25 por ciento del PIB será muy bueno si al mismo tiempo abandonamos fantasías exportadoras (el planeta está en recesión). Hay que crecer para un mercado interno en expansión acelerada. De otro modo cada nueva empresa moderna lo que hace es destruir diez de las pre modernas y generar desempleo. Ese es el modelo que hay que abandonar.

La ausencia de política industrial es grave, pero no impide reconocer otros elementos positivos. Por ejemplo el compromiso de mantener en manos de la Nación la propiedad y el control de los hidrocarburos y la propiedad de PEMEX como empresa pública.

Sin privatizarla se ofrece convertir a la principal empresa propiedad de los mexicanos en eficiente y transparente y promotora de una cadena de proveedores nacionales. Por otra parte se reforzará su papel en la producción nacional de fertilizantes; un complemento indispensable del desarrollo del campo. Habría sido bueno ampliar esa idea: basta de vender petróleo crudo, hay que vender todo tipo productos con el mayor valor agregado posible.

Cambiar la Ley Minera y revisar el esquema de concesiones para beneficiar al país, empezando por los municipios y comunidades donde se establecen las mineras es un gran paso. Los gobiernos panistas prácticamente regalaron la riqueza del subsuelo a entidades agresivas con su entorno social y ambiental.

Bueno también lo de crear una verdadera banca de desarrollo y regular la banca privada para que presten más y más barato. Excelente también la desarticulación de monopolios. 

Reflexión final.

Un mensaje claro del Pacto por México es la intención de gobernar. Esto ya marca una diferencia con el panismo cuya filosofía era nadar de muertito dejándose llevar por el mercado y los poderes fácticos. Ahora se reivindica la centralidad del Estado para dirigir la economía y la sociedad. Se plantea sin ambigüedades el reto a los poderes fácticos: háganse a un lado, ese es el mandato constitucional.

Si además se cumple el ofrecimiento de democratizar la economía y la política con los ciudadanos como actores fundamentales del diseño de las políticas públicas, entonces la situación apunta bien. 

viernes, 30 de noviembre de 2012

Proteger en gramos; apertura en onzas.


Proteger en gramos; apertura en onzas.

Jorge Faljo

Hay una intensa batalla política y mediática en Canadá, con fuertes implicaciones comerciales y productivas no solo internas sino incluso en el plano internacional, originada en un hecho aparentemente menor. La reglamentación del tamaño de los frascos y latas de alimentos.

Ocurre que el gobierno federal del Canadá, en particular su ministro de agricultura, decidió, de manera ocurrente y sin consultas, eliminar el reglamento que establece los tamaños definidos en que es posible vender o transportar numerosos alimentos: de la salsa cátsup a la miel de maple, pasando por alimentos para bebé, frutas y verduras enlatadas o congeladas, carnes frías y otros. Es una reglamentación que exige que los envases de venta al público contengan pesos y volúmenes exactos, medidos en el sistema métrico decimal. 

Un par de ejemplos. Se puede vender mantequilla de cacahuate en envases de 250, 375, 500 o 750 gramos, o de 1, 1.5 o 2 kilos. Pero no sería posible vender 400 u 880 gramos. Se puede vender 750 o 1,000 gramos de miel, pero no 900. El transporte de frutas y verduras entre provincias debe hacerse en contenedores de no más de 50 kilos; excepto manzanas que pueden transportarse en contenedores de hasta 200 kilos.

¿Ridículo? No si nos atenemos a la respuesta que los agricultores, sindicatos, alcaldes y empresas procesadoras han dado a la propuesta del ministro de agricultura de eliminar toda esa reglamentación. La situación ha alineado a diversos actores en uno u otro bando: a favor o en contra de la desregulación de los envases.

Por un lado se encuentra el ministerio de agricultura, que desea facilitar las importaciones, que se enfrenta a las empresas procesadoras de alimentos y a los productores agropecuarios del país; conflicto que también se expresa como desacuerdo de varios alcaldes y gobernadores provinciales con el gobierno federal. Los inconformes señalan que la medida responde al interés de grandes empresas de los Estados Unidos que quieren expandir su mercado en Canadá.  Finalmente están los que levantan la bandera del beneficio de los consumidores, en contra de los que desean defender la producción y el empleo internos.

Heinz, una empresa productora de salsa cátsup, ha dicho que la medida es sorpresiva y obedece a presiones de las también transnacionales Campbells (productora de sopas) y Nestlé, la gran empresa mundial de alimentos, propietaria, entre otras de Gerber (alimentos para bebés). Estas últimas se han visto impedidas para vender sus productos en los empaques, en onzas, con que venden en los Estados Unidos.

Es decir que las reglas que determinan con exactitud el tamaño de los envases canadienses han operado como una barrera comercial no arancelaria a la entrada de importaciones alimentarias de las poderosas empresas de su frontera sur.

Uno de los que se oponen a la desregulación es el alcalde de Lemington, donde se ubica la procesadora de tomates Heinz, pues afirma que la libre entrada de salsa cátsup norteamericana llevará al cierre de esa empresa que es la principal fuente de empleo local. Peor aún, sin esa empresa los productores de tomate no tendrán a quien venderlo. En su opinión el cambio regulatorio destruirá su pequeña ciudad.

Los dos bandos encontrados están bien definidos. Para unos se trata de defender a los productores agropecuarios, empresas y trabajadores locales, así como el nivel de autosuficiencia alimentaria actual de su país. En su perspectiva la medida agravaría el déficit comercial alimentario del Canadá que en este momento alcanza los 6.5 mil millones de dólares anuales. Recuerdan también que desde el 2007 han cerrado 80 plantas procesadoras de alimentos canadienses con una pérdida de 13 mil puestos de trabajo industriales.

Del lado del gobierno federal se propuso un cambio regulatorio gradual, del 2013 al 2017, que daría tiempo a las empresas para ajustarse. Los opositores contestan que las empresas podrían sobrevivir redirigiendo sus inversiones fuera del país pero que los productores agropecuarios, los obreros y las comunidades no tienen esa opción.

El argumento fuerte a favor de la desregulación sería el bienestar de los consumidores canadienses. Según este, saldrían ganando al poder elegir entre una mayor variedad de presentaciones y marcas y, ahorrándose algunos centavos en cada compra. Se trata del típico argumento de las grandes empresas y los gobiernos neoliberales pues hasta el momento los consumidores del Canadá no se habían expresado.

Lo que hay en el fondo es la convicción gubernamental de que el libre comercio siempre es bueno y hay que impulsarlo pierda quien pierda, aunque sean los de casa. A final de cuentas a los perdedores se les llama ineficientes y con eso parece quedar moralmente justificada la destrucción de empleos y medios de vida.

Pero la batalla no ha terminado. De momento los opositores han obtenido el acuerdo de que los ministros de agricultura e industria tendrán reuniones con representantes de los agricultores, empresas y comunidades canadienses antes de publicar legalmente la desregulación. Su demanda central es que el gobierno realice un estudio de impacto de la medida. Eso por lo menos les daría tiempo para promover sus intereses entre los ciudadanos y evadir el factor sorpresa con el que contaban los neoliberales.

Serán los canadienses los que decidirán si desregulan o no. Es decir si continúan sacrificando a sus propias empresas, trabajadores y comunidades; llegaría en ese caso el turno de expulsar del mercado a sus productores de tomates, espárragos, miel de maple, alimentos para bebé y otros más. Tal vez no lo hagan si la población se da cuenta de a la destrucción de los pequeños sigue la de los medianos, luego la de los grandes y finalmente la de todos; hasta llegar a un Canadá de grandes monopolios y desempleo.

Finalmente habría que decir que independientemente de lo que ocurra allá, la experiencia canadiense es muy ilustrativa. Sobre todo para un nuevo gobierno mexicano que, a diferencia del que afortunadamente termina, pudiera pensar en proteger a los productores nacionales. Nos señala que incluso dentro del TLC hay márgenes de acción que, bien empleados, podrían plantear una importante diferencia a favor de nuestras gentes. 

jueves, 29 de noviembre de 2012

Por fin, el final. Después, quien sabe.


Por fin, el final. Después, quien sabe.

Jorge Faljo

Ya había escrito este artículo planteando que estamos ante un fin de sexenio feliz. Lo sería tan solo porque es el final; así, sin mayores argumentos, sin ninguna otra razón. Simplemente porque llegamos al término de un periodo aciago; doloroso, en el que durante seis años imitamos el caminar de los cangrejos en materia económica (desindustrialización y desempleo) y social (empobrecimiento e inseguridad).

Me adelantaba, en la primera versión de este artículo, al alivio de dejar de escuchar los interminables anuncios, peor que en campaña política, de los numerosos puentes construidos; del éxito en la lucha contra el crimen; de lo bien que deja al país, listo para el desarrollo. Una campaña mediática que bien resume la falsedad del sexenio.

Hasta ayer pensaba, bueno esto por fin se acabó. Pero Felipe de Jesús en su pataleo por llamar la atención nos deparó nuevas sorpresas. En primer lugar una amplia desgravación arancelaria que favorecerá las importaciones de países con los que no tenemos tratado de libre comercio. En particular China, con la que en el 2012 tendremos un déficit comercial de algo más de 40 mil millones de dólares.

Así, por decreto, sin consulta con el aparato productivo, los trabajadores o la administración entrante, el que se va decidió reducir aranceles a 480 productos; de los cuales 165 industriales y 315 agrícolas. Dado que la desgravación es unilateral el país no obtiene concesiones reciprocas equivalentes.

Esto ocurre cuando la siguiente administración habrá de negociar, en este próximo diciembre, el Acuerdo Estratégico Transpacifico de Asociación Económica. Es decir que Felipe deja sin cartas de negociación a los que llegan.

La medida traerá en lo inmediato una baja inflacionaria debido a la combinación de baja de aranceles y peso caro (es decir, dólar barato), con lo cual se deja asentada la impresión, desde la perspectiva de los consumidores, de que este sexenio termina bien.

No obstante desde el medio empresarial y académico se señala que dada la baja competitividad del grueso de la industria nacional, el incremento de la entrada de importaciones abaratadas resultará bastante dañino a la mayoría de las empresas. Es decir a las medianas y pequeñas que destacan en la generación de empleo. Una aportación más del empecinamiento neoliberal al proceso de desindustrialización y desempleo que ha caracterizado a los doce años de gobierno panista.

Algunas empresas se beneficiarán. Sobre todo las grandes que podrán utilizar insumos intermedios importados. ¿Traducirán estas empresas sus menores costos a los consumidores? Lo dudo.

Un segundo anuncio de importancia es el del hallazgo de otro superyacimiento petrolero en Tabasco. El mayor de los últimos diez años en tierra firme. Felipe de Jesús aclaró que todavía hay que hacer otras perforaciones para ver hasta donde llega el yacimiento; pero de momento adelantó la buena noticia.

Es curioso observar cómo en los últimos días del régimen se descubre tanto petróleo. Uno podría pensar que tiene que ver con otras noticias financieras que constituyen focos rojos.

Por un lado resulta que este año la inversión mexicana en el exterior superó por vez primera la entrada de inversión extranjera directa en México. Entre enero y septiembre salieron 16,374 millones de dólares -md-, 64 por ciento más que lo reportado el año anterior. Otros 7,278 md salieron como transferencias bancarias de particulares y en el renglón e errores y omisiones se reporta una salida de 12 mil md por canales no financieros.

Además las empresas extranjeras establecidas en México enviaron a sus matrices 4,160 md entre enero y septiembre, el monto más elevado para un periodo similar desde 1995. Algo más del doble que el año anterior. Finalmente está la venta, algunas en proceso todavía, de grandes empresas mexicanas (cervecería Modelo, Comex, Multipack, lácteos Santa Clara).

Todo apunta a la preferencia del capital mexicano y transnacional por invertir en el exterior; lo que deja la pregonada fortaleza financiera del país en manos de las, esas si importantes, entradas de capital financiero volátil. Y (corrección de último minuto) a un día de terminar el contrato anterior, se ha concretado la renovación de la línea de crédito flexible con el Fondo Monetario Internacional; componente fundamental del “blindaje financiero”. Lo que hasta este momento tenía a muchos en ascuas. 

En este contexto de señales inquietantes nada más oportuno, para un buen final del régimen, que anunciar al mundo el descubrimiento de grandes reservas petroleras que refuercen el atractivo del país para la inversión especulativa. De esta manera se concreta la transmisión de la papa caliente que la nueva administración parece estar dispuesta a recibir sin reservas. 

------
Nota: si el artículo te parece bueno recomiendalo oprimiendo G+1, aquí abajito. 

jueves, 22 de noviembre de 2012


Europa contra la austeridad: caminos alternativos.

Jorge Faljo

Desespera observar cómo se hunde la población de Europa en una crisis interminable. Un camino de sufrimiento creciente salpicado de las declaraciones optimistas y huecas de sus líderes políticos. Meras maniobras dilatorias mientras aprietan las tuercas. Por otra parte crece el número de los que se radicalizan; es decir que quieren ir a la raíz del asunto.

El pasado miércoles 14 de noviembre millones de personas llevaron a cabo una jornada contra la austeridad en Europa.  España, Grecia, Italia y Portugal destacaron por la salida a la calle de manifestantes en gran número de sus ciudades, por la paralización del transporte, incluyendo centenares de vuelos, por el número de arrestados y por la violencia de los enfrentamientos. En otros países del continente también se llevaron a cabo centenares de medianos y pequeños actos de repudio a la austeridad, aunque sin la participación y el impacto de los primeros.

Este año la economía de Europa disminuyó en un 0.4 por ciento y el que será de casi estancamiento. Hay ya 25 millones de desempleados en el continente; y serán más. Pero la recesión no es pareja. La economía de Portugal cayó en un 12 por ciento; Grecia y España tienen desempleados a la cuarta parte de sus trabajadores y a más de la mitad de sus jóvenes. En Alemania el desempleo juvenil es del 8 por ciento.

El impacto desequilibrado no solo es internacional, sino dentro de cada país. Una recesión de “solo” un 0.4 por ciento no debe entenderse como una situación relativamente estática. Quiebra un gran número de empresas, mientras que otras pocas crecen y ocupan los espacios de mercado que las primeras abandonan. Quiebran las que generan más empleos y crecen las más ahorrativas en empleo, energía y uso de materias primas.

Mientras el segmento privilegiado se expande crece su poder y sus capacidades de negociación con los gobiernos y los trabajadores y puede obtener un tratamiento fiscal de privilegio y presionar más a sus trabajadores.

Mientras los menos competitivos quiebran, los de muy alta productividad despiden trabajadores o exigen, para conservarlos, disminuciones salariales, más horas de trabajo a la semana, menos pago por horas extras, más jornadas al año y reducciones de impuestos.

La semana pasada la empresa de automóviles Renault renegociaba el contrato de trabajo con su sindicato francés señalando que ya no le convenía debido a que en España podía pagar bastante menos. A los trabajadores españoles las empresas les recuerdan que ganan mucho más que los rumanos. Pero estos últimos tienen como ejemplo a seguir a los de Marruecos… y así, hasta el fondo del barril.

El caso es que en Europa se configura una clase de trabajadores industriales con la mayor productividad del mundo e ingresos cada vez más parecidos a los de países del tercer mundo. Para competir cada empresa debe exprimir más a sus trabajadores y pagar menos contribuciones al estado. Lo cual está secando el mercado, disminuyendo la demanda y llevando a la quiebra colectiva a las empresas periféricas; las que con mayor empleo generaban más demanda en el mercado.

Resulta muy claro que el interés de la empresa individual se enfrenta al interés de la colectividad. Solo pagando más salarios y más impuestos será posible que haya demanda suficiente para crecer y generar empleos.

Pocos días antes de las manifestaciones del 14 el Fondo Monetario Internacional advirtió que la austeridad se encontraba en serio riesgo de convertirse en política y socialmente insostenible, además de que amenazaba con crear otra ronda de recesiones alrededor del planeta y de impedir que los países pudieran pagar sus deudas públicas.

¿Puede la movilización social cambiar el rumbo de Europa? De momento la respuesta tiene que ser negativa. Los europeos cedieron demasiado y se encuentran demasiado lejos de la posibilidad de decidir en serio sobre sus propias políticas; es decir las que realmente cuentan.

Mientras ganaban en apariencias democráticas se les daba gato por liebre y en realidad se les escamoteaba, mediante acuerdos cupulares y tratados internacionales, su derecho a decidir sobre lo esencial: el mercado de mercancías y el mercado de dinero.

Españoles, portugueses, griegos o franceses no tienen derecho a exigirle a Alemania un intercambio equilibrado imponiendo cuotas y/o aranceles a las importaciones de su producción. Tan arraigada esta la mentalidad neocolonial que ni les pasa por la mente. Tendrían que recordar la campaña de Gandhi para que la India recuperara el derecho a producir sal o a protegerse de las importaciones de textiles ingleses que destruían su propia producción.

En cuanto al mercado de dinero están peor. Abandonaron sus propias monedas, perdieron sus bancos centrales y al de Europa lo dejaron en manos de financieros, sin representación de la industria, la agricultura ni los trabajadores. Es un banco que no le rinde cuentas al poder político.

Por mi parte creo que manifestarse contra la austeridad es demasiado abstracto. Hay que proponer políticas orientadas a construir control social en el mercado de mercancías y en el mercado de dinero desafiando a los poderes y leyes actuales.

Para empezar Grecia, Portugal y España deben establecer altos aranceles a las importaciones alemanas hasta conseguir un superávit que les permita primero no endeudarse y luego empezar a pagar a los banqueros alemanes.

Lo segundo es que desde sus gobiernos regionales y municipales deben poner en circulación medios de pago locales que sean complementarios del uso del euro para transacciones. Puede servirles de mucho revisar la experiencia argentina para mejorarla.

Con estos instrumentos las periferias podrían construir alternativas de producción y consumo empleando los recursos de que disponen en lugar de aceptar destruirlos. Serían bases para renegociar con Alemania una solución siguiendo la propuesta de Soros (ver artículo correspondiente en mi blog).

El camino será difícil y necesariamente innovador; pero no podrá ser peor de lo que las actuales tendencias le deparan a los europeos.
------
Si te parecen bien mis artículos sigueme en mi blog, en facebook y/o en twitter (Jorge Faljor).

martes, 20 de noviembre de 2012

El Gran Empresariado Abandona el Barco


El Gran Empresariado Abandona el Barco

Jorge Faljo

Otro sexenio de empobrecimiento y horror llega a su fin sin que, lamentablemente, existan señales de corrección del rumbo.

Si bien en  otras circunstancias, en este caso de gran privilegio, pareciera que el empresariado productivo de México ha decidido seguir la pista de los millones de mexicanos a los que el modelo económico obligó a emigrar.

A escasos días del fin de esta administración se ha anunciado la venta de la empresa Comex, mexicana, a la norteamericana Sherwin Williams. La primera es una empresa muy conocida por sus tres mil 300 puntos de venta en todo el territorio nacional. Es la empresa líder en fabricación y venta, en su propia red de distribución, de pinturas, texturas, impermeabilizantes, recubrimientos industriales, tratamientos para madera y todo tipo de accesorios. Posición que se originó en sus capacidades de innovación tecnológica industrial.

Faltan algunos trámites administrativos ante las autoridades mexicanas, pero se da por hecho su adquisición por la empresa norteamericana en 2,340 millones de dólares (md) más solventar sus deudas. Otras transacciones similares fueron la venta de la cervecera modelo (fabricante de las marcas Corona, Negra Modelo, Victoria y Pacífico), la participación de la Comercial Mexicana en Costco por 980 millones y la de la lechera Santa Clara por 200 millones, también dólares en ambos casos.

Sumadas a otras transacciones menos sobresalientes las ventas de empresas mexicanas al extranjero ascendieron a 30 mil md. Un cierre con broche de oro para dos sexenios caracterizados por la promoción de estas ventas desde la secretaría de economía. En doce años la inversión extranjera directa –IED-, fue de 267 mil md; esta venta de patrimonio explica que el país cuente con reservas internacionales de 162 mil md.

En 2010 y 2011 la inversión extranjera directa en México sumó 39.6 mil md dentro de un total de 91.3 mil md en los que la diferencia fueron capitales financieros volátiles. De estos algo más de la mitad, 49.3 mil md ingresaron a las reservas internacionales como garantía de que cuando estos capitales deseen repatriarse el Banco de México contará con dólares para vendérselos al mejor precio posible. 

Para el capital extranjero el momento es muy propicio. Los Estados Unidos y Europa están generando grandes volúmenes de liquidez (antes se le llamaba imprimir dinero) con el objetivo de bajar las tasas de interés y reactivar el consumo y la inversión. En algunos países, como Alemania, Francia y China, los inversionistas pagan porque se les cuide el dinero. Operan a tasas de interés negativas porque los capitales están desesperados buscando inversiones seguras y evadiendo el riesgo. Así que fondos y grandes empresas de reconocida solvencia tienen una buena oportunidad de endeudarse a tasas muy baratas, cercanas a cero, y lanzarse a la conquista del tercer mundo sea con inversión financiera o compra de patrimonio productivo.

Aquí el gran empresariado productivo mexicano ha decidido aprovechar la circunstancia y emigrar de la esfera productiva hacia la especulación financiera. Internamente la situación es particularmente favorable; nos encontramos en pleno auge de dos burbujas que parecen haber llegado a su máximo de expansión: una ha inflado la bolsa de valores e incide en un alto valor de todas las grandes empresas (incluyendo la Comex, aunque no cotice); la segunda ha fortalecido al peso mucho más allá de la productividad y competitividad del país, gracias a la venta patrimonial. Es decir que no puede haber mejor momento para vender.

Soy un convencido de la sagacidad del gran capital mexicano, que en el pasado encabezó las estampídas financiera y que ahora, al convertirse de productivo a financiero, se coloca a solo un par de teclazos de computadora para emigrar al exterior. 

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Hacia un Nuevo Modelo Económico… en China


Hacia un Nuevo Modelo Económico… en China
Jorge Faljo

El 8 de noviembre inició el 18 Congreso del Partido Comunista Chino; un proceso donde habrán de dimitir, por razones de edad, siete de los nueve miembros del “Politburó”, el poderoso núcleo del Comité Central del partido. Eso incluye a los más altos dirigentes y equivaldría, en otros países a un cambio de presidente, vicepresidente y ministros.

Tal cambio reviste importancia mundial. China es el país más poblado del planeta con 1,330 millones de habitantes; el 19 por ciento de la humanidad. Es también la segunda potencia económica pero con un ritmo de crecimiento superior al de cualquier otro país; lo que lleva a muchos a pensar que llegará a desplazar a los Estados Unidos. Ocupa el primer lugar como país exportador y tiene la mayor acumulación de reservas internacionales. Unos 3.29 billones (millones de millones) producto de sus exportaciones (y no de deuda, o de rematar al país).

China cambia de gobierno, pero no a la manera norteamericana, mexicana o cualquier otra conocida. Al Congreso del partido gobernante acuden miles de delegados de todo el país pero las decisiones centrales, concretamente la selección de los nuevos líderes que gobernarán el país. Se sabe que lo decide la muy pequeña cúpula de los ancianos revolucionarios que aún sobreviven, o sus descendientes. Pero más allá de eso todos los procedimientos son altamente secretos.

Así que dejemos de lado su política y abordemos el asunto de su economía.
Al inaugurar este importante Congreso político el máximo dirigente chino anunció que China debe recalibrar su modelo de crecimiento basado en las exportaciones y la inversión productiva. Señaló que en respuesta a los cambios dentro del país e internacionales deben crear un nuevo modelo de crecimiento. Hay que señalar que ya otros dirigentes habían convocado a un cambio basado en el incremento del consumo interno. Un mensaje central fue que en los próximos diez años se duplicarían los ingresos reales de la población.

Los chinos son pragmáticos; en el último año se ha reducido su ritmo de crecimiento, usualmente cercano al 10 por ciento, a algo más del 7 por ciento anual. Eso se debe sobre todo a la disminución de sus exportaciones originada en la recesión en Europa y Japón y el bajo crecimiento norteamericano. Todo parece indicar que ese problema se va a agravar; Europa se hunde cada vez más y Estados Unidos se encuentra al borde de la recesión.

Así que si se dificultan las exportaciones y quieren seguir creciendo han decidido aumentar el ritmo de mejora del nivel de vida de su población. No que no lo hayan hecho antes. China sufrió unos treinta millones de muertos de hambre, literalmente, en los años sesenta. Ha evolucionado desde la pobreza más extrema y ha logrado sacar a su población de ese abismo aprovechando la globalización del planeta de manera inteligente y descarada. Para enojo de muchos otros países que se quejan de sus exportaciones sin reciprocidad; porque China exporta mucho más de lo que importa. Acumula enormes superávits en dólares y los presta a otros países, sobre todo los Estados Unidos, para que le compren más.

Pero, repito, la crisis mundial la obliga a cambiar y a procurar la elevación de la demanda interna. Reorientar su parte de su capacidad exportadora al consumo de su población requiere cambios substanciales. Los chinos son muy ahorrativos; casi el 40 por ciento de su ingreso no se lo gastan. Dos factores están en juego; uno es la memoria de la pasada pobreza; así que ahorran por miedo a lo que pueda ocurrir en el futuro. Lo segundo es la política de un solo hijo que los hace temer que en su vejez no cuenten con ayuda.

Así que conseguir que su población gaste más requiere dos cosas; una es incrementar aún más rápido los salarios reales. Lo segundo es crear seguridad desde el aparato público mediante un esquema de retiro y pagos a la vejez que les asegure que no caerán en la pobreza y, además, con un sistema de salud que les brinde buena atención en casos de enfermedad. Si la seguridad depende mayormente del estado y no de los hijos y los ahorros personales seguramente gastarán más.

Muchos consideran que se trata de buenas noticias. Los chinos exportarán menos (aunque seguirán haciéndolo todo lo posible) y comprarán más al resto del planeta; lo que posiblemente elevará los precios de las materias primas y alimentos. Tampoco son tan buenas porque su pragmatismo los lleva a comprar materias primas pero evitan importar productos elaborados pues prefieren crear empleo dentro de su país. Por otro lado están comprando tierras, minas y fuentes de materias primas en todo el planeta para, esencialmente comprar a sus propias empresas.

China se prepara a dar otro gran salto al dominio económico mundial en este caso sustentado en el mayor consumo y bienestar de su población.

¿Qué tienen ellos que nosotros no? No son más trabajadores, ni más listos, ni tenían hasta hace poco mejor tecnología. Lo que han hecho es que han decidido producir con todas sus capacidades. No solo con tecnologías de punta. Cierto que ahora tienen tecnologías de punta, pero no arrojan por la borda, no inutilizan los recursos productivos, tecnológicos, naturales o humanos que no son de punta. Producen con todo. Y ese simple “secreto” los ha llevado muy arriba.

Aquí una nueva fábrica con tecnología de punta lo que hace es desplazar a docenas, tal vez centenares de pequeños y medianos productores, porque el mercado no crece, no suben los salarios y abaratamos el dólar para importar hasta maíz. Así no saldremos de pobres. Habría que aprender de los chinos. 

viernes, 9 de noviembre de 2012

Elecciones Norteamericanas: de Fotografía


Elecciones Norteamericanas: de Fotografía

Jorge Faljo

En una de las elecciones más caras y reñidas de su historia Obama logró la reelección. Obtuvo el 50.4 por ciento de los votos contra el 48.1 por ciento del contrincante Romney.  Dado el peculiar sistema electoral norteamericano, donde todos los votos de un estado son para el ganador, su victoria en el Colegio Electoral parece alta: el presidente demócrata 332 votos y el republicano 206. Sin embargo el hecho es que en varios estados el final fue de película y el triunfo se obtuvo por márgenes muy pequeños.

Destacan como estados republicanos los del centro del país, rurales y más cercanos al fundamentalismo evangélico; como demócratas los estados más industrializados, populosos, económicamente más fuertes y de mayor diversidad étnica y cultural.

Un resultado electoral tan reñido hace destacar detalles que resultaron, a final de cuentas, decisivos y que en este caso, obligan a reconsiderar el panorama de las fuerzas políticas.

Obama no habría logrado el triunfo sin los siguientes tres puntos a su favor. El rescate de la industria del automóvil que le dio el voto de los trabajadores de la manufactura del noreste del país y lo coloca como campeón de la defensa de la industria norteamericana. Sin esos votos habría perdido Ohio y las elecciones. Romney en cambio se opuso a ese rescate y su imagen se asocia al despido de trabajadores y la exportación de empleos.

La amnistía a los estudiantes extranjeros para que pudieran permanecer en el país y continuar sus estudios favoreció sobre todo a hijos de migrantes mexicanos que llegaron desde pequeños a los Estados Unidos. Aunque Obama no cumplió su promesa de una reforma migratoria esta medida le bastó para que el 70 por ciento del voto “hispano” lo favoreciera. En varios estados destacó el activismo de esos estudiantes para convencer a otros latinos de votar en su favor. Sin ellos habría perdido Florida y tal vez otros estados. Romney cometió el error de menospreciar este sector.

El huracán Sandy le permitió a Obama mostrar dotes de estadista. Además resaltó la necesidad de una sociedad solidaria, dispuesta a la ayuda social y preocupada por el medio ambiente. Romney en cambio se había opuesto al fondo de ayudas de emergencia, había despreciado a los que se consideran con derechos a obtener ayudas inmerecidas y se asocia políticamente a grupos radicales que no creen en el cambio climático y en la necesidad de hacer algo al respecto.

Romney se asoció de manera indisoluble a un sector ultraderechista y obstinado que asustó a muchos votantes moderados o indecisos. Dos importantes candidatos republicanos se manifestaron en contra del aborto incluso en caso de violación y mostraron una gran ignorancia al decir, uno de ellos, que el embarazo no ocurría si la violación era “legitima” y la mujer no lo deseaba. El otro atribuyó el embarazo en esos casos a un deseo divino. Ambos perdieron y Romney perdió muchos votos femeninos.

La población que menos votos le dio a Obama fueron los hombres adultos blancos educados. Es decir el sector históricamente más poderoso en lo económico y político de la población. A cambio de ellos el presidente conquistó el voto latino, negro, femenino y el de los blancos menos educados. Con ellos llegó un nuevo equilibrio de fuerzas políticas que no podrá ser ignorado en adelante.

El resultado político no es contundente. Deja a los Estados Unidos en la misma trabazón política previa. Los demócratas controlan el senado y los republicanos la cámara de representantes; sin mayorías decisivas en ningún caso.

Lo más importante es que casi de inmediato la clase política norteamericana deberá enfrentar decisiones de enormes consecuencias. Estados Unidos tiene un elevado déficit fiscal que no ha podido ser controlado por las fuertes diferencias de enfoque entre demócratas y republicanos. Los primeros básicamente desean elevar los impuestos de los más ricos y preservar los derechos a la salud de la población de la tercera edad y otros gastos sociales. Los republicanos exigen la disminución del déficit sin elevar los impuestos; centrando la solución en la disminución del gasto social.

A falta de acuerdos dentro de dos meses entrarán en vigor medidas automáticas de disminución del déficit que implican una elevación generalizada de impuestos por alrededor de 500 mil millones de dólares. Formalmente se trata de la expiración de docenas de exenciones fiscales, buena parte de ellas favorables a los más ricos del país. También entran en operación recortes automáticos de gastos militares y de otras agencias del gobierno.

Todo el planeta y los Estados Unidos temen que las medidas automáticas, que disminuirían de manera importante el gasto de los consumidores y el del gobierno, arrojarían al país a una recesión (lo que afectaría de fuerte manera  las exportaciones y el empleo en México).

Tanto demócratas como republicanos han pintado su raya. Aunque Obama ganó la presidencia, los republicanos sostienen que tienen un mandato renovado de los votantes para no permitir la elevación de impuestos, ni siquiera los de los más ricos. Los demócratas afirman tener el compromiso de defender el derecho a la salud de la población de la tercera edad y otros gastos sociales.

No obstante, la mayor parte de los analistas políticos consideran que los demócratas llevan la de ganar porque les sería más fácil sobrellevar el costo político de no llegar a un acuerdo. Al entrar en vigor el alza general de impuestos el presidente podría enviar una propuesta al congreso para reducir los impuestos de la clase media, sin incluir a los más ricos, y eso colocaría en un problema a los republicanos. Si se atreven a oponerse por qué no se favorece a los más ricos podrían sufrir serías consecuencias políticas.

El hecho es que el partido republicano ha quedado endeble y enfrenta decisiones internas difíciles. Uno de sus sectores sigue sin estar dispuesto a la negociación; otro de ellos considera que perdieron por haberse hecho demasiado a la derecha y por falta de flexibilidad negociadora. Esto crea fuerzas internas tendientes a incrementar la distancia entre su “tea party” (partido anti impuestos) y los republicanos moderados.

Más allá del conflicto económico central otros resultados electorales, derivados de varios referendos y de las preferencias por ciertos candidatos, dan señales de la creciente liberalización de la población en aspectos de fuerte significación cultural. El voto femenino se mostró negativo a la propuesta de volver a criminalizar el aborto y en tres estados por vez primera se legalizó el matrimonio homosexual por voto popular.

Sin embargo uno de los cambios más significativos, destinado a hacer historia y que empieza a causar impacto mundial, aún pasa inadvertido para muchos. Se trata de que por primera vez en dos estados norteamericanos se legalizó plenamente el uso recreativo, es decir por diversión, de la mariguana. Ya se había aprobado su uso médico en varios estados, pero siempre bajo pretextos de salud, con receta y controlado. Ahora los ciudadanos de Colorado y de Washington decidieron por mayoría que su uso es plenamente legal.

Este es un paso mayor en la clara tendencia de la población norteamericana a aceptar su uso, sin más restricciones que las del alcohol. Diversos analistas consideran que los dos estados se están apuntando como proveedores internos de los consumidores norteamericanos, con importantes ganancias económicas, en empleo e impuestos. Lo cierto es que de momento esta decisión entra en conflicto con las leyes federales y todavía no es claro cómo se van a conciliar las dos posiciones en lo inmediato. Se conciliarán en los próximos años cuando, según se prevé los ciudadanos de otros estados vayan imponiendo su legalización.

En suma, los Estados Unidos por una parte parecen atascados en torno a la discusión sobre el rumbo de salida a la crisis económica y social que todavía arrastran. No obstante se puede tener cierto optimismo de que llegarán a resolver el empate optando por la defensa de su aparato productivo y empleo, la equidad económica y la solidaridad social.

Por otra parte las elecciones revelan una sociedad cambiante, más diversificada y tolerante, en la que grupos marginados, como los latinos, incrementan su poder político y la población se aleja de los dogmas puritanos. Parecen decir que este no tiene que ser un valle de lágrimas. Bien por ellos!

domingo, 4 de noviembre de 2012

Participación comunitaria en la soberanía y la seguridad alimentarias

Lo que sigue es una carta abierta de la Coordinadora de Consejos de Abasto Rural. La he colocado aquí porque es un tema de gran importancia y sigue vigente. He tenido que colocarla en cuatro fotos a pedazos. No quedó perfecta pero creo que es legible y se preserva el mensaje. JF