Faljoritmo
Jorge Faljo
España fue sacudida por los resultados de sus elecciones municipales y regionales locales del pasado domingo 24 de mayo. El Partido Popular –PP-, que gobierna al país, siguió siendo el más votado. Obtuvo el 27 por ciento de los representantes en los consejos municipales y de las comunidades autonómicas. Sin embargo esta cifra es 10 por ciento menor a sus resultados del 2011. El Partido Socialista Obrero Español –PSOE-, anteriormente en el poder, consiguió el 25 por ciento de representantes pero también con pérdida; tres por ciento menos votos que hace cuatro años.
Lo notable fue el gran avance de los partidos que están en contra de las políticas de austeridad que han sumido al país en el desempleo y la pobreza. El cambio en los porcentajes de votación altera fuertemente la configuración política de los gobiernos municipales y regionales de toda España.
En España primero se eligen concejales para los gobiernos municipales y regionales y luego estos votan por un alcalde o gobernador. Al perder el PP la mayoría absoluta se abre la puerta a las alianzas entre los otros partidos para elegir a gobernantes de oposición.
Lo que más le duele al gobierno es que las dos principales ciudades de España, Barcelona y Madrid, serán gobernadas por candidatas de izquierda. Ada Colau fue la candidata más votada en Barcelona pero tendrá que hacer acuerdos con otros partidos locales para llegar a la alcaldía. Su historial es de activista en el movimiento de los indignados y en la lucha por el derecho a la vivienda.
En Madrid, la capital, sorprendió Manuela Carmena, candidata de izquierda de 71 años de edad al ganar 20 concejales. Esperanza Aguirre la candidata del gobierno consiguió uno más pero sus escándalos de corrupción le impiden hacer alianzas. En cambio Carmena tendrá mayoría haciendo alianza con el PSOE.
El PP perdió muchos votos y gobernaturas; el PSOE, aunque redujo su votación saldrá ganando en gobiernos efectivos. Lo que ocurre es que en seis importantes comunidades (Aragón, Baleares, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Extremadura) y en numerosos municipios, la alianza con el partido Podemos le dará el triunfo efectivo. La pérdida neta es para el Partido Popular.
Estas elecciones cambian el mapa político español. Debido a la importante autonomía de las regiones de España los partidos de izquierda podrán administrar el gasto en educación y salud y ejercer nuevas estrategias de política social. Tienen la oportunidad de demostrar su capacidad administrativa y consolidar su acercamiento a la población.
El partido Podemos se configuró apenas en el 2014. Es una coalición de indignados por el empobrecimiento, el desempleo, la corrupción, el neoliberalismo y sus políticas de austeridad. Su triunfo es impresionante sobre todo por dos razones. Una es el apoyo que ha logrado en muy poco tiempo; la segunda es que lo hizo prácticamente sin recursos; con más imaginación que dinero, con poca presencia en los medios y con campañas mediáticas en contra. Tuvo la habilidad para aprovechar las redes sociales y para encausar el entusiasmo y la alegría de sus integrantes.
En buena medida el voto de los españoles es contra la corrupción y la impunidad. Pero va más allá; con Podemos vuelve a tomar relevancia la democracia como forma de convivencia social, en lugar de la inhumanidad y empobrecimiento impuestos por un gobierno que solo atiende al interés financiero de los poderosos.
El movimiento de los indignados logró convertirse en partido y este triunfo le abre la posibilidad de llegar a la presidencia del gobierno español. Eso sería en las próximas elecciones generales de fin de noviembre de 2015.
De no conseguirlo sería por lo menos ser decisivo para que el PP pierda el poder y regrese a gobernar un PSOE que tendría necesidad del apoyo de Podemos y al que tendría que hacerle concesiones. Cualquiera de los dos resultados cambiaría la esencia del gobierno español y fortalecería el combate a la austeridad entendida como desempleo y no producción.
Si algo debemos aprender nosotros es que es posible construir a partir de casi nada y enfrentar a los responsables del desastre en que vivimos.
Así que el próximo domingo acuda sin falta a las urnas, tome las papeletas y vote por los candidatos cuyo discurso inteligente le convenza. Si, como es probable piensa que este fue un sarcasmo, entonces vote por el menos peor. O, si cree que todos son de la misma calaña, váyase a fondo e invalide las papeletas. Todas estas son formas de mandar un mensaje. Lo que no se vale es no moverse.
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